José Antonio Lacárcel
Viernes, 3 de enero 2025, 00:00
Conciertos de Año Nuevo, una tradición que se repite año tras año desde que en 1943 los músicos de la Filarmónica de Viena iniciaron una tradición para felicitar musicalmente –en Viena no se concibe de otra manera– la entrada del año. Y con las palabras ... del director de orquesta y con el recitado monocorde de los profesores de la Filarmónica. Y después El bello Danubio Azul y la marcha Ratdezsky con palmas acompasadas incluídas. Tradición como tradición es también el comerse las doce uvas con las campanas del reloj de la Puerta del Sol madrileño.
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Y han proliferado los conciertos de Año Nuevo. Aquí en Granada tenemos la suerte de contar con una preciosa orquesta integrada por jóvenes y buenos músicos, con un director en el podio de recia personalidad, con criterios muy propios a la hora de programar y también con la inestimable colaboración del director del Auditorio Falla que apuesta con valentía por los jóvenes. Jóvenes que además son mayoritariamente granadinos y que responden con calidad suficiente y con una entrega absoluta, con verdadera vocación, felicitando de la mejor manera que ellos saben: haciendo música y buena para más señas.
Como escribíamos antes. En esta estupenda felicitación de año recién estrenado se ha contado, una vez más afortunadamente, con la Orquesta Filarmonía de Granada, dirigida por su titular Ricardo J. Espigares Carrillo y con la participación de la joven y excelente soprano granadina, con sangre valenciana, Rocío Faus que recientemente ha triunfado en el Teatro de la Zarzuela interpretando el papel de Clarita en la obra de Sorozábal 'La del manojo de rosas'. En el programa, una sabia mezcla de estilos donde estaban presentes fragmentos de operetas vienesas, la elegancia –también muy vienesa– de valses de Struss hijo, y junto a estos exponentes de la tradición de año nuevo del centro de Europa, la música que es nuestra, esa música que ahonda en nuestras raíces y que se expresa de manera formidable a través de la zarzuela.
En el programa estaban los nombres de autores como Suppé, Puccini, Bizet, Strauss jr. Gounod y Tchaikowsky. Y junto a ellos Pablo Sorozábal, Soutullo y Vert, Gerónimo Giménez y Fernández Caballero. Programa precioso, interesante, donde alternan autores tan diferentes pero todos ellos de gran calidad. Y claro, el público no se lo ha pensado mucho y ha llenado por completo las dos salas del Manuel de Falla.
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Noche, pues, de gala en el Centro Manuel de Falla, ambiente festivo y a escuchar música, rindiendo también cierto homenaje a la tradición vienesa, tan elegante, tan cortesana, pero sin olvidar nuestra música, vertida a través de la inspiración de los mejores compositores de nuestro siglo XIX en sus momentos finales y en el siglo XX con nombres esplendorosos como los que he citado más arriba. Y qué bonita noche de música, de música grata, de gran calidad, de una indudable belleza que llega rápida hasta el espectador.
Y vamos a escribir sobre los intérpretes. La Orquesta Filarmonia suena muy bien, porque está muy bien trabajada. Hay un buen equilibrio entre la cuerda y una espléndida madera, y un metal rotundo y brillante. Me he fijado mucho en el buen hacer de las trompas. Y tengo que destacar a todos los solistas, la de flauta, el oboe, la trompeta, clarinete, fagot, trombones, percusión. Todos trabajando con entusiasmo para hacer música. Y la hace y muy bien a las órdenes de Riardo J. Espigares, un joven director con sólida formación, con ideas muy claras y con una capacidad musical que empezó a demostrar desde niño y que hoy se presenta como una espléndida realidad. Muy buenas sus interpretaciones de Poeta y Aldeano, de la Suite de Carmen, del Vals del Emperador y del Lago de los Cisnes, así como de La leyenda del Beso, del Murciélago del Baile de Luis Alonso y el obligado final del Danubio Azul, con felicitación. Y acompañando a la soprano estuvo a muy buena altura, siendo respetuoso con las dinámicas y contribuyendo al éxito incuestionable de la joven Rocío Faus.
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Ella hizo frente a un programa nada fácil, pero muy muy atractivo. Fíjense, empezar con el nostálgico y picaresco Vals de Musetta , de La Bohème pucciniana. Y seguir con el gran maestro de Luccca ofreciendo una bellísima interpretación del aria de Turandot 'Signore, escolta'. Estuvo magnífica, dotando de toda la belleza y sensibilidad que requiere este aria y que la granadina borda interpretativamente. Y una limpia, brillante versión del vals de Julieta de la ópera de Gounod.
Después cantó formidable la romanza de La Tabernera del Puerto, con gusto, con sensibilidad y haciendo gala de sus excelentes condiciones de soprano segura de bella voz y de agudos musicales y brillantes. Una romanza de Katiuska, perfectamente interpretada, y cerró con el gracioso vals de Chateau Margaux, de Caballero. En fin una hermosa forma de felicitar el nuevo año. Con Rocío Faus,, con Ricardo Espigares y con la Filarmonía de Granada.
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