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Dirk van Halewyck, en la terraza de su casa de Salobreña, ensayando micrófono en mano ycon el mar de fondo. JAVIER MARTÍN
Dirk, el cantante belga que adoptó Granada

Música en Granada

Dirk, el cantante belga que adoptó Granada

El vocalista de One for my Baby trabajó en la industria química, llegó buscando el sol de Salobreña y encontró el calor del jazz y el funky en colaboración con el maestro Kiko Aguado

Lunes, 26 de agosto 2024, 00:20

Dirk van Halewyck tiene un apellido con muchas consonantes y una gran fuerza vocal, como demuestra cada vez que se pone el frente de One for my Baby, la banda de la que es vocalista, integrada por algunos de los más ilustres nombres del jazz y el swing granadinos, e incluso, podríamos decir, de la música granadina en general. Nacido en Amberes de una familia plagada de instrumentistas profesionales, a los nueve años ya tocaba melodías tradicionales de su país a la trompeta en una banda. «Era el más joven de los integrantes», recuerda. Entre los 18 y los 20 años hizo su primer curso de jazz con profesores que procedían del universo de las big band, concretamente, de una que aparecía habitualmente en la televisión de su país acompañando a los grandes artistas. Paralelamente, los profesores tenían otra banda, en la que tocaban el repertorio que verdaderamente les gustaba. «Allí encontré a grandes profesionales, e intenté depurar mi técnica para tocar la trompeta, porque tenía muchos vicios añadidos», afirma.

A pesar de los muchos músicos que había entre sus parientes, al padre de Van Halewyck –trombonista aficionado– le parecía que iba a ser difícil para este ganarse la vida, y le aconsejó que convirtiera a la música en un hobby. Hizo «una buena carrera» como él mismo afirma, El vocalista de One for my Baby trabajó como manager de una oficina de ingeniería que trabajaba principalmente para la industria petroquímica. y decidió que cuando cumpliera los 50 colgaría el traje de técnico para vivir en el sur y dedicarse a tocar y cantar. «Entonces, no sabía si en Francia, Italia o España, pero lo que tenía claro era que buscaba un lugar con buen clima y sol», señala.

De acuerdo con su mujer, Saskia, eligieron finalmente Salobreña para vivir hace 13 años. Y entonces comenzó una carrera como músico que ya le ha granjeado un nombre en el mundillo. «Escribo los temas originales para One for my Baby, tanto la música como la letra, y Kiko Aguado hace los arreglos», dice. Precisamente, el encuentro con Aguado, uno de los grandes del jazz y el swing español, ha marcado de forma decisiva su vida. «Tuve mucha suerte al conocerle. Realicé con él un curso de armonía de jazz, y nos hicimos amigos», recuerda el belga. Aunque su banda ya existía con anterioridad, en compañía de músicos de la zona de la costa, algunos pertenecientes al grupo Eskorzo, la entrada de Aguado en la formación fue un acontecimiento importante en el devenir de esta. «Cuando cambiamos los componentes, nadie me conocía a mí, pero todos conocían a Kiko y querían tocar con él, así que todo fue muy fácil», dice sonriendo.

Van Halewyck ofrecerá un concierto con One for my Baby el próximo día 30 en el parque del Majuelo de Almuñécar

Dirk van Halewyck es un apasionado de la originalidad, busca siempre aportar algo distinto a la música que interpreta. «Incluso cuando hacemos estándares, hacemos arreglos propios; no nos gusta copiar», afirma. El nombre de su banda viene, precisamente, del estándar que interpretara Sinatra, y fue idea de Saskia. Ha volcado en ella su gusto por la música negra –los Earth, Wind & Fire, por ejemplo–, el soul, el funk y el jazz. «Aunque tengo voz de 'crooner', me gusta interpretar también canciones de estos estilos». En el disco 'Life is like', grabado en 2021, hay nueve temas originales, muchos de los cuales van a sonar en el concierto que la banda ofrecerá el próximo jueves 30 de agosto en el Parque del Majuelo de Almuñécar, donde actuarán con la compañía de la cantante María Romero, quien interpretará cuatro dúos con Dirk.

El cantante, en un concierto de One for my Baby, con Kiko Aguado. F. P.

El belga es feliz en España. Adora el clima, la comida y las fantásticas vistas al mar que le proporciona la privilegiada situación de su casa, en el salobreñero Monte de los Almendros. «Ahora, cuando voy a Bélgica, a los cuatro o cinco días me quiero volver». Le sigue sorprendiendo lo asequible que es la vida aquí, en comparación con su país de origen, y el extraordinario ambiente. Para él, la música es una vocación y ha sido un refugio en los momentos más duros de su vida. Lo que espera son muchos años de salud y alegría para seguir componiendo y haciendo feliz al público con sus canciones.

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