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En nuestros días, los estudiantes de Segundo de Bachillerato se encuentran ante una panoplia de opciones nada despreciable para decidir su futuro. Antes, no. Antes, o eras de Ciencias o eras de Letras. Y por eso, los literatos salían de forma masiva –siguen saliendo, en realidad– de entre quienes tomaban la segunda opción. En este reportaje repasaremos seis casos de escritores que habiendo elegido las Ciencias para desarrollar su formación, acabaron eligiendo las Letras por puro placer. Son médicos, ingenieros, matemáticos, antiguos analistas financieros o economistas. Hoy, todos han publicado obra y a todos el veneno de la literatura se les ha metido en el cuerpo por igual.
María Elena Higueruelo es graduada en Matemáticas y Literaturas Comparadas por la Universidad de Granada, y poeta, ganadora del Premio Adonáis en 2019 por su segundo poemario 'Los días eternos' (Rialp). Su vocación poética creció de forma paulatina, a partir de su faceta como lectora. «Creo que las matemáticas generan una cosmovisión a partir de su abstracción. No es un conocimiento endógeno que se desliga de la realidad más inmediata. Las matemáticas son un lenguaje distinto al cotidiano y al de la poesía, pero cuando entras en su lógica, descubres que incluye una forma de diálogo con la realidad que nos rodea», afirma.
Paradójicamente, Higueruelo disiente del concepto matemático de la métrica. «No creo que sea realmente el punto de anclaje que conecta poesía y matemática. Lo que las conecta es el hecho de que son campos de conocimiento que generan sus propios lenguajes y lógicas, y a partir de ellas, cosmovisiones, formas de entender el mundo e interrogarse acerca tanto de la realidad externa como de la realidad interna que somos como sujetos».
Ana Delgado es médico y ha trabajado en Salud Pública durante décadas. Habla de poesía y sensibilidad: «llegar o no a la poesía es independiente de la profesión que se ha elegido, y, por otra parte, la medicina es una disciplina no solo del campo de la ciencia, sino también del campo de las humanidades. No se puede tratar bien a una persona enferma si no es entendiéndola como ser humano. La enfermedad y la muerte son lo más humano que existe».
Su poemario 'Álgebra de los vínculos' (Sonámbulos Ediciones), está dedicado, según su autora, a hablar de diferentes relaciones que nos vinculan con las personas y el entorno que nos rodea. «El libro tiene dos partes, en la primera abordo aspectos de mis vínculos con el exterior y la importancia que tienen los mismos en mi vida, aparecen relaciones presentes o pasadas significativas para mí. La segunda parte está centrada en las relaciones conmigo misma», afirma.
Del mismo modo, asegura que «en la cultura occidental, también en la medicina, se ha establecido clásicamente una separación artificial y falsa entre cuerpo y mente, o entre cuerpo y alma. Esta dicotomía es errónea y ese punto de vista esta cambiando; progresivamente se está modificando la mirada y la interpretación de lo que somos». Y finaliza: «Eso quiere decir que lo que sentimos está en nuestro cuerpo, y ahí es donde se expresa».
De emociones y de cómo construirlas sabe mucho Blas Malo, ingeniero de Caminos y uno de los autores más leídos entre los de novela histórica, especialista además en entrar a fondo en el ser de sus personajes, además de en el tiempo que les tocó vivir. Su obra más reciente, 'Don Juan Manuel, el guardián de las palabras' (Edhasa), le ha servido para poner sobre la mesa una creación compleja de hechos y personajes que, par a él, es muy similar al diseño y construcción de un puente. «Los cimientos son la documentación; el diseño de la novela y de una obra implica cómo va a ser, cómo va a ser su estructura; los hitos que vas colocando son los pilares que la sostienen. Y cuando has terminado de diseñar la obra, la sometes al test de estrés que supone la revisión múltiple. A cada paso que das te vas dando cuenta de que todo encaja, y tras la octava o novena revisión, cuando has rehecho todos los cálculos y te has asegurado de que todo cuadra, la satisfacción es la misma», asegura Blas Malo.
Francisco Villegas es médico traumatólogo, y ha publicado hace unas semana 'Siete inviernos después' en la granadina Ediciones Miguel Sánchez. Recuerda sus inicios como lector, cuando tras devorar 'Destino desconocido', una novela futurista de Agatha Christie, entró por la puerta de Asimov en el mundo de las letras. Su primera libreta de relatos la perdió en una inundación, y durante décadas, fue escribiendo piezas cortas hasta que ha puesto en pie su primera novela, con tintes negros y a cuya trama ayuda el profundo conocimiento de su profesión.
Villegas comenta «para escribir lo más importante es tener algo que decir, y la vida del médico ayuda mucho. En el desempeño de mi labor he visto muchas historias humanas muy interesantes. Y siempre pienso que la vida de uno es su mejor novela, que todos asistimos a historias tan radicales que bien merecen ser conocidas por el público para enriquecimiento mutuo». Su novela habla mucho de Bioética, un campo que ha estudiado en profundidad. Como escritor, el traumatólogo granadino afirma con humor que «tengo un motor diésel. Necesito mucho tiempo para entrar en calor, no soy de los que sacando 20 minutos de aquí y 20 de allá son capaces de armar una novela». Ya tiene una nueva obra en mente, que también espera editar con Miguel Sánchez, «una editorial pequeña, familiar, en la que me siento como en casa. Había oído hablar muchas veces del implacable negocio editorial, pero ellos están en las antípodas de lo que había oído».
Isabel María Puerta estudió Finanzas y Contabilidad en Granada, y es la responsable financiera de una empresa constructora. También una joven escritora que ha publicado recientemente 'Quita, bicho' (Círculo Rojo), relato de su experiencia personal durante la pandemia. A pesar de que le 'tiraban' más las Letras, terminó apasionándose por las Matemáticas por cabezonería. Su día a día se mueve entre compromisos de pago, proveedores, atención a las personas, en definitiva. «Matemáticas y letras están más unidas de lo que pensamos. En el libro hay un capítulo en el que hablo de un pagaré, cuando en realidad me refiero a un compromiso con las personas. Los pagos se verbalizan, los sentimientos también. Un relato, un poema, es una oportunidad para contar una historia humana, para compartir un pensamiento o un sentimiento. Pienso que las empresas de hoy necesitan mucha poesía», asegura.
Y si hay un sector donde la poesía no suele cotizar al alza, ese es la banca. Carlos Ignacio Pareja se licenció en Medicina, ejerció como galeno y terminó trabajando durante décadas en la banca. Con la editorial granadina Quaestio ha publicado ya tres novelas, la última de las cuales es 'Ay, Isabel', en torno a la figura de Carlos V. «He soportado tres crisis económicas, he superado un cáncer, he ayudado a muchas personas a superar sus problemas económicos... He vivido mucho», asegura.
Por ello, en sus novelas hay mucho de su vida, pero también del profundo conocimiento del alma humana: «Somos mucho más que números, por más que para algunos parezcamos tales. Yel humanismo, el conocimiento de lo más profundo de nuestro ser, es complementario con las ciencias, esas disciplinas que estudian la naturaleza a partir de hechos objetivables. Leer abre la mente, y escribir me ha ayudado mucho a crecer como persona», concluye.
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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