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Stefano quiere promover en Granada la risoterapia, que a él le ayudó para enfrentarse a la quimioterapia. Pepe Marín

De Oregón a Granada para contagiar su risa a los que sufren

El clown Stefano, que superó dos veces un cáncer, encontró en la risoterapia le energía necesaria para afrontar la quimio | Viene de Estados Unidos para trasladar su filosofía de vida a los que estén pasando por lo mismo

Laura Velasco

Granada

Domingo, 11 de septiembre 2022

Stefano Iaboni no sabía si podría representar su espectáculo. La quimioterapia le dejaba demasiado exhausto. Antes de subir al escenario creía que no sería capaz de terminar su función. Pero siempre lo conseguía. Hacía reír al público y, a cambio, ellos le devolvían una energía que le duraba «tres o cuatro días». El cáncer quedó atrás, pero él sigue aferrándose a la risa para avanzar. Ahora ha llegado a Granada, donde quiere mostrarle a la gente aquello que a él le salvó.

Tiene 44 años y es natural de Roma, pero hace más de dos décadas que dejó su país natal. Eso sí, volvió para participar en Got Talent Italia y quedó semifinalista. Su padre se dedicaba al cine y por su casa siempre estaban pasando artistas, lo que le motivó a introducirse en el mundo de la cultura. «Hice un viaje a los 20 años a México y Guatemala en el que conocí a un chico que hacía malabares. Me pareció increíble, yo quería hacer eso», cuenta desde la plaza del Ayuntamiento de Armilla, pueblo al que se acaba de mudar.

Y se puso mano a las obra. Un curso en Italia, una escuela de circo en Holanda, otra en Barcelona… La formación se convirtió en su obsesión. En la ciudad Condal, en la que vivió durante una década, fue donde comenzó realmente su carrera de artista. «Hacía espectáculos de malabares en la calle y en teatros junto a un compañero. Luego conocí a un profesor que daba clases de improvisación y clown y se me abrió otro mundo», recuerda Stefano, que después se mudó a Portland (Oregón, Estados Unidos), donde ha permanecido otros nueve años. Como es lógico, habla a la perfección italiano, inglés y español.

Imágenes de Stefano cuando sufría cáncer en 2015 y 2016. IDEAL
Imagen principal - Imágenes de Stefano cuando sufría cáncer en 2015 y 2016.
Imagen secundaria 1 - Imágenes de Stefano cuando sufría cáncer en 2015 y 2016.
Imagen secundaria 2 - Imágenes de Stefano cuando sufría cáncer en 2015 y 2016.

La risoterapia

Cuando trabajaba como actor seguía un guion. Sabía perfectamente qué acrobacia tocaba realizar o con qué número de malabares deleitaría a los espectadores. «Ellos aplaudían y les gustaba, pero yo necesitaba más», insiste. La improvisación era la rama perfecta para él, le permite salirse de lo establecido. «Entras en la sala, a alguien se le cae algo y ya es una oportunidad para cambiar de tema. Es como un juego, el público participa y conectas mucho con él, es lo que más me gusta», asegura.

Estas facetas artísticas eran las que más disfrutaba… Hasta que descubrió la risoterapia. Fue a raíz de un momento muy duro, cuando le diagnosticaron cáncer en 2015 y tuvo que ser operado. Un año después, sufrió una recaída dos semanas antes de que naciera su segunda hija, Mila. Ella nació un 16 de octubre y el día 31 Stefano empezó con la quimioterapia. «Me daba miedo no verla crecer a ella y a Olivia, mi otra hija», comenta. Entre ciclo y ciclo, comenzó a estudiar en profundidad qué le ocurre al cuerpo humano cuando suelta una carcajada. «El cerebro produce endorfinas y te relajas, es algo natural. Los adultos ríen con otros adultos y es contagioso, es algo que hacemos juntos y nos cuesta controlar. Cuando estás en una situación complicada físicamente o psicológicamente, ayuda», apostilla el italiano.

Stefano durante sus actuaciones. IDEAL
Imagen principal - Stefano durante sus actuaciones.
Imagen secundaria 1 - Stefano durante sus actuaciones.
Imagen secundaria 2 - Stefano durante sus actuaciones.

En su caso particular, la risa le ayudó «a tener una actitud más positiva y ser más creativo». «Cuando lloras o ríes no piensas en otra cosa, estás presente», añade. Paró parcialmente de trabajar, aunque siguió adelante con un espectáculo mensual. Siempre pensaba que no podría actuar, pero lo hacía. Y salía reforzado. «El público me dio la energía que necesitaba para seguir adelante. Yo les daba el 50% y ellos me devolvían el otro 50%, era impresionante», apostilla.

También comprobó el poder de este fenómeno en Siria, donde trabajó con la ONG Payasos sin Fronteras para animar a refugiados de Irak que se encontraban en un limbo legal. «La risa es universal, es como el fútbol, da igual el idioma o el color de piel. Somos todos iguales», resalta el italiano.

De Ohio a Armilla

Stefano ya había visitado Granada junto a su pareja, Deanna, años atrás. Les había cautivado. Tras nueve años en Estados Unidos querían cambiar de aires y les pareció la opción perfecta. Llegaron hace dos semanas y se instalaron en Armilla. «Nos ha alquilado la casa la profesora de mis hijas en Oregón, que casualmente es de aquí. Las niñas hablan castellano y empezarán el colegio en septiembre», cuenta Stefano. También las han apuntado a clases de flamenco. La ciudad les encanta: las tapas, la amabilidad de los vecinos, el acento. «Al ser un pueblo estableces relaciones personales con el frutero o el pescadero, es más cercano. Y hay bares y parques cada dos metros, así que los padres podemos tomar algo y las niñas jugar», bromea.

«La risa es universal, es como el fútbol, da igual el idioma o el color de piel. Somos todos iguales»

En términos profesionales, el artista pretende seguir desarrollando aquí su talento a través del teatro, microteatro, impartiendo clases, ofreciendo risoterapia a mayores o enfermos de cáncer, etc. «Quiero compartir con los demás todo lo que me ha ayudado a mí», cuenta Stefano, cuya primera actuación en Granada fue el pasado 7 de septiembre. El día 23 de este mes estará en La Qarmita, a las 19.00 horas.. En verano todo está bastante parado en la ciudad, pero él está convencido de que a partir de ahora habrá más oportunidades. Por el momento, ya pasea por Armilla con una sonrisa de oreja a oreja. Es su estilo de vida y piensa contagiarle la risa a todos.

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