Mariana Lozano, editora de Esdrújula. ALFREDO AGUILAR

Los editores de versos abren nuevos caminos y miran al futuro

Un panorama casi romántico, con sellos pequeños y un trabajo artesanal. El amor al género pesa sobre el rendimiento económico

Sábado, 20 de marzo 2021, 01:19

Editar poesía es algo que se hace hoy por romanticismo, básicamente. Fuera de tres o cuatro sellos que logran beneficios, la mayoría de las empresas –pequeñas en su inmensa mayoría– publican versos porque les da prestigio, y porque por las venas de sus editores ... corre ese pálpito incontrolable que les empuja a dar voz a autores que merecen ser escuchados. Hay quien dice que leer poesía es la mejor forma de enriquecer el lenguaje y la expresión; de sacarle el máximo partido a nuestro idioma, en definitiva. Y ese maravilloso retorcimiento de las palabras que es el verso sigue ofreciendo buenos momentos a quienes practican el no menos romántico hábito de su lectura.

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Miguel Ángel Arcas, editor de Cuadernos del Vigía, es poeta en sí mismo, escritor en general, de hecho. Por eso es capaz de desdoblarse y publicar, por un lado, en su editorial, y por otro lado, dar luz a 'Cuaderno de Choisy' (Fórcola), un muy especial diario del confinamiento donde se habla más de filosofía que de fisiología, y en el que usando la prosa poética conmueve a través de historias que se nos antojan cercanas. Arcas, junto a Jairo García Jaramillo, dirige una colección llamada 'La mitad ignorada' en la que están publicando a poetas y escritoras de la Generación del 27 y de la posguerra que no tuvieron el eco que debieron por prejuicios de género. De entre los últimos números, Arcas destaca 'Madréporas' de Silvia Mistral, una excelente muestra de prosa poética a cargo de una autora que conjuga la lírica de la maternidad y el exilio de forma admirable. Oesa 'Estación. Ida y vuelta' de Rosa Chacel, en la que la autora vallisoletana destila poesía desde un ensayo tan vital como estimulante.

Que los editores de poesía son grandes aventureros es algo que puede atestiguar Mariana Lozano, de Esdrújula Ediciones. De su sello ha salido una de las recopilaciones más interesantes en torno a la poesía hecha en nuestra tierra, 'Todo es poesía en Granada', y desde una pequeña empresa de la que ahora es su única cabeza visible, continúa editando autores tanto noveles como consagrados.

Lozano tiene adoración por la poesía desde que era una niña, según confiesa. «Siempre ha sido mi debilidad. Empecé a aprender poemas desde muy pronto, y he tenido la suerte de editar luego a poetas a los que primero conocí y después amé, como Ida Vitale. Javier Egea ha sido otro de los culpables de que hoy haga lo que hago», asegura.

Capital simbólico

La editora maneja el concepto de 'capital simbólico' a la hora de referirse a lo que supone editar poesía para un sello como el suyo. Habla de cierta aura casi alquímica, de un manto de calidad que acoge y da calor a quienes se encuentran frente a un libro de poemas. «He editado a nuevas voces, a poetas de largo recorrido, he hecho antologías...», recuerda Ortiz. «Diástole, la colección en la que editamos poesía, es mi favorita».

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Miguel Ángel Arcas, editor de Cuadernos del Vigía. alfredo aguilar

Editores como Mariana Lozano no lo tienen fácil para elegir en una ciudad que pare poetas para llenar varias maternidades por año. «La nómina de autores no es comparable a la de otras ciudades, incluyendo muchas más grandes. Debe ser que la inspiración está en el aire. En cualquier caso, Granada ha contado con focos de creación tales como La Tertulia, capaces de crear comunidad y círculos de apoyo. Para un autor, es importante contar con ese 'lector cero' que le da su primera opinión sobre una obra, con sinceridad», asegura. También ayudan iniciativas que, aunque modestas, ya han alcanzado un bien ganado prestigio, como el premio Esdújula de Poesía, que ya tiene tres ediciones a sus espaldas. La cuarta, aplazada por la pandemia, tendrá lugar el próximo mes de junio. En el jurado volverá a haber nombres que le otorgan ese prestigio que abre las puertas de la publicación, ya que no está dotado económicamente. Mientras, nuevas voces como las de Juan Domingo Aguilar, María Domínguez del Castillo o Carlos Allende se pondrán al alcance de los lectores para disfrute general.

Y aunque el riesgo es grande, también hay sorpresas, como 'Sonetos para el fin del mundo conocido', de Javier Gilabert y Diego Medina Poveda, o 'Enseñando a nadar a la mujer casada', de Juan Carlos Friebe, que ya han sido reimpresos por haber agotado las tiradas iniciales.

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Hasta el fondo

Sonámbulos Ediciones es otra de las pequeñas editoriales granadinas que se está abriendo un hueco rápidamente en el mundo de la poesía. No en vano, su editor en esta parcela, Javier Bozalongo, es poeta, aforista y tiene tras de sí una larga trayectoria en otros sellos como Valparaíso, por cierto, en continuo crecimiento de la mano de Fernando Valverde y Federico Díaz. Bozalongo sabe muy bien que quien no se mueve se anquilosa, y por eso, Sonámbulos ha puesto en marcha la nueva colección Nexos, que inaugura la joven poeta ganadora del Premio Antonio Carvajal, Rosa Berbel, con 'Brillantes y caóticas'.

Javier Bozalongo, editor de Sonámbulos Ediciones. PEPE MARÍN

La obra de Berbel responde a un concepto emparentado con la bibliofilia pero adaptado en fondo y forma a nuestro tiempo. Una edición muy corta (100 ejemplares), firmada y numerada por la autora, que solo se vende a través de la web de la editorial, que no se va a reeditar, y que mezcla arte con palabras. «En la colección habrá poesía, ensayo, narrativa, aforismo... De todo un poco, pero siempre con el espíritu de entrar en el proceso creativo de los autores», afirma Javier Bozalongo. En el caso de la joven poeta, se mezclan obras anteriores con inéditos, acompañados por un autoprólogo que le permiten expresar su forma de entender la escritura, fotos propias y un collage, que en este caso realiza Paula Bozalongo, en las páginas centrales. Algo nuevo para paladares exquisitos.

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