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José Antonio Muñoz
Granada
Sábado, 14 de agosto 2021, 22:52
Hace 20 años, casi como ahora, los veranos culturales de Granada eran un páramo. Desde que terminaba el Festival Internacional de Música y Danza hasta la Virgen de las Angustias, en la ciudad no se movía ni una hoja. Un día, al gestor cultural Mariano ... Sánchez Pantoja y a un grupo de profesionales vinculados al Teatro Alhambra se les ocurrió preguntar en las oficinas de turismo de la capital si los visitantes demandaban algún espectáculo de Lorca. «Casi todos lo hacen», fue la respuesta.
Fue ese el momento en que se sembró la semilla de lo que, más de dos décadas después, es el programa 'Lorca y Granada en los jardines del Generalife'. El propio Mariano Sánchez, director hasta el año pasado del ciclo, lo recuerda: «Nos entusiasmamos mucho con la idea, pero la Junta decidió en primera instancia dar el control a Alquimia, empresa que había gestionado los espectáculos del la Expo y del Mundial de Esquí. Se hizo un espectáculo en el verano de 2001 que, por decirlo de forma suave, no respondió a las expectativas. Fue el momento en que la propia Junta decidió afrontar la organización de un espectáculo veraniego anual en torno a la figura de Lorca con sus propios medios».
De repente, como Sánchez rememora con su particular sentido del humor, «me vi en medio de aquel 'movidón'. Y nuestra primera apuesta fue 'Bodas de sangre', de Antonio Gades». Aquel espectáculo pasó a la historia, no solo por ser el último que dirigiera el bailarín y coreógrafo, sino por el hito que supuso: «Sigo pensando que ha sido el mejor espectáculo de todos, porque después de 23 años, Gades recreó la misma producción con la misma banda sonora y la misma coreografía, dejando en todos la sensación de que se había creado la tarde anterior».
Una anécdota interesante que acompañó esta primera edición del programa tuvo que ver con el aforo. «En el antiguo Teatro del Generalife, dada la experiencia del año anterior, comenzamos habilitando 800 localidades. Como vimos que se llenaba, fuimos aumentando 100 localidades cada semana, hasta llegar al límite, con llenos diarios. Fue un éxito total».
Con el éxito del primer año, vino de la mano el reto de mantenerlo. A ello ayudaron producciones como la que se pudo ver al año siguiente, esa 'Yerma' de Cristina Hoyos dirigida por José Carlos Plaza, que tan buen recuerdo dejó también. Además, 'Lorca y Granada' se ha ido adaptando a las circunstancias, como las obras que transformaron el primitivo Teatro del Generalife en el actual, con más capacidad y más diáfano. «Recuerdo esos dos años en el Carlos V con mucho calor», afirma sonriendo Mariano Sánchez. «Aquello hasta el 10 de julio es soportable; luego se convierte en una 'olla exprés'».
En este tiempo ha habido grandes espectáculos y otros que la crítica calificó de simplemente correctos. Unos suscitaron el aplauso entusiasta y otros palmas tímidas. Pero en todo momento, ha existido, según el gestor que ha dirigido el programa durante sus primeras 19 ediciones, «el deseo de devolverle a Lorca todo lo que le ha dado a Granada. Esta ciudad tiene dos elementos distintivos: la Alhambra y el poeta. Y aunque aquí haya alguien –que lo ha habido– capaz de llamarnos pesados, en medio mundo las obras de Federico siguen llenando y llamando la atención». Ha habido riesgo, no cabe duda: ningún espectáculo, salvo 'Bodas de sangre' se eligió –por concurso a partir de un determinado momento– después de ver más allá de un guion previo, y con la garantía de sus participantes. «Y no ha habido ningún pinchazo», subraya Sánchez.
Las dos personas que han dirigido el programa –ahora está al frente Enrique Gámez, también director del Teatro Alhambra– subrayan que «con 'Lorca y Granada', hemos abierto el Generalife a la gente sencilla. Este es un programa plurisocial, pluricultural e internacional». «Un año hicimos un muestreo sobre la procedencia de los asistentes. Y sin 'cocina', obtuvimos que vinieron desde 75 países distintos, nada menos», afirma Mariano Sánchez.
Según Enrique Gámez, «estos espectáculos que ofrecemos cada año van más allá de reivindicar la figura del poeta: ponen en valor a toda una generación creativa de la que era parte y miembro. Lorca eran todos, no solo los que sufrieron la muerte violenta, sino los miembros de esa generación que nace en el 98, crece en las vanguardias y explosiona en el 27». Así, tal y como recuerda el director del Teatro Alhambra, cada 'Lorca y Granada' es una oportunidad para recordar a pintores, a escultores, a músicos que convivieron con Lorca, hombres y mujeres. De hecho, el espectáculo de este año llama la atención sobre una serie de artistas femeninas que fueron sus pies y sus manos sobre el escenario.
Para Gámez, este ha sido un año complicado, por las consecuencias de la pandemia, pero está muy satisfecho con la respuesta del público en esta vigésima edición. En muchas jornadas se está agotando el papel, y están volviendo los grupos de vecinas provincias que eran habituales del Generalife. En las 1.000 funciones que se han ofrecido en estos 20 años han pasado por el coliseo alhambreño más de 800.000 personas. Cada día, 70 profesionales se baten el cobre para que el público disfrute. «Esto es una industria que crea empleo, no lo olvidemos. Todo el personal de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales trabaja para que todo se desarrolle como debe», subraya. El reto para 2022 es la celebración del centenario del Concurso de Cante Jondo. Ojalá se halle la fórmula del éxito, un año más, y ya serán 21.
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