Los llanos del Marquesado del Zenete, cerca de La Calahorra, convertidos en la estepa rusa, con Sierra Nevada al fondo, en una escena de 'Doctor Zhivago'. R. I.

Una ciudad en el guion, La Calahorra

El doctor, el león y los dragones de Granada en el cine

Desde que el pequeño Yuri Zhivago enterró a su madre bajo los montes Urales –Sierra Nevada–, la comarca se ha convertido en escenario de westerns, aventuras fantásticas e, incluso, hogar de dragones

Viernes, 4 de agosto 2023, 23:05

La madre del pequeño Yuri ha muerto y el cortejo fúnebre recorre una hermosa estepa, bajo el gigantismo de los montes Urales. El ataúd corta el horizonte y el viento gélido de la Rusia profunda remueve las copas de los árboles. Yuri no presta atención ... a las oraciones y se distrae viendo las hojas caer, momento en el que, de golpe, se hace adulto. Esta escena de 'Doctor Zhivago' explica el misterio de la vida sin emplear una sola palabra, tan solo con el poder de la imagen, la música y el montaje:el cine. La película, dirigida por David Lean ('El Puente sobre el río Kwai', 'Lawrence de Arabia') en 1965 es una de esas pequeñas grandes maravillas imperturbables por el tiempo en las que, además, brilla Granada con luz propia.

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¿La hermosa estepa y los montes Urales? Por supuesto que no, aquellas preciosas montañas son Sierra Nevada. La escena se rodó en 1964 en los llanos del Marquesado del Zenete, muy cerca de La Calahorra, en la comarca de Guadix. El pequeño Yuri, que más adelante interpretaría Omar Sharif, es uno de los grandes personajes que han pisado esta tierra tan pródiga en rodajes. La primera película que se grabó aquí está a punto de celebrar un siglo: 'La alegría del batallón', un drama mudo en blanco y negro dirigido por Maximiliano Thous en 1924. Desde entonces, Guadix, y en concreto La Calahorra, han tenido todo tipo de héroes y villanos: desde vaqueros justicieros y ninjas atemporales hasta mujeres pioneras y dueños de dragones.

Curiosamente, después de interpretar una Rusia de postal, las llanuras de la Calahorra se fueron al otro extremo: la tierra, el polvo y los sombreros. Aunque fueron muchos los directores que rodaron sus westerns aquí, el nombre que más resuena –por derecho propio– es el de Sergio Leone, acompañado a la batuta por el siempre monumental Ennio Morricone. Suyas son 'La muerte tenía un precio' (1965), 'El bueno, el feo y el malo' (1966) y 'Hasta que llegó su hora' (1967), las tres plagadas de escenas míticas grabadas en la comarca.

Al Raisuli

En lo alto de la colina reina el Castillo de La Calahorra, una imponente fortaleza que se conserva maravillosamente bien y que ha servido a lo largo de los años a películas y series de televisión. En 1974, Sean Connery se adueñó del castillo como Al Raisuli, el protagonista de 'El Viento y el León', maravillosa cinta de aventuras dirigida por John Millius. Cuarenta años después, el castillo se convertiría en el lugar donde el personaje que interpreta Michael Fassbender entra en la Hermandad de Asesinos, en la inefable 'Assassins Creed'.

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Sean Connery y Candice Bergen en 'El Viento y el León'.

En el pueblo de La Calahorra, sin embargo, uno de los rodajes al que guardan más cariño es al de la serie 'Inés del alma mía', en 2020, en el que intérpretes y cuerpo técnico convivieron con los vecinos durante varias semanas. Carlos Bardem, Eduardo Noriega, Elena Rivera o Enrique Arce, entre otros, se hicieron con el corazón de los calahorreños, con amistades que, incluso, aun perviven.

Un año después, la HBO desembarcó un ejército internacional de profesionales para grabar una de las series más esperadas y seguidas del mundo: 'La casa del dragón', precuela de 'Juego de tronos'. Aunque en esta ocasión hicieron pocos amigos... El rodaje sucedió con un secretismo absoluto, evitando todo tipo de contacto con la gente del lugar. Lo que no significa que no vieran lo que pasaba, claro, como aquella noche en la que empezaron a brotar llamaradas de fuego de los muros del castillo. El capítulo, quizás el último gran rodaje de la comarca, se estrenó el 26 de septiembre de 2022, bajo la atenta mirada de 70 millones de espectadores que se maravillaron con los dragones volando por encima de La Calahorra, removiendo los árboles de la estepa rusa, justo por donde el pequeño Yuri aprendió la magia del cine.

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