El actor Héctor Alterio clausura el domingo el Festival Internacional de Tango. R. C.
Entrevista con Héctor Alterio, actor

«Soy feliz convirtiéndome en vocero de las palabras que inventaron otros»

El veterano intérprete cierra el domingo el Festival Internacional de Tango con el estreno del espectáculo 'Lo que vendrá...' en el Isabel la Católica

Viernes, 14 de mayo 2021, 02:26

Héctor Benjamín Alterio Onorato se llama, con esa solemnidad que solo en su Buenos Aires natal es posible. Y entre sus muchas solemnidades –no queridas, pues es hombre sencillo–, se cuentan casi 75 años de dedicación al teatro, y luego al cine y la televisión. ... Entre sus haberes también se cuentan dos hijos –Ernesto y Malena– que ya forman parte de la historia actoral de nuestro país. Y una ilusión inquebrantable. Alterio (91 años), clausura a lo grande este domingo el 33 Festival Internacional de Tango de Granada, con el espectáculo 'Lo que vendrá', con música de Astor Piazzolla y palabras de Horacio Ferrer, y el acompañamiento de Juan Esteban Cuacci al piano.

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–¿Conoció usted tanto a Piazzolla como a Ferrer?

–Desde luego. A Piazzolla un poco más colateralmente, pero a Ferrer muchísimo. Astor musicalizó una función de teatro que hice en los inicios de mi carrera, y le encontré en muchas ocasiones, pero el trato más cercano lo tuve con Horacio. Él vivía en Uruguay, pero venía periódicamente a Buenos Aires a presentar sus cosas y luego se radicó en la capital. Mientras estuve en Argentina, hasta el año 1974, le veía con asiduidad. Era un personaje maravilloso. Y como autor tenía una extraña velocidad a la hora de crear, con expresiones inesperadas que para cualquier persona que recite sus palabras son un regalo. Un regalo tan grande como su presencia, que siempre era de agradecer.

–En este espectáculo, ¿cuáles son las temáticas que aparecen?

–Son letras hechas para Piazzolla, y en ellas se reflejan sus inquietudes: la vida, el tiempo, el amor, la ciudad de Buenos Aires y sus gentes... Soy el vocero de una creación hecha cuando Astor ya había fallecido. Ferrer le invoca en muchos poemas. Ser partícipe de ello es un honor y una responsabilidad, que hago con el placer de evocar a alguien que ya se fue.

–Usted lleva más de siete décadas siendo la voz de otros. ¿Qué hace a un actor comulgar con esas voces ajenas?

–Creo en un acercamiento de ideas, de conducta, de espontaneidad, de creatividad. En este caso, presto voz a las palabras de Ferrer, y en cada caso intento conectar con las personas para las que se escribieron esas palabras desde esos múltiples planos. Conociendo a Horacio, esta posibilidad de conectar con sus palabras me conmueve. Y que además, me convoquen para participar en un festival tan importante como es el Festival Internacional de Tango de Granada me llena de un legítimo orgullo, porque creo que el trabajo que se está haciendo es excepcional. Me siento muy agradecido y muy honrado por haber recibido esta invitación, porque el elenco de músicos y bailarines que van a acudir a Granada es fantástico. En este caso, aporto mi voz y lo hago encantado de codearme con tan grandes artistas.

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–¿Había trabajado usted antes con Juan Esteban Cuacci?

–Nunca, aunque somos muy amigos. Es la primera vez.

–¿Y qué ha sido lo más gratificante de preparar este espectáculo con él?

–Sobre todo, el encuentro con el amigo, con una persona que forma parte de mi vida. Pasar tiempo con él en mi casa ha sido estupendo. Esto se ha transformado en algo que realmente me encanta. Cuacci tiene un talento notable al piano, y su presencia como músico es incuestionable.

–Piazzolla fue un personaje controvertido en su momento. Le llegaron a llamar «el asesino del tango»...

–(Risas) Bueno, eso siempre ocurre con quien explora terrenos desconocidos. Demostró, y lo manifiesta Ferrer en uno de los poemas que leeré, que esa lucha constante entre lo que se consideraba tango y lo que para algunos no lo era, enriqueció el género. Su lucha era como la de Sísifo. La presencia actual de Piazzolla demuestra que su música ha trascendido su propia muerte. Leer poemas dedicados a él es un honor y una alegría en este momento profesional.

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–Tras una carrera tan larga, ¿qué le sostiene como actor?

–Hacer lo que me gusta. Y en este caso especialmente: estoy haciendo lo que me gusta, para alguien que me gusta, y eso no se da con frecuencia.

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–Usted ha venido a Granada en múltiples ocasiones. Todos sus recientes montajes han pasado por el Teatro Isabel la Católica. ¿Qué siente al volver?

–Me siento feliz de reconocer rincones que ya pisé. Además de las obras de teatro en las que participo, llevo una década recorriendo España con un recital dedicado a León Felipe, llamado 'Como hace 3.000 años', y algo así me pasa con las ciudades... (risas). Me gusta unir calles y plazas con mis recuerdos. Estoy deseoso de regresar.

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–Los actores y directores van, pero la palabra siempre permanece...

–Claro, depende de cómo se diga. Aunque, por ejemplo, con el recital dedicado a León Felipe llevo más de 200 representaciones, tengo siempre presente que el espectador que lo ve lo hace por primera vez, y las palabras no le pueden sonar huecas, tiene que emocionarse. Tengo que huir de mi propia monotonía, y esta es una gimnasia para mí realmente estimulante. El público viene a ver un estreno, y las palabras no pueden sonar a ya dichas mil veces.

–Conjuga usted entonces el legítimo orgullo por lo hecho y la imprescindible humildad de lo por hacer...

– (Risas) Sí, sin duda. Me debo al público que me tolera, y del que espero su respuesta. Y hasta ahora, afortunadamente, he sentido su cariño desde siempre.

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–Usted es ciudadano del mundo, por más que tuviera que exiliarse de su país (fue amenazado por la Triple A en 1975).

–Si, pero siempre seré porteño. Me tocó vivir aquí, y el hecho de que me dieran la mano personas que nada tenían que ver conmigo, me une a España de una forma irremisible. Y me siento muy dichoso por ello.

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