Nacida en Praga, Monika Zgustova se exilió con sus padres a EE UU cuando tenía 15 años. rc
La exiliada cuyo único credo es la cultura
la semana de monika zgustova ·
Esta escritora y traductora tiene por mandamientos sagrados la lectura y el arte. La tele es para ella un mueble. Le relaja cocinar. El taichí y el yoga la ayudana relajarse, tanto comopisar la playa
Monika Zgustova (Praga, 1957) es escritora y una de las grandes traductoras del checo al español. Dotada con el don de lenguas, ha vertido al castellano a Milan Kundera, Václav Havel y Jaroslav Seifert, entre otros muchos. Ha sufrido el exilio por partida doble: sus padres huyeron de Praga con la invasión soviética del país en 1968 y se afincaron en EE UU, país del que se marchó en cuanto pudo. Encontró su sitio en Barcelona, ciudad que ama tanto como el catalán. Adora la música de Bach, Vivaldi y Mozart y las pinturas de Vermeer, Matisse y Piero della Francesca. Pasear por la playa y perderse por jardines son dos de sus ocupaciones favoritas. Si algo la descentra, el taichí, el yoga y la natación lo solucionan. En breve entregará a la imprenta 'Nos veíamos mejor en la oscuridad' (Galaxia Gutenberg).
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Lunes
7.30 horas. Me gusta despertarme entre las siete y las ocho. A primera hora de la mañana me apetece leer las noticias en la cama con el teléfono móvil. Me levanto y hago un poco de taichí o yoga, desayuno -generalmente unas tostadas con mantequilla y mermelada, acompañadas de té verde- y me pongo a trabajar. La gente piensa que aquí en Cataluña todo el mundo desayuna pan tumaca, y no, es algo que se suele comer con ensaladas, quesos y embutidos.
9.30 horas. Antes de ponerme a escribir, con independencia de que se trate de un libro o un artículo, camino o nado, actividades que me ayudan a concentrarme. Tengo la suerte de vivir cerca de la playa, en Sitges. Pasear por la orilla es un verdadero placer. También lo hago por las ruinas arqueológicas, las colinas y entre las viñas. Aunque soy urbanita y me encanta pasear por las ciudades, necesito el campo.
12.30 horas. Dedico mucho tiempo a traducir. Recomiendo a la gente que quiera escribir que traduzca, es algo que da muchas tablas y es más útil incluso que acudir a una escuela de escritura creativa. Para los ensayos y artículos empleo el catalán, el castellano y el inglés, mientras que para los libros de ficción recurro al checo. También me manejo bien con el ruso y el francés, pero no los domino tanto.
Martes
9.00 horas. Nací en Praga. Cuando tenía 15 años, mis padres tomaron la decisión de exiliarse. En 1968 la Unión Soviética invadió Checoslovaquia y acabamos instalándonos en EE UU. Yo podría asentarme en cualquier país sudamericano o asiático antes que allí, donde se vive tan exageradamente bajo el impacto de la religión. Tenía ganas de volver a Europa, visité a unos amigos que tenía en Barcelona y la ciudad me gusto muchísimo. Llegué a España creo que en 1984. No conocía el idioma ni tenía dinero, amigos o trabajo. Fue como un segundo exilio, aunque yo había escogido el país. Pasé malos ratos y depresiones. Pero poco a poco salí adelante y ahora vivo completamente adaptada en Sitges, que es como si fuera un barrio de Barcelona.
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15.30 horas. Ahora estoy leyendo al último Premio Nobel de Literatura, Abdulrazak Gurnak. Después de comer y de cenar me gusta concederme un buen rato de lectura, que es una buena manera además de que se me ocurran ideas. En ocasiones, al despertarme, en vez de consultar las noticias, leo poesía.
19.00 horas. A veces veo películas en la pantalla del ordenador, pero adoro ir al cine, tener la complicidad de otros espectadores supone una experiencia distinta. Ir a la sala de cine representa un ritual, no solo por ver la película en sí, sino también por ir a cenar después y comentar el filme con alguien.
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Miércoles
14.00 horas. Me gusta cocinar para los amigos. Es muy creativo y relajante preparar platos de distintos países, no necesariamente checos. Me encanta la comida mexicana y asiática. Si me sale bien, me siento orgullosa.
18.30 horas. Tengo primos en la República Checa a los que sigo viendo. Cuando una familia se exilia, a veces acaba dispersándose porque ya no hay un sitio que realmente sea suyo. Es lo que le ha pasado un poco a la mía. Mi hermano, por ejemplo, está en Japón.
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22.30 horas. Cuando llego a casa, pongo música clásica o jazz. Nunca enciendo la tele, que para mí es un mueble más, hasta el punto de que el otro día pensé incluso en bajarla definitivamente al sótano. Si acaso, en alguna ocasión, veo La Sexta, pero muy poco.
Jueves
12.00 horas. Me he propuesto conocer a fondo las distintas culturas. Viajar a los Emiratos Árabes Unidos, donde España era el país invitado en la Feria del Libro, me abrió los ojos. Descubrí que Egipto, Líbano, Siria, publicaban a nuestros escritores, no solo a los clásicos, sino a los de ahora. Contemplé exposiciones maravillosas de fotógrafos europeos. Me di cuenta de que ellos lo sabían todo sobre nosotros, conocían nuestra cultura, habían traducido a Marguerite Yourcenar, a Marguerite Duras..., se interesaban más por nosotros que nosotros por ellos. Juzgamos culturas que desconocemos.
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13.00 horas. Me gustaría viajar a India, allí fueron mis padres cuando dejaron Checoslovaquia y pidieron asilo en la embajada americana. Mi buen amigo José María Ridao es embajador allí. Tengo muchísimas ganas de conocer Siria, aunque muchos sitios estén en ruinas por la guerra. Ahora dispongo de una buena excusa para ir porque una editorial de Damasco va a traducir y publicar alguno de mis libros.
18.00 horas. Me fascina el arte, frecuento mucho las exposiciones de arte contemporáneo y también el arte antiguo. Es algo que me hace vivir y vibrar.
Viernes
11.30 horas. Para mí la espiritualidad consiste en leer un libro de poesía o una obra filosófica. Eso es tan espiritual como profesar una religión. Cuando me preguntan si tengo alguna, digo que la cultura, porque es lo que da sentido a mi vida.
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17.30 horas. La mayoría de mis amigos norteamericanos son judíos, quizá porque en su tradición familiar está presente el éxodo debido a que sus abuelos llegaron a EE UU huyendo de la II Guerra Mundial. Eso los hace más abiertos. En cambio, el pensamiento de otras personas, por mucho que viajen, permanece inmóvil.
18.00 horas. España tiene ciudades con centros históricos preciosos. Vayas a donde vayas, a ciudades grandes o lugares pequeños, encuentras sitios maravillosos. Andalucía y Salamanca están repletas de belleza. Hasta sitios menos conocidos, como Barbastro, tienen un gran encanto. Pasear por los jardines del Generalife es una experiencia inolvidable. Perderse por el Retiro no es un espectáculo tan extraordinario, pero observar el paso de las estaciones, ver los castaños en flor… es fascinante.
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