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Jorge Fernández Bustos
Jueves, 14 de octubre 2021, 00:51
Hace cuatro años, Gabriel Vivancos Lirola, El Lirola, llegó de Barcelona a Granada buscando el calorcito del flamenco y aquí se instaló llevando su rumba fresca por nuestras calles y plazas. Desde pequeño, con cinco o seis años, entonaba por Huelva delante de su abuela ... sin saber que eran fandangos. Desde entonces no ha dejado de acercarse al flamenco y de acompañarse él mismo a la guitarra, no solo por la fiesta, también se atreve con la soleá, los tientos o las alegrías.
–¿Cómo comenzó en el flamenco?
–Desde niño me ha gustado cantar diferentes géneros musicales. Todo empezó con los Chichos. A los 15 años llegó a mis oídos la voz del Jero y, con sus letras desgarradoras, me atrapó. De ahí me empecé apasionar por la rumba y tardé poco en descubrir a Camarón quién con solo un quejío ya lo decía todo. Ahí empecé a interesarme por el flamenco. Un buen día, a los 17 años, conocí a un buen amigo malagueño que toca la guitarra y empezamos a buscarnos la vida en la calle, él acompañándome con la guitarra y yo con mi voz y mi cajón. A los 21 años sentía la necesidad de mejorar mi cante y de coger una guitarra, le pedí a mi padre que me enseñara cuatro acordes y me apunté a la escuela de cante y guitarra flamenca Joaquín Herrera. A partir de ese momento hasta el día de hoy he ido poco a poco profundizando en el flamenco.
–¿Lo de tocar en la calle es una elección personal o es algo que no tiene remedio?
–Pues un poco de ambas cosas; en el sentido de que podría trabajar de cualquier otra cosa es elección mía, pero habiendo elegido vivir como músico realmente ha sido y es un sin remedio.
–¿Qué ventajas encuentras al tocar en las calles y plazas?
–Sobre todo la libertad que eso implica, hacer lo que me gusta, elegir mis horarios, conocer personas y lugares nuevos, alegrar las calles…
–¿Cuál es la razón de venir de Barcelona hacia el sur?
–Vivir de cerca el flamenco, sus raíces y la cultura andaluza.
–¿Por qué Granada?
–Hace unos años vine por primera vez a visitar Granada y la verdad que me encantó, con su flamenco, La Alhambra, los callejones del Albaicín, los diferentes miradores, las cuevas del Sacromonte, el olor a piel e incienso de la calle de las teterías, el Paseo de los Tristes a los pies de la Alhambra, sus atardeceres y, cómo no, sus buenas tapas. Parece un cuento. Estos son algunos de los motivos por los cuales decidí venir a vivir aquí.
–Aunque canta diferentes palos del flamenco, su fuerte son las rumbas. ¿Que tiene la rumba?
–No sabría explicarlo, la llevo dentro, es algo que me acompaña desde el principio de mi carrera musical; es un palo muy rítmico y cañero con el cual me siento muy cómodo y me hace vibrar alto.
–Peret, El Pescaílla, las Grecas… ¿Le debe algo a la rumba catalana?
–Le debo mucho a la rumba catalana, de la alegría y satisfacción que me aporta hasta mi forma de vida.
–¿Cuáles son sus refer entes?
–Los Chichos, Peret, El Pescaílla, Bambino, el Zingaro, Manzanita, Parrita, los Gipsy kings... esos son algunos de mis referentes en la rumba. Y para el flamenco Camarón, El Torta, Juan Villar, Rancapino y Chano Lobato entre otros.
–¿Dónde va el Lirola?
–A donde haya una juerga... ¡Es broma! [ríe] A seguir aprendiendo y ahora mismo estoy trabajando en lo que será mi primer proyecto musical que irá por rumbas en su mayoría.
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