A la italiana. Patio de butacas del Teatro Calderón.
De BIC en BIC

Un delicioso teatro 'de azúcar' en la capital de la Costa

Teatro Calderón de la Barca (Motril) ·

Construido en poco más de un año por encargo de tres empresarios locales, se ha convertido en referencia para la celebración de actividades culturales y sede del Festival Música Sur

Martes, 23 de agosto 2022, 00:14

Motril ha sido desde siempre una ciudad de teatro. Ya desde la época de las grandes comedias barrocas, a principios del siglo XVII, tuvo su propio corral, a ejemplo de ciudades más grandes, como la propia Granada con su Corral del Carbón.Fue Juan Ortiz de Ulloa quien construyó el primer edificio destinado a tal fin, que luego pasó por varias manos. Aquel llamado 'Mesón del Postiguillo', agrupaba en un mismo complejo una posada, un figón y el propio corral, bajo una única propiedad.

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En 1639, las inversiones –de 10.000 ducados, según un documento de la época– que en aquel, por entonces, destartalado inmueble hiciera Baltasar de Peralta –quien lo había adquirido cinco años antes–, lo hicieron merecedor del marchamo regio, y Felipe IV –que de comedias y comediantas sabía un rato–, lo nombró como Real Casa de Comedias. Ya había por entonces, además del patio, donde se asistía de pie a las representaciones, gradas y bancos fijos. En aquella época, el teatro era el divertimento preferido por todos los estamentos sociales, de los más altos a los más bajos, y un medio muy válido de los primeros para influir y pastorear a los segundos.

Tras el declive del periodo barroco y la llegada del Siglo de las Luces, fueron diversos los locales públicos usados en Motril para representaciones teatrales, algunos conventos desamortizados incluso. Pero a mediados del siglo XIX, comenzó a crecer un movimiento a favor de la profesionalización teatral y la concepción del hecho escénico como negocio. Es el momento en que la zarzuela se ha convertido en el género más seguido por la burguesía, y la cercanía de sus historias enriquece tanto a autores como a músicos, y mucho más, a los avispados empresarios.

Fueron tres de ellos, en el periodo de renacimiento de la industria azucarera, quienes dieron el paso adelante para construir el que aún hoy es el Teatro Calderón: Juan Cervera, Antonio Dinelli Galiano y Benito Vidaurreta Ursul. En 1880 comenzaron las obras, y en 1881 estaban muy avanzadas. Aunque no hay constancia de la fecha de apertura, esta debió producirse a finales de aquel mismo año. Poco a poco, avanzando esa década, se convirtió en lugar de parada obligada para todas las grandes compañías en gira. El Calderón, es, pues, un pequeño teatro concebido «a la italiana», que incluye una sala de espectadores con forma aproximada de herradura, con capacidad para 200 espectadores, palcos, plateas y cazuela, y orientada hacia una gran caja de escena. Rehabilitado en el úlltimo tercio del siglo pasado, hoy es un elemento imprescindible del paisaje motrileño.

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