![Ellliott Erwitt, un mirón de mirones](https://s2.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2024/05/14/Nueva%20York_EE.UU_1946-RC5YCbPhXNhvvdGdJZxLYYL-1200x840@RC.jpg)
![Ellliott Erwitt, un mirón de mirones](https://s2.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2024/05/14/Nueva%20York_EE.UU_1946-RC5YCbPhXNhvvdGdJZxLYYL-1200x840@RC.jpg)
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Elliot Erwitt (1928-2023) observaba jocoso a quienes observaban al mundo. El maestro de la fotografía del siglo XX, uno de los pilares de la legendaria agencia Magnum que llegó a presidir, fue un avisado y divertido mirón de mirones. Sagacidad, ironía, sensibilidad y talento se aúnan en la obra de este gran fotógrafo franco-estadounidense cuya obra repasa la Fundación Canal de la mano de Magnum y como un de los platos fuertes de PHotoESPAÑA.
En cartel hasta el 18 de agosto, 'La comedia humana' recorre la extensa obra de Erwitt a través de 135 imágenes casi nunca expuestas antes y que reflejan su pulsión por capturar la esencia de lo cotidiano desde el humor, el ingenio y el corazón. Se ocupa de tres de los ámbitos esenciales que fueron fuente de inspiración para Erwitt: las personas, los animales y las formas.
Cada sección se conforma con las «impresiones de trabajo», -122 copias de época en pequeño formato positivadas por el autor para la edición de libros o revistas-, e «impresiones maestras», -13 copias modernas de gran formato de sus instantáneas más emblemáticas impresas para exhibirse en museos o galerías-. Erwitt nunca titulaba sus las fotos y se limitaba a identificarlas con la fecha y el lugar, invitando al espectador a una lectura 'más pura' y a sacar sus conclusiones.
«Era un observador fantástico, un mirón callejero que observaba a la gente que observaba cosas» dice Andrea Holzherr, comisaria de la exposición y directora de exposiciones de Magnum Photos, ante las imágenes en las que Erwitt captó de espectadores de museos y galería de arte. «Odiaba hablar de sus fotos y que le llamaran artista. Repetía una y otra vez que él era un fotógrafo», destaca la comisaria.
Como su maestro y amigo Henri Cartier-Bresson, Erwitt capturaba instantes decisivos en unas 'cacerías' callejeras en las que iba únicamente armado «con su pequeña Leica de treinta y cinco milímetros y mucha discreción», dice la comisaria. «Además de ser un excelente observador, era capaz de anticiparse al momento y adivinar dónde iban a pasar las cosas interesantes», explica Holzherr.
«Se echaba a la calle y miraba a la gente como un ornitólogo a las aves o un zoólogo a los animales. Observaba a las personas en su hábitat natural», agrega Holzherr. «Hay que reaccionar a lo que ves, esperar sin prejuicios. Puedes encontrar fotos en cualquier lugar. Es solo cuestión de darse cuenta, ver las cosas y organizarlas. Sólo debes preocuparte por lo que te rodea, por la humanidad y por la comicidad del ser humano», dijo el propio Erwitt. Celebraba las buenas fotos «como un regalo que no se debe cuestionar ni analizar».
Infatigable notario del día a día en las calles en busca de la belleza, de paradojas y casualidades imposibles, durante seis décadas Erwitt contó con sus imágenes unos chistes visuales protagonizados a menudo por niños y perros. «Tenía un agudo sentido del humor, pero sabía que, si se explica, el chiste deja de tener gracia. Lo pillas o no lo pillas. Eso es lo que nos dicen sus fotografías», apunta Holzherr sobre sus ocurrencias visuales. No en vano, el humor era para Erwitt «la mejor manera para aliviar la intensa seriedad de la vida».
Erwitt entró en Magnum en 1953, con 25 años. Una de las fotos de la exposición, un tierno y conmovedor retrato de su mujer y su primer hijo, marcaron el camino de un creador que se haría muy conocido por sus irónicas fotografías que hallaban lo extraordinario en lo ordinario. Reconoce Holzherr que el estilo de Erwitt es propio de una época y «quizá ha pasado de moda, porque ser fotógrafo callejero hoy que todo lo somos con nuestros móviles es muy complicado».
La muestra se ocupa de la labor más personal de Erwitt, que también trabajó por encargo para la prensa, -'Life', 'Newsweek', 'Collier's'...- y para firmas comerciales y publicitarias. «Hizo muchísimas fotos por encargo, pero las separaba de su obra personal. Trabajó en color pero solo para los encargos. Decía que el color es la realidad y el blanco y negro es la emoción», precisa la comisaria.
Nacido en París, hijo de emigrantes rusos, Erwitt pasó su infancia en Milán. Con once años emigró a Estados Unidos. Se interesó por la fotografía siendo adolescente, cuando se instaló con su familia en Hollywood. Regresó a Francia en 1949. En 1953 conoció a Robert Capa, que le auguró un gran futuro al ver algunos de sus trabajos. Invitó al joven Erwitt a entrar en Magnum, la agencia que Capa había fundado con Henri Cartier-Bresson y David Seymour 'Chim'. No la abandonaría nunca y llegaría a ejercer como su presidente en varios periodos.
A los perros les dedicó Erwitt algunas de sus imágenes más icónicas y tres monografías: 'Son of Bitch' (Hijo de perra o hijo de puta), 'To the Dogs' (A los perros) y 'Woof', onomatopeya del ladrido en inglés. Pero retrató también a personajes tan populares como Marilyn Monroe, el Che Guevara, Fidel Castro, Jacqueline Kennedy, Frank Sinatra, Muhammad Ali, Simone de Beauvoir o Arnold Schwarzenegger.
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