David Roberts, en una imagen de 1844. ARCHIVO

David Roberts, el romántico que se enamoró de Andalucía

El pintor escocés regresa a Jaén a la Fundación Caja Rural, que acaba de incluir uno de sus cuadros en la colección

Jueves, 15 de febrero 2018

Durante un año recorrió España. Aquí vislumbró la antigua gloria del país, el esplendor del pasado musulmán. También ese pueblo, el español, dado al drama, de una pobreza infinita en la época, entregado a toreros y escritores, políticos y generales con espadones siempre atentos al golpe. Aquel país quedó en su retina y, de ahí, al lienzo. Los de David Roberts, el romántico que se enamoró de Andalucía.

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David Roberts nació en Edimburgo en 1796. Sorprendentemente su primer acercamiento a la pintura no fue, como era habitual, a través de la academia. Aprendiz de brocha gorda, la suya fue una carrera corrida gracias al talento natural y a una insana curiosidad. Su nervio artístico lo empujó primero al teatro, donde destacó como escenógrafo en el Londres rampante de comienzos del XIX. Allí se introdujo en círculos artísticos y estuvo bajo la influencia de Clarkson Stanfield, con quien realizó dioramas y panoramas para el Teatro de Drury Lane.

Si sus inicios fueron antiacadémicos, su trayectoria posterior sí estuvo vinculada a la institución. En 1826 expuso por primera vez en la Royal Academy de Londres. Aquella muestra, en la que mostró su dote y una técnica arrolladora, le hizo un nombre en la sociedad británica de la época. Pero Roberts ansiaba más. Pronto puso sus miras fuera del país. La curiosidad le llevó a viajar por el resto de Europa durante la década siguiente.

Recorrió Andalucía entre 1832 y 1833, acercándose a ciudades como Sevilla, Jaén, Granada o Córdoba. Aquellos paisajes exóticos para él le inspiraron una serie de trabajos que le dieron fama mundial y que trasladaron una imagen singular del país, sumido entonces en distintos conflictos políticos que acabarían fraguando poco después en la primera de las guerras carlistas.

Aquella España romántica, algo atrasada y primitiva para él, pero original y fiel al pasado oriental está en cuadros que ahora guarda el Museo del Prado como 'Torre del oro', en la que retrata las afueras de la capital hispalense, o 'El castillo de Alcalá de Guadaíra', que muestra el paisaje del municipio sevillano. A Jaén llega ahora otro trabajo que hace un guiño a la provincia como es 'Plaza del mercado'. El dibujo, un esbozo en el que se comprueba la enorme capacidad para captar los escenarios, se erigirá como una de las piezas más importantes de la colección de la Fundación Caja Rural de Jaén.

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Su vida posterior fue dada a la aventura. El académico hizo viajes a Egipto o Nubia, lugares de los que su pincel creó imágenes que aún perviven en la conciencia de la sociedad. Y, sin embargo, murió subestimado, considerado un romántico pasado de época. El éxito, tan temporal, le persigue ahora de nuevo como él persiguió aquellos mundos -los de Egipto o España- en sus cuadros.

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