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El conservador Javier Moya Morales saca de la vitrina el fabuloso Crucificado de Miguel Ángel que forma parte del Museo Gómez-Moreno, ubicado en el Carmen Blanco de la Fundación Rodríguez-Acosta. JORGE PASTOR
Una escultura de Miguel Ángel en Granada
Patrimonio

Una escultura de Miguel Ángel en Granada

Entre las múltiples joyas de la colección Gómez-Moreno, un crucificado de plata moldeado por el genio italiano en su última etapa creativa

Jorge Pastor

Granada

Sábado, 19 de octubre 2024, 23:49

En la sala número diez del Museo del Prado, una de las dedicadas a Diego Velázquez, hay un retrato de una monja franciscana del convento de Santa Isabel de Toledo. La religiosa, sor Jerónima de la Fuente Yáñez, con gesto enérgico, porta un libro de oraciones en la mano izquierda y un crucifijo en la derecha. Pues bien, ese pequeño Señor en la Cruz, del tamaño de una tercia de vara –algo menos de veintiocho centímetros–, es idéntico a uno de plata que está muy cerquita de su casa. Aquí, en Granada, en el Museo Gómez-Moreno de la Fundación Rodríguez-Acosta. Y la relevancia radica en que este que lleva la madre Jerónima, el del Museo Gómez-Moreno y otra veintena fueron moldeados por el mismísimo Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni, más conocido como Miguel Ángel.

En efecto, Velázquez empleó para esta pintura de la madre Jerónima uno de esos crucificados de Michelangelo traído a Sevilla en 1597 por el platero italiano Gian Battista Franconio. Un Cristo que tiene la gran singularidad de estar asido a la cruz por cuatro clavos y no por tres. Según explica el conservador de la Fundación Rodríguez-Acosta, Javier Moya Morales, este modelo lo adoptó en primer lugar FranciscoPacheco y, posteriormente, algunos de sus discípulos aventajados, entre los que se encontraban Diego Velázquez y el granadino Alonso Cano –los dos coincidieron en el taller sevillano de Pacheco, situado en lo que hoy día es la calle Trajano–. Tanto es así que si usted visita la Catedral de Granada y se fija en el soberbio fascistol de Alonso Cano que antaño había en el coro, observará que, en efecto, el Crucificado que corona el atril donde se ponen los libros de canto es una réplica del de Miguel Ángel y del que se halla en el Museo Gómez-Moreno.

Detalles de la escultura. Fundación Rodríguez Acosta

La autoría del genio del Renacimiento no admite duda. Ya se encargó de demostrarlo con profusión de detalles el mismísimo arqueólogo e historiador Manuel Gómez-Moreno Martínez en su libro 'Obras de Miguel Ángel en España' publicado en 1930. De ese molde original diseñado por Miguel Ángel, correspondiente a su última etapa creativa –cuando estaba influido por la espiritualidad y el neoplatonismo de Vittoria Colonna y su círculo–, el italiano produjo esa veintena de esculturas metálicas –en plata, bronce y otras aleaciones– .

Además de la que hay en el Museo Gómez-Moreno, que se halla en el Carmen Blanco de la Fundación Rodríguez-Acosta, existen 'primas hermanas' en espacios tan emblemáticos como la Catedral de Sevilla o la capilla del PalacioReal de Madrid. Gómez-Moreno también refirió otra en Granada en poder del escultor José Navas Parejo. Tanto este Crucificado, que al parecer se encuentra en una colección privada, como el del Museo Gómez-Moreno fueron adquiridos por Manuel Gómez-Moreno Martínez y por Navas Parejo, cada uno por su cuenta, en los años treinta en unos anticuarios del centro de Sevilla. Obviamente, ambos sabían perfectamente lo que estaban haciendo, aunque no existe constancia documental, al menos respecto al perteneciente al Museo Gómez-Moreno, de cual fue exactamente el establecimiento que lo vendía y el coste de la transacción.

Pieza con uno de los retratos más fieles de Miguel Ángel realizado por Leone Leoni, con posado del genio italiano, que forma arte de la colección de Gómez-Moreno. JORGE PASTOR

Moya Morales explica que aquel patrón de Miguel Ángel fue evolucionando –o involucionando– hasta contabilizarse más de veinte versiones obradas por terceros. En algunas de ellas, las ulteriores, el Señor aparece ya prendido al madero por tres escarpias y no por cuatro. El primitivo, el que salió de la matriz de Miguel Ángel, lo puede observar usted mismo en la Fundación Rodríguez-Acosta, tutelada por la Junta, en el callejón del Niño Rollo, el fastuoso carmen que el pintor Rodríguez-Acosta construyó para que fuera su estudio y que hoy día es uno de los grandes tesoros patrimoniales de Granada.

Descripción

Pero también lo describió Gómez-Moreno. «Cuelga el cuerpo desplomado, con simetría de masas absoluta...; la cabeza, pequeña, cae sobre el pecho apenas desviada ligerísimamente hacia la derecha; las manos se contraen agarrotadas; la pierna izquierda se cruza sobre la derecha, aplastándose al contacto su pantorrilla, y el pie se deforma bajo la presión del clavo».

«Gómez-Moreno fue el primero que relacionó todas las obras de Miguel Ángel en España en su libro de 1930»

Javier Moya Morales

Conservador de la Fundación Rodríguez-Acosta

«Lo casi embrionario de sus órganos viriles –detalla Gómez-Moreno– concierta con una estrechez de caderas que da predominio al pecho sobre los demás miembros; el vientre se hunde, y la complexión, descarnada, más acusa relieves óseos que músculos, salvo en los brazos donde la tensión pone visibles hasta las arterias, pero todo ello modelado con una delicadeza y arte insuperables». «Sin embargo –finaliza–, aún vence la emoción contemplándolo, desde el doble punto de realidad fisiológica y de concepto religioso, en grado sorprendente: su autor era un sabio y un pensador exquisito, sin duda».

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Pero este Crucificado que tanta repercusión tuvo entre los grandes artistas españoles de principios del siglo XVI, no es la única pieza relacionada con Miguel Ángel que hay en el Museo-Gómez Moreno. En la misma vitrina, a la izquierda, hay una medalla de bronce que no llega a los seis centímetros de diámetro y que tiene en la efigie un retrato de Miguel Ángel realizado por Leone Leoni a partir de un posado del propio artista. Javier Moya Morales dice que «el tema del reverso fue sugerido por el propio Miguel Ángel y puede considerarse de alguna manera como obra suya».

Espacio donde se halla la vitrina con el Crucificado de Miguel Ángel y la medalla de Leoni JORGE PASTOR

«Se hizo representar a sí mismo como un anciano con el torso desnudo, al parecer ciego, caminando con bastón y una calabaza, como un peregrino, y guiado por un perro», comenta. «Esta composición –añade– se rodea con una inscripción sacada de un salmo de la Biblia cuya traducción reza 'enseñaré a los malvados tus caminos y los pecadores se convertirán a ti'». «Al escoger ese lema, Miguel Ángel se mostraba consciente de ser receptor, gracias a su capacidad creativa, de una especie de gracia divina, tal como le hiciera notar Vittoria Colonna, a lo que él añadía voluntariamente su compromiso de poner esa capacidad al servicio de Dios», concluye Moya Morales.

Datos

  • 28 El Crucificado de Miguel Ángel del Museo Gómez-Moreno –y todos los vaciados del mismo molde– mide una tercia de una vara, lo que equivale a veintiocho centímetros.

  • 1597 Las esculturas, moldeadas en plata, bronce y aleaciones, fueron traídas a Sevilla en 1597 por el platero Gian Battista Franconio.

Y es que el Museo Gómez-Moreno, que se nutre de los extraordinarios fondos legados en los ochenta a la Fundación Rodríguez-Acosta por las tres hijas de Manuel Gómez-Moreno Martínez (Granada, 1870- Madrid, 1970), es una verdadera joya bajo los auspicios de la Consejería de Cultura y el Patronato de la Alhambra, que oferta su visita junto al monumento nazarí. Su nuevo gerente, Íñigo Entrala Bueno, tiene como gran objetivo que la Fundación esté plenamente abierta a la ciudad. «Así viene en nuestros estatutos y ese era el deseo de Rodríguez-Acosta», recuerda.

«Queremos abrir el Museo y la Fundación para que todos los granadinos la disfruten y conozcan»

Íñigo Entrala Bueno

Gerente de la Fundación Rodríguez-Acosta

La pretensión es acoger propuestas de creadores locales y eventos como pequeños conciertos aprovechando sus espacios internos y sus soberbios jardines. Antes de todo ello, habrá que esperar a que finalicen las obras de reposición del lucernario del Museo Gómez Moreno, que lo mantendrán cerrado hasta diciembre, a lo que seguirá una nueva inversión en climatización.

Pintura de Pacheco propiedad del Museo Gómez-Moreno donde se observa el Cristo con cuatro clavos Jorge Pastor

Cuando María Elena, Natividad y Carmen, las tres descendientes de Gómez-Moreno, le propusieron a su padre que todo lo suyo fuera tutelado por la Fundación Rodríguez-Acosta, este les espetó «demasiado bonito para ser verdad». Pues sí, don Manuel, es bonito y es verdad.

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