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María Francés
Sábado, 3 de agosto 2024, 23:27
Hoy os quiero hablar de un tema que me apasiona. El «power dressing» o vestirse con poder y para el éxito, ha evolucionado significativamente en los últimos 50 años, reflejando los cambios sociales, culturales y económicos. Lo que comenzó como una forma de que las mujeres se afirmaran en un mundo corporativo dominado por hombres, se ha transformado en una expresión de autoridad y confianza, tanto para hombres como para mujeres. Vamos a hacer un recorrido por las diferentes décadas para entender cómo ha cambiado el power dressing y su impacto en la percepción del liderazgo.
Años 70
La década de los 70 fue testigo del surgimiento del power dressing, impulsado por la creciente presencia de mujeres en el ámbito laboral. Las mujeres comenzaron a adoptar trajes de pantalón y blazers inspirados en la moda masculina como una forma de igualar el terreno de juego en oficinas dominadas por hombres. El objetivo era proyectar una imagen de seriedad y competencia, utilizando líneas limpias y colores neutros. Este estilo fue popularizado por diseñadores como Yves Saint Laurent, quien introdujo el esmoquin femenino, y marcó el inicio de una era en la que la ropa se utilizaba como una herramienta para afirmar la autoridad femenina.
Años 80
Los años 80 lo llevaron a las alturas con la influencia de la cultura del exceso. Los trajes con hombreras exageradas se convirtieron en el símbolo del poder corporativo, proyectando una imagen de fuerza y autoridad. Colores como el negro, el gris y el azul marino dominaban los armarios, y las mujeres completaban sus trajes con blusas de lazo y joyas llamativas. «Dynasty» y «Working Girl» reflejaban y amplificaban estas tendencias, presentando personajes femeninos que utilizaban la moda para reivindicar su posición en el mundo empresarial.
Años 90
La década de los 90 vio una reacción contra el exceso de los 80, con un movimiento hacia el minimalismo, llevando una estética más relajada y funcional. Sin embargo, en el ámbito profesional, el power dressing se adaptó con trajes sencillos y menos estructurados. Diseñadores como Calvin Klein y Donna Karan promovieron una estética limpia y moderna, con trajes de líneas simples y colores neutros. El concepto de «business casual» también comenzó a ganar terreno, permitiendo expresar el estilo personal sin sacrificar la profesionalidad.
Años 2000
En los 2000, continuó evolucionando hacia una mayor diversidad e individualidad. La globalización y la diversidad en el trabajo influyeron en una moda más inclusiva y variada. El auge de la tecnología también llevó a un ambiente laboral más flexible, donde el código de vestimenta se volvió menos rígido. Marcas como Alexander McQueen y Stella McCartney introdujeron diseños que combinaban poder con creatividad.
Años 2010
La última década ha sido testigo de una revolución, marcada por la inclusividad y la sostenibilidad. La moda ha adoptado un enfoque más consciente, de ética y responsabilidad ambiental. El power dressing ya no se trata de trajes y blazers; ahora incluye una amplia variedad de estilos.
La evolución del power dressing no sólo nos muestra cómo ha cambiado la moda, sino también cómo hemos cambiado nosotros como sociedad. Al adaptarnos y redefinir lo que significa vestirse con poder, continuamos reflejando nuestros valores y aspiraciones en la ropa que elegimos usar, y menos mal.
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