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En el día de ayer se inauguró en la Casa Molino de Ángel Ganivet la exposición 'La energía hidroeléctrica en la provincia de Granada. El legado del agua', comisariada por el profesor Javier Piñar, y que expone una parte del inmenso tesoro que constituye la ... colección de patrimonio industrial del ingeniero Miguel Giménez Yanguas, reciente doctor 'honoris causa' por la UGR. Durante la presentación, el también profesor Manuel Titos, secundado por Giménez Yanguas y el propio Javier Piñar, puso de manifiesto la posibilidad de crear un gran museo o centro de interpretación sobre el agua y la industria en Granada, uniendo el Molino de Ángel Ganivet con el del Marqués de Rivas, de propiedad municipal, y que el anterior equipo de gobierno local quiso convertir en Centro de Interpretación del Agua. Ambos son edificios colindantes, lo que simplifica la cuestión urbanística.
La propuesta fue acogida con interés por parte de Pilar Caracuel, la delegada de Cultura de la Diputación, quien inauguró la muestra. Caracuel se comprometió a estudiarla y contactar con la contraparte, el Ayuntamiento de Granada, para ver juntos la viabilidad del proyecto.
La opción propuesta por Titos tiene varias ventajas, a priori. La primera, de la parte municipal, poner en valor un inmueble en el que se invirtieron 563.000 euros en 2010 y que incluye una parte nazarí, datada en el siglo XIII, donde se conserva íntegra la maquinaria del molino. El anterior equipo municipal llegó a un acuerdo con la Comunidad de Regantes de la Acequia Gorda para dotarlo de agua, incluso. En segundo lugar, esta sería una ubicación idónea para, al menos, una parte de la colección de Giménez Yanguas, que Granada, tal y como se puso de manifiesto, no debería perder.
En tercer lugar, proporcionaría a la ciudad, fruto de la colaboración entre Diputación y Ayuntamiento, una infraestructura cultural única en su género, muy interesante para incrementar la oferta cultural de cara a la Capitalidad de 2031. Y lo mejor: a un coste mínimo, pues las obras ya están hechas en buena parte, y el ente provincial mantiene el Molino de Ángel Ganivet, a tenor de lo visto en la inauguración de la muestra, en un estado de conservación magnífico.
Consultado el consistorio capitalino sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo en el sentido planteado ayer, la respuesta textual ha sido que hay «varias propuestas para cederlo a colectivos culturales encima de la mesa, cuya viabilidad se está estudiando». No se ofrecen detalles sobre si la opción propuesta ya ha sido contemplada, o el uso cultural previsto supone la cesión a alguna entidad para emplear el espacio para un fin alejado del que, a tenor de lo dicho en la inauguración de la exposición, pudiera parecer el más lógico.
Para el visitante, la muestra, que permanecerá abierta hasta el 1 de marzo, es una oportunidad única para recorrer el camino de transformación de la ciudad, desde la época anterior a la electricidad, pasando por la corriente continua de Edison y la alterna de Tesla. Del mismo modo, se pueden ver fotos y documentos en torno a la Compañía General de Electricidad de Granada, creada en 1892, y cuyo nacimiento marca el arranque de la electrificación local, con la iluminación de las calles a partir de la última década del XIX. Las primeras centrales hidroeléctricas a la altura de Pinos Genil, el transporte electrificado –con el tranvía de la sierra como emblema– y la incorporación a la vida diaria granadina de los más diversos artefactos vertebran una exposición más que interesante.
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