El estudio de Granada donde Jesús Conde pinta sus armaduras
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IDEAL entra en el 'santuario' del artista granadino, uno de los grandes referentes de la pintura contemporánea andaluzaJesús Conde se levanta todos los días a las seis de la mañana, la hora a la que canta el gallo. Lee la prensa y escucha las noticias en la radio. «Una ducha mental para paladear el retrosabor de los sueños». Después toma un café con una gota de leche y una pastilla de sacarina «para conectar las neuronas». Y a las siete en punto de la mañana, ya está el buen hombre metido en su taller, una habitación de cuarenta metros cuadrados que mira hacia el norte, una orientación que garantiza una luz diáfana y constante. Ahí plasma su mundo onírico en lienzos hipnóticos que le han convertido en uno de los grandes referentes de la pintura contemporánea andaluza.
Esta es la bendita cotidianidad del 'señor de las armaduras'. Las armaduras, uno de los elementos recurrentes en la extensa producción de un creador nacido en Archidona en 1953, formado en la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla y que desde los dieciocho años está unido por el amor, el arte y la profesión a Granada. Aquí desarrolla su carrera pictórica. Y aquí, en la Universidad de Granada, imparte su magisterio desde hace treinta y cinco años.
«Mis momentos de mayor productividad son entre las siete de la mañana y las doce del mediodía», explica. «De joven lo hacía por la noche y los cuadros eran horribles», confiesa entre risas. Después de pasar por diferentes estudios en Granada, ha sido en su propia vivienda, situada a medio camino entre Granada y Huétor Vega, donde ha encontrado la atmósfera ideal para pintar. Cerca de su perrita Noa, una preciosa bichón maltés «un tanto perezosa». Él y sus pinceles. Él y su música. Wolfgang Amadeus Mozart, Johannes Brahms o quien pinchen en Radio Clásica. «Me encanta su programación, especialmente por las mañanas», reconoce. Es otra de sus rutinas. Encender el transistor antes de coger los pinceles, limpiarlos y mezclar aceites y colores para enfrentarse al acto supremo de la creación.
En estas semanas trabaja en una serie en torno a la Edad Media, un tema que se repite en sus ensoñaciones y que recrea en sus telas en forma de caballeros acorazados. «Un traje metálico que para mí representa la autoprotección, la supervivencia», comenta Conde Ayala. «Aún no sé cómo lo titularé porque yo no trabajo por encargo ni pensando en una exposición; trabajo para mí», sentencia. Esta obra, en la que invertirá un mes entre la fase preparatoria y la del remate, describe también otros mundos ligados a una actualidad que no tiene tanto de efímera. Por una parte, la defensa frente a las acometidas de la pandemia. Y por otra, la defensa frente a las embestidas de la naturaleza en forma de volcanes en erupción –en referencia al de Cumbre Vieja, que tanta destrucción ocasionó en la isla de La Palma hace un año–. La lava y las fumarolas sustituyen al yelmo.
La primera 'Armadura' la hizo para una muestra organizada por la Diputación de Granada en 1984. Desde entonces ha parido cientos. «Son figurativas porque mis sueños son figurativos», asegura el pintor. Un pintor con una técnica depuradísima gracias a su formación académica en Sevilla y a un impresionante periplo vital y profesional siempre ligado a Granada. Su trazo es una lucha entre la tragedia y la gloria, entre la razón de Apolo y la imaginación de Dionisio. Su gama cromática combina los cálidos con los fríos. Nunca faltan los tonos dorados y los anaranjados.
Su principal fuente de inspiración son las grandes novelas francesas, rusas y españolas de los siglos diecinueve y veinte. Observar un Jesús Conde es 'leer' a Èmile Zola y su descubrimiento de la realidad social, a Fiodor Dostoyevski y su concepto del amor, la soledad y la muerte, y también a Juan Rulfo y su 'Pedro Páramo', la quinta esencia del viaje. Y es que la literatura y la pintura son eso para Jesús Conde, un viaje que le permite conocer los otros mundos a los que conduce la letra impresa. El 'Éxodo' del pueblo judío, el 'Quijote' de Miguel de Cervantes, el 'Ulises' de James Joyce... «Siempre había pensado que el cine era la mejor forma de contar los viajes, que se podía narrar todo», dice Conde. Pero finalmente, tras el intento fallido de estudiar en la Escuela Nacional de Cine, aquella de Alfonso Sánchez y otras glorias como Giménez-Rico, se dio cuenta de que la forma más autónoma de recorrer los caminos leídos era la pintura.
Jesús Conde también es un soñador empedernido. Un soñador 'de lanza en astillero'. Un soñador de los que pintan sus sueños... para convertirlos en realidad.
Jesús Conde Ayala nació el 27 de septiembre de 1953 en Archidona en el seno de una familia de trece retoños. Cursó Bellas Artes en la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Fue docente en la Escuela de Magisterio de la Facultad de Bellas Artes de Granada.
Actualmente es doctor y profesor titular universitario de la Facultad de Bellas Artes 'Alonso Cano' de la Universidad de Granada, académico de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias y asesor y colaborador del Legado Andalusí. Ha participado en cientos de exposiciones.
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