Antonio Arenas
Lunes, 8 de julio 2024, 23:59
La obtención de pequeñas joyas minerales se han convertido en el IES Alfaguara de Loja en uno de los mejores incentivos para los adolescentes que dan sus primeros pasos en materias como Física y Química. Según explica su profesor, Sergio Quintana, en este centro llevan ... años profundizando en un proyecto de cristalización que cada curso cosecha nuevos y sorprendentes frutos siendo los más evidentes los propios cristales.
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Según indica, «el proceso inicial es tan sencillo como disolver la cantidad adecuada de la sal elegida en agua caliente y dejarla enfriar». Después, se añade una pequeña cantidad de hierro, bien medida, que hará la magia de hacer brotar las puntas cristalinas conforme crece en cristal en 48 horas. Para darles color emplean colorantes alimentarios, pero también sustancias químicas como el permanganato, que dará un violeta intenso que, con el tiempo, irá virando a rojizo conforme vaya reduciéndose químicamente a otras formas de manganeso. El cromo, por ejemplo, hace que surjan agudas puntas verdes en los extremos de los prismas cristalinos. Incluso, los azúcares dan colores tostados acaramelados al reaccionar con los iones amonio de fosfato.
Sergio Quintana explica que con esta introducción, los alumnos de cualquier curso están deseando participar en el proyecto. «Entre los más implicados hay alumnos de segundo, tercero y cuarto de ESO, cada uno avanzando a su ritmo, pero compitiendo en ilusión. Porque este es el fruto que más apreciamos los profesores, la motivación progresiva de los alumnos mientras mejoran su trabajo en equipo, aplican el método científico y ven la importancia de seguir un trabajo sistemático, sin dejar de usar su imaginación y aportar nuevas ideas para mejorar los cristales. En paralelo, mejoran su capacidad de comunicar los resultados exponiéndolos en concursos de cristalización o delante de alumnos de otros centros, en talleres organizados en alguna plaza del pueblo», añade. De hecho, en los últimos cinco cursos hasta en dos ocasiones han sido medalla de plata en concursos internacionales de vídeos de cristalización –este curso el oro lo consiguió un equipo de Vietnam–, sin mencionar que también han obtenido reconocimientos en concursos andaluces.
Por ejemplo, en 2021 organizaron una exposición en la sala cultural 'El Pósito' de Loja, en la que los alumnos de este centro realizaron talleres divulgativos para los escolares de Primaria y, en el pasado mes de junio, en el museo 'Anita Ávila' de Loja, donde se han podido contemplar ejemplares de entre seis y diez kilogramos, que ha sido posible, gracias a fondos del programa 'Investiga y Descubre', de la Junta de Andalucía. De modo parecido el año pasado, soñaron con hacer cristales fosforescentes que se muestran igualmente en el museo y que al ser iluminarlos por el sol o con luz ultravioleta seguirán brillando durante horas en la oscuridad. En este sentido, el profesor explica que uno de los secretos del éxito del proyecto es «no dejar de sorprendernos, ni poner muchos límites a lo que nuestra imaginación querría ver hecho realidad. Si nos gustaría ver un cristal de diez kilogramos con cada púa de un color… es solo cuestión de trabajo».
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