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José Antonio Muñoz
Granada
Jueves, 8 de octubre 2020, 01:52
La soprano granadina Mariola Cantarero (1978) es una de las voces más refinadas del panorama lírico español. Tras haber pisado la práctica totalidad de los ... grandes escenarios de ópera del mundo, ha vuelto a tener su base de operaciones en Granada, por comodidad afectiva. De hecho, está feliz en su tierra. Mañana interpretará junto al pianista motrileño Juan Carlos Garvayo un programa arriesgado donde mezcla lied, chanson, canción italiana y copla. El espectáculo, que se estrena en Granada, se llama 'Les chemins de l'amour' ('Los caminos del amor').
–Es usted aún muy joven, pero lleva toda la vida en el escenario.
–Sí, ya son más de dos décadas de carrera profesional, y tres si contamos desde mi primera actuación en público. Pero lo más importante es que sigo teniendo la mente inquieta y muy despierta, y tengo muchas ganas de hacer cosas.
–Como ser jurado de un concurso en Canal Sur, 'Tierra de talento'.
–Sí... (risas) ¡Me lo estoy pasando como los indios! Trabajar con Manu Sánchez es un placer; es un ser humano muy especial.
–También ha aprovechado para terminar su carrera de Canto en el Real Conservatorio Victoria Eugenia.
–Así es, porque tuve que interrumpir mis estudios al comenzar mi carrera internacional,
–¿Cómo se ha sentido volviendo a las aulas?
–Ha sido una sensación muy particular. Compartía clases con chicos muy jóvenes que se preguntaban qué hacía yo allí. Alguno, de hecho, ha sido alumno mío. Pero al final me ha servido para regularizar mi situación académica, ya que obtener el título es obviamente imprescindible si algún día quiero ser catedrática en un conservatorio público, como este de Granada.
–Ha vuelto usted con mucha fuerza tras la fase álgida de la pandemia.
–Este último mes ha sido de locura, sí. Gracias a Dios. Participé en el Festival Milnoff cantando canciones del compositor Juan Cruz Guevara, que es profesor en el conservatorio, dentro del espectáculo del Habichuela. También estuve cantando en el Festival Internacional de Música y Danza de Úbeda, en un concierto que se ha reubicado, ya que estaba previsto en mayo. Después he participado en el Festival de Málaga, en un concierto con mi compañero en 'Tierra de Talento' Jesús Reina. Y finalmente me puse a preparar este concierto, que es muy especial. Me gusta meterme en aventuras. Tengo ganas de abrir mis horizontes y disfrutar de lo sembrado.
–Ahora está en Granada, y muy feliz, según afirma. ¿Cuál es su horizonte inmediato?
–Ver crecer a mi hijo. Tiene cuatro años, está en una edad en que me lo comería. No quiero pasar por donde han pasado muchos compañeros míos: los viajes, las ausencias continuas... Quiero disfrutar de mi familia. Además, a mis compañeras que han sido madres se les ha hecho muy cuesta arriba compaginar su carrera con la maternidad y el cuidado de los hijos.
–¿Qué hay detrás del glamour de la ópera?
–Larguísimos ensayos en ciudades como Ámsterdam o Venecia, que para ir de visita cuatro o cinco días están muy bien, pero cuando hay que vivir en ellas un mes, pierden parte de su encanto. El Concertgebouw o La Fenice son teatros maravillosos, pero cuando pasas un mes de ensayos y luego haces ocho o diez funciones, la verdad es que lo que quieres es volver a casa cuanto antes. Por eso decidí, en cierta medida, dar un giro importante a mi vida.
–En este nuevo giro, su faceta como docente ha cobrado un protagonismo importante.
–Así es. Sigo haciendo los cursos anuales Mariola Cantarero en verano y sigo recibiendo alumnos de muchos lugares de España; incluso tengo uno de La Coruña y hay una chica de California que viene todos los años a mis cursos. He comprobado además que en Granada hay mucho talento lírico, muchos jóvenes de los que pronto vamos a oír hablar, como Celia Roberts. Como digo siempre a mis alumnos, vengo del futuro, sé lo que va a ocurrir, y en función de esa realidad, trato de ofrecerles no solo ayuda técnica, sino humana, para enfrentarse a las complejas situaciones con las que a veces hay que lidiar. De todas formas, en este sentido, estoy con el maestro Curro Romero, y trato de tener poquito y bueno, y dar a mis alumnos tiempo de calidad, porque no tengo mucho.
–¿Cómo ha sido el encuentro con Juan Carlos Garvayo?
–Increíble. Obviamente, conocía su maestría como artista, pero he descubierto una persona con una pasión increíble, amante de géneros como la copla y el flamenco. Y juntos hemos creado un espectáculo que es muy complicado, que empieza con lied, continúa con canciones francesas e italianas y tiene una segunda parte dedicada por completo a la copla, un género que nunca había cantado con esta intensidad.
–Granada tiene por delante muchos retos culturales. ¿Cómo ve el futuro inmediato en este terreno?
–Granada merece que todos trabajemos por ella. De hecho, este concierto es un regalo para la ciudad en esta época tan difícil. Pienso que es necesario que nos tomemos nuestro papel de ciudad cultural en serio, y no despreciemos la posibilidad de ser Capital Cultural. No tenemos tiempo que perder si queremos subirnos al tren del futuro.
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