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Trabajos de conservación de una de las esculturas del Jardín Francés del Carmen de los Mártires. PEPE MARÍN
El enigma resuelto del Carmen de los Mártires

Patrimonio de Granada

El enigma resuelto del Carmen de los Mártires

Una investigación del profesor Salvador García Fortes, de la Universidad de Barcelona, revela que las esculturas salieron del taller de Antoni Tarrés a mediados del siglo XIX y fueron moldeadas por Josep Anicet Santigosa

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 13 de octubre 2024, 23:49

¿Qué tienen en común el Palau de la Música o el Gran Teatro de Liceu de Barcelona con el Carmen de los Mártires? La historia resulta, cuanto menos, sorprendente. Se la explico. Buena parte de los elementos que adornaban esos edificios tan bellos de la Ciudad Condal y del emblemático carmen granadino fueron realizados por el mismo taller.Primero por Antoni Tarrés i Bosch y posteriormente por su hijo Antoni Tarrés i Martínez, una saga que surtió de material decorativo durante casi cien años –entre mediados del siglo XIX y mediados del XX– a un buen número de constructores y arquitectos de Cataluña y de toda España.

Así aparece en un interesante trabajo de investigación realizado por Salvador García Fortes, profesor honorífico de la Universidad de Barcelona, y recogido en el libro 'Tarrés, la industria cerámica de una arquitectura singular', editado por la propia institución universitaria. La obra dedica un importante apartado al Jardín Francés del Carmen de los Mártires porque, sí, sus maravillosas esculturas y búcaros salieron de los hornos de Tarrés situados en el número 45 de la calle Tallers, en pleno barrio del Raval.

Fotografía antigua de uno de los talleres de la saga de ceramistas de arquitectura decorativa iniciada por Antoni Tarrés. IDEAL

Y hablamos de un asunto no menor porque tiene mucho de novedoso. Hasta ahora se desconocía la autoría de la estatuaria neoclásica de ese hermoso y evocador espacio del Carmen de los Mártires –siempre se había especulado con que fueran de origen galo– pero resulta que no. Que fueron modeladas en la factoría de Antoni Tarrés i Bosch por parte del escultor que tenía en nómina. Y que no era otro que Josep Anicet Santigosa, que fue médico pero también un reputado ceramista que estudió en la afamada escuela de La Lonja –por esas mismas aulas pasaron posteriormente artistas como el mismísimo Pablo Ruiz Picasso–.

Fuente y dos de las esculturas del Jardín Francés. PEPE MARÍN

«Las estatuas –explica García Fortes– son singulares y están realizadas específicamente para este lugar, acompañadas, no obstante, por peanas y jarrones seriados que conforman una unidad e indican que todas y cada una de estas piezas de barro cocido son del mismo centro de producción». «En el recinto de la nueva Universidad de Barcelona, con motivo de la Exposición Catalana de 1877, Antoni Tarrés i Bosch presentaba sus productos al público, e incluía en el catálogo elaborado para la ocasión una fotografía donde se pueden observar la peana y el florero monumental utilizados en el Jardín Francés del Carmen de los Mártires», comenta el investigador, quien añade que este mismo modelo aparece en una publicación de 1901, aunque en este caso asociado ya a Antoni Tarrés i Martínez.

Sol y sombra. PEPE MARÍN

Pero el sello de Tarrés y Santigosa no solo se halla en el Jardín Francés. Las excavaciones que se están acometiendo en el número 45 de la calle Tallers han permitido el descubrimiento de un pequeño boceto que, según la hipótesis de García Fortes, se correspondería con la bella ninfa de la Fuente de la Gruta, el monumento que recibe a los visitantes del Carmen de los Mártires.

Emblema patrimonial

El Carmen de los Mártires fue muchas cosas antes que un carmen. Fue el Campo de Ahabul para los árabes, fue la ermita de los Santos Mártires para los cristianos, fue un convento, fue un cuartel de inválidos y finalmente, tras la desamortización de Mendizábal de 1835, fue lo que es hoy día, un carmen espléndido. Uno de sus propietarios, el potentado Carlos Manuel Calderón y Molina, decidió hacia 1855 que se aprovecharan los muros de una iglesia para construir el hermoso Jardín Francés que todos los días recorren las cientos de personas que 'suben' hasta los Mártires.

Salvador García Fortes, en una visita al Carmen de los Mártires. IDEAL

Y ahí, en este lugar, un auténtico deleite para los cinco sentidos, se colocaron en esa misma época ocho preciosas esculturas de algo más de un metro de altura que el Ayuntamiento de Granada, propietario del Carmen, está restaurando desde el año 2016. ¿El objetivo? Que las figuras primigenias, totalmente rehabilitadas, se puedan observar en la sala expositiva que se ha habilitado en el interior del Carmen de los Mártires y que en su lugar se pongan unas réplicas exactas. Tan exactas que resulta casi imposible diferenciar cuáles son originales y cuáles no. Y es que hablamos de elementos patrimoniales de enorme valor que también son extraordinariamente sensibles al estar fabricados en terracota. Es decir, arcilla modelada y endurecida al horno. Y que llevan ahí desde hace más de ciento sesenta años.

Respecto a la iconografía, cinco de ellas simbolizan los cuatro elementos de la naturaleza: el agua con Neptuno sobre concha, el fuego con mujeres aladas portadoras de una fogata –por duplicado–, el aire con un hombre con el brazo levantado y la tierra con Pomona con el cuerpo repleto de frutas. Y las otras dos, el invierno mediante un anciano con manto y brasero y el verano con Ceres agarrando una hoz. Es decir, en realidad no hay ocho esculturas, sino siete –una desapareció en el transcurso de años–.

El Carmen de los Mártires es, básicamente, sutileza. Una sutileza a la que contribuyó un industrial alfarero de Barcelona al que, por fin, podemos ponerle nombre y apellidos.

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