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Juan Jesús garcía
Granada
Viernes, 18 de junio 2021, 01:36
El cantautor del Realejo es un ejemplo de profesionalidad y dedicación a la música, y un observador del devenir de la ciudad a través de ... cuatro décadas y pico. Pocas voces hay más autorizadas para hablar de cultura en Granada. Alcover se presenta apoyado por numerosos amigos en el teatro Isabel hoy viernes (20 horas) en un concierto irrepetible: 'El Desconcierto'.
–Siempre es una buena noticia saber de usted…
–Se agradece que a uno lo echen de menos. El disco sobre Lorca y la pandemia retrasaron este proyecto. El cambio de nombre me pareció evidente con tanto desconcierto como padecemos. Y me apetecía hacer algo distinto.
–En la última entrevista que le leí afirmaba que aquí, en casa, «juega de visitante», ¿sigue teniendo esa impresión?
–Esta ciudad es una caja de sorpresas. Hasta el Granada ha jugado mejor este año en campo contrario. Volví a Granada circunstancialmente con la idea de permanecer poco tiempo. Granada es magnífica para vivir y crear, pero no para depender de ella. Hay un aspecto en el carácter granadino que dice: 'compartir no'. Yo, en eso no soy de aquí.
–Y eso que amigos no le faltan, que sus conciertos son una celebración de la amistad… ¡y con colegas de todas las generaciones y estilos!
–Todo viene de una admiración mutua con gente que a lo largo del tiempo ha formado parte importante de mi vida. Lo cierto es que me planteé un concierto en solitario. Luego fui encontrándome con quien había hablado de hacer un día algo juntos. Y pensé: tal y como está todo por qué no invitar a otros artistas y profesionales que tengan tantas ganas como yo de decir algo ahora. Y así fue. Además yo quería hacer esto en mi casa, pero no cabíamos todos.
–Hace nada, antes del paréntesis pandémico, hizo uno de los discos más logrados sobre Lorca…
–Creo que faltaba un disco así referido a Lorca de quien se han hecho tantas cosas. Era un asunto personal con Federico desde hace tiempo. Y las alabanzas por parte de gente de toda condición me hacen pensar que no me equivoqué en el planteamiento. Un trabajo sencillo que no fácil. Realicé dos músicas inéditas para los poemas: Cien jinetes y Amparo, y escribí otras tantas retomando algunas palabras de Federico. Es un proyecto en colaboración con el Patronato FGL y Diputación que no ha tenido promoción apenas. Como siempre, faltan medios para ello. Quien quiera puede oírlo en mi página web: raulalcover.com
–Se dijo que «el más luminoso»… Siempre se asocia la 'luz' a su trabajo…
–Siempre busco la luz aunque sea de noche... Como San Juan de la Cruz.
–Y ese 'paréntesis' ¿le ha resultado creativo, o no tenía el cuerpo para jotas?
–No ha sido fácil para nadie. Yo aproveché para poner en orden algunas cosas y avanzar en otros proyectos que espero que pronto vean la luz.
–En activo usted lleva ya casi cincuenta años, que se dice pronto… Y sin parar de trabajar… ¿Se siente otro corredor de fondo?
–Bueno, desde que cogí una guitarra e hice mi primera canción, sí... Pero como profesional muchos menos, treinta y tantos, que ya son años, claro. Trabajar, mucho, aunque la suerte es un factor que también cuenta. Este oficio es un diente de sierra. En atletismo se me daba bien correr fondo, aunque llegara el último. El problema del corredor de fondo es que si caes nadie viene a ayudarte. Puede ser un estigma que me acompaña siempre. Mi soledad es compartida.
–«Yo hago música ¿y tú?», dice en un reciente disco, algo que suena ¿a presentación quizás?
–Va en mi carnet de identidad. No sé hacer mejor otra cosa: música y alrededores.
–¿Y qué espera de esos otros 'tús?
–Que hagan lo que quieran y de la mejor manera posible. Cuando esto ocurre la felicidad sube un grado y se nota en la gente y en el mundo.
–Esa grabación es una suerte de 'Lo mejor de…' ¿no?
–Esto es relativo. He seleccionado una parte de las canciones que he grabado y me gustan. Este es el primer volumen. Luego vendrán otros con temas inéditos y producciones que he realizado. Yo no sé valorar mis canciones pero sí decir las que me enorgullece haber creado. Y todas tan diferentes. Huyo del aburrimiento. Hay cantantes que llevan haciendo la misma canción toda su vida y les va fenomenal. Me alegro por ellos. A mí no me interesa.
–Participó en el arranque de lo que luego sería Omega, ¿Usted, que sí estuvo allí, ¿por qué no ha incluido nunca nada de aquellas primeras adaptaciones en su repertorio de directo?
–En el disco 'El Musicante' va una versión en balada de 'Oye, esta no es manera de decir adiós', distinta a la que realicé para Morente por tangos. Son distintas pero las dos me gustan. Fíjese que el cantaor Duquende me pidió el playback de mi versión para cantarla pues estaba entusiasmado con ella. No pudo ser porque no hicimos playback de ese tema, o no lo encontramos. Y en el disco de Lorca versiono 'Pequeño vals vienés', acercando la propuesta original de Cohen a la que trabajé con Morente. Una media vereda y a mi aire.
–Y también fue el primero en poner música a Javier Egea ¿Nunca pensó en seguir hasta un álbum completo?
–Sí. Me lo han pedido más de una vez. Hay otros poemas de Javier que musiqué hace tiempo. Es un proyecto que le debo y me debo. Lo haré. Descubrir y sonsacar el ritmo interno de un poema no es fácil pero sí necesario para que una canción esté equilibrada. Se me da bien poner música a las palabras de otros pero no es algo que se haga de la noche a la mañana.
–Entre sus trabajos más celebrados, en este caso, como director de la producción, estuvo su serie dedicada a los cantes granadinos antiguos ¿cómo se puede permitir esta ciudad que esas antologías históricas sigan descatalogadas y en el olvido?
–Eso mismo se pregunta mucha gente y yo mismo. Cuando comenzó el proyecto ninguna de las voces digamos ¿representativas? del flamenco granadino apostaba por ello. ¿Cómo un cantautor iba a saber dar un aire nuevo al flamenco de Granada sin perder las raíces? Bien, nadie lo había intentado antes. Esta es la ciudad de 'vayamos a...'. Por eso y el temor a equivocarse, se mira lo pequeño, lo seguro, lo tangible y no se piensa a lo grande. Ese es uno de los grandes problemas de esta ciudad: los grandes proyectos acojonan. Fue un trabajo de mucha gente que ha dejado su nombre en el libro de oro del flamenco en el mundo. La General apostó por ello sin pensarlo. Pero no es una compañía discográfica ni siquiera un organismo oficial a quienes antes presentamos el proyecto y no les interesó. Luego vinieron los parabienes y felicitaciones. Duraron poco. Granada no defiende lo suyo. Decir esto tan conocido ya aburre. En Jerez alucinaron con 'Graná baila por Tangos'. En tanto, aquí se bailaban sevillanas. Pero que se sepa: habrá reedición. Y hasta aquí puedo leer.
–Por cierto, estuvo una temporada en Colombia… ¿Cómo siente lo que está ocurriendo allí?
–Es un país maravilloso, con gente fantástica y acogedora. Mucha violencia y miedo como pan de cada día. Pero bueno, siguen con la terquedad del sobreviviente en un país lleno de riqueza y cosas bellas. Me inquietaba el no saber si estás a salvo, casi constantemente. El miedo es una putada. Fruto de todo eso, ahora Colombia se destruye en medio de la mediocridad y la corrupción de los políticos. Es la soberbia del mediocre como veneno que mata. Todo está confuso. Los políticos y sus maneras de trazar la política son responsables directos de tanta injusticia. Pero viven en sus torres de marfil inalcanzables. Por encima de todo están los intereses económicos particulares. Es necesaria una lealtad y unidad contra los ladrones de sueños y asesinos del futuro que campan a sus anchas en el presente. Colombia es un ejemplo. ¿Le suena?
–Su concierto del Isabel tiene aspecto de ser muy especial, me cuenta que lo ha planteado también como un homenaje a otros compañeros, como Carlos Cano, Antonio Mata, Hilario Camacho, etc…
–Es único e irrepetible por la complejidad de aunar a gente muy distinta en este tiempo y espacio. El concepto queda pero los nombres será difícil volver a conjugarlos. A mí me gustaría que este fuese el principio de una gira aunque para ello necesitaríamos apoyo económico y no lo tenemos. El espectáculo no es sólo localista, sino que se abre a gente que piensa lo mismo de las mismas cosas. Y el hecho de dar voz a compañeros que ya no están hace que vuelvan a la vida. Yo les debo mucho a todos ellos profesional y personalmente. Siempre he dado parte de lo mío a quien lo merece.
–Y por la serie de invitados, ¡que casi necesitamos un cuadernillo especial del Ideal para citarlos a todos…!
–Está claro que no es un concierto al uso. Puede pasar cualquier cosa y a mí personalmente me atrae la sorpresa. En usted dejo el nombrar a todos los que van a pasar por el escenario.
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