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La talla, situada en el claustro del Santo Ángel, es la única que labró en piedra Alonso Cano. JOSÉ ANTONIO PALMA
La escultura de Alonso Cano oculta en Granada durante 94 años

La escultura de Alonso Cano oculta en Granada durante 94 años

Cultura cataloga 360 obras de arte desconocidas por estar en conventos de clausura, entre ellas la única talla en piedra labrada por el genio granadino

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 23 de febrero 2025

Si usted tiene más de 94 años y es de Granada, quizá haya visto en alguna ocasión, en su niñez, la fachada del antiguo Monasterio del Santo Ángel Custodio, que se hallaba en la calle Cárcel Baja y fue demolido para construir el actual Banco de España. Las clarisas estuvieron ahí hasta unos meses después de que se proclamara la II República, en abril de 1931, cuando el obispo auxiliar de Granada, Lino Rodrigo Ruesca, ordenó que lo abandonasen –varios edificios religiosos fueron quemados por el anticlericalismo imperante en ese momento de la Historia de España–. La comunidad se lo llevó todo a su nuevo domicilio en el número cuarenta de la calle San Antón. Y ese 'todo' incluía su valiosísima colección de obras de arte que nunca, jamás, han sido vistas por nadie extramuros.

Bueno... una de ellas sí. Precisamentela que había en una hornacina situada en la portada del viejo monasterio, una impresionante figura de mármol de Macael de un metro de altura del Santo Ángel que protege a un niño. No es una escultura cualquiera. Es la única labrada en piedra por el mismísimo Alonso Cano a lo largo de su vida. Una joya del Barroco que las madres colocaron en el centro del claustro de su nueva casa y que, desde entonces, quedó oculta para el resto de los mortales por el estricto régimen de enclaustramiento que rige en este convento desde que fue fundado en 1626 por sor María de las Llagas, la hija mayor de los poderosos Marqueses de Camarasa.

Virgen Abadesa, de Diego de Mora, catalogada por la Delegación de Cultura situada en el coro bajo de la iglesia del Santo Ángel, a través de las rejas de clausura. JORGE PASTOR

Ahora sabemos de su existencia porque la Delegación de Cultura en Granada, a instancias de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Junta, ha logrado que dos historiadores del arte granadinos, José Antonio Palma y Venancio Galán, entren en el Santo Ángel Custodio, en Santa Catalina de Zafra y en las Carmelitas Calzadas para realizar un inventario de 360 piezas totalmente desconocidas por eso, porque nunca salieron de estos inmuebles. Hablamos de este Santo Ángel del genio Alonso Cano, con un precio que superaría el medio millón de euros, pero hablamos también de grandiosas creaciones de Pedro de Mena, José de Mora, Martínez Montañés, Pedro Atanasio Bocanegra, Torcuato Ruiz del Peral, José Risueño... maestros del Barroco de Granada y, por ende, de España.

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La Delegación de Cultura no ha hecho esto porque sí. Lo ha hecho para evitar que vuelvan a ocurrir sucesos tan lamentables como el intento de vender una Santa Margarita de Cortona, de José de Mora, que estaba en las Vistillas del Realejo en una feria en Nueva York, un escándalo que ha acabado con una pena de cuatro años de cárcel para el hombre que la robó –realmente dio un cambiazo por otra imagen de menor valor–.

Jornaditas de Belén, Santo Ángel de Alonso Cano y Pelicano custodia, tres obras que nunca han salido del convento del Santo Ángel. JOSÉ ANTONIO PALMA
Imagen principal - Jornaditas de Belén, Santo Ángel de Alonso Cano y Pelicano custodia, tres obras que nunca han salido del convento del Santo Ángel.
Imagen secundaria 1 - Jornaditas de Belén, Santo Ángel de Alonso Cano y Pelicano custodia, tres obras que nunca han salido del convento del Santo Ángel.
Imagen secundaria 2 - Jornaditas de Belén, Santo Ángel de Alonso Cano y Pelicano custodia, tres obras que nunca han salido del convento del Santo Ángel.

La inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de todas estas obras no solo permite una mayor difusión, sino sobre todo una mayor protección. Por lo pronto, ya no podrán salir de España y, lo más importante, tampoco nadie podrá mercadear ni especular con ellas –tan solo la administración, en ejercicio de su derecho de retracto–, aunque, eso sí, las órdenes podrían llevárselas a otra de sus sedes en España en el supuesto de que pegaran el cerrojazo en Granada. Algo nada descartable en el medio plazo aquí mismo, en Granada. En este punto conviene recordar que el Papa Francisco firmó en 2016 una orden, la 'Vultum dei Quaerere', para la reordenación de la vida monástica femenina. Los cenobios con menos de cinco religiosas deben cerrar para fusionarse o federarse. ¿Qué sucedería entonces con todo lo que hay dentro?

Vulnerabilidad

«Los conventos de clausura –dice el delegado Fernando Egea– son espacios que albergan auténticos tesoros pero, dado el perfil de sus habitantes, son muy vulnerables». «El trabajo que está realizando la Consejería, que se quiere extrapolar al resto de entidades conventuales de Granada –alrededor de quince–, no solo garantiza el conocimiento de sus bienes, sino su divulgación y blindarlos, en la medida de lo posible, para que no se repitan episodios como el de la Santa Margarita de Cortona». Egea resalta otro asunto no menor. A partir de ahora, Santa Catalina de Zafra, Santo Ángel Custodio y Carmelitas Calzadas podrán solicitar las ayudas autonómicas para la restauración.

«La intención de la Junta es continuar con la labor de inventariado en el resto de conventos de Granada»

Fernando Egea

Delegado de Cultura de la Junta

Son las diez de la mañana del diez de enero en el Convento del Santo Ángel Custodio. José Antonio Palma espera ante el enrejado del locutorio a que lo atienda la priora sor Teresa, una mujer de 48 años procedente de Kerala, en el Sur de la India, que lleva treinta en España. José Antonio lleva en sus manos los ciento y pico folios de su informe sobre el patrimonio artístico del Santo Ángel. «Muy buenos días, madre», le dice a sor Teresa, que lo recibe con júbilo. «Muy buenos días», le responde ella. «Le traigo esto», prosigue José Antonio, que le muestra el volumen encuadernado y un pen drive. «Aquí lo tienen todo, para que lo guarden en su archivo», agrega. Yacto seguido lo introduce en el torno.

Entrega del inventario en el convento del Santo Ángel Custodio. JORGE PASTOR

José Antonio Palma se considera un privilegiado. «He tenido la oportunidad de acceder a un lugar donde solo se ha permitido el paso a contadas personas», explica. «Al traspasar la puerta tienes la sensación de que el tiempo se detuvo trescientos años atrás». «Las estancias son muy luminosas y huele a canela porque su principal fuente de ingresos es la repostería», comenta. «Lo único que se escucha es el silencio y el toque de las campanas que identifica a cada una de las ocho monjas».

«El estado de conservación de las piezas es bueno porque nunca han estado expuestas a agentes que las deterioraran»

José Antonio Palma

Historiador del arte

«Hay obras de arte por todas partes: en las escaleras, en los pasillos, en las habitaciones y en los rincones más recónditos», narra Palma, «aunque buena parte de ellas se encontraban en el coro bajo, que se utiliza para escuchar la misa en verano y en la sala capitular, que se localiza en la primera planta». «El estado de conservación general de todas las piezas es bueno porque nunca han estado expuestas a agentes que pudieran deteriorarlas, porque en muchos casos están metidas en urnas y porque ellas son muy limpias».

Una de las páginas del inventario. JORGE PASTOR

Los fondos del Convento del Santo Ángel Custodio son impresionantes en calidad y en cantidad. «Un verdadero museo», resume Palma. En calidad porque María de las Llagas tenía dinero. De ella partió el encargo del Santo Ángel a Alonso Cano, pero también un San José a Pedro de Mena y otro a su padre Alonso de Mena. Y en cantidad porque el Santo Ángel Custodio ha sido receptor de todo el arte que albergaban otros cuatro conventos que fueron desapareciendo con el paso de los siglos.Por una parte, el Convento de San Agustín, con el que vino el Cristo de San Agustín de Jacobo Florentino, discípulo de Miguel Ángel, que procesiona el Lunes Santo. Y por otra, el convento de los Ángeles del Realejo, que su vez asumió el de Santa Inés del Albaicín, y uno de Jerez de la Frontera. Por eso tiene tanto y tan bueno.

¿El reto ahora? Que nada se pierda. En el camino estamos.

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