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El autor de la entrevista, Krystian Zimerman y el gerente de la OCG, Gunter Vogl. PEPE MARÍN
«Agradezco al Festival de Granada y a la orquesta su invitación, porque he resurgido después de diez meses»

«Agradezco al Festival de Granada y a la orquesta su invitación, porque he resurgido después de diez meses»

Entrevista exclusiva con Krystian Zimerman ·

José Antonio Muñoz

Granada

Domingo, 26 de julio 2020, 00:31

Krystian Zimerman (Zabrze, Polonia, 1956) es, para muchos, el mejor pianista del mundo desde Rubinstein. Un artista que, en condiciones normales, nunca habría venido a Granada a ofrecer tres conciertos. Tiene ciertas reticencias a conceder entrevistas, y no ha permitido que se le fotografíe en el Carlos V. De hecho, esta entrevista exclusiva para IDEAL es la primera que concede en español desde hace años. Pero Granada le ha marcado, y trabajar con la Orquesta Ciudad de Granada, también. Tanto, que se plantea muy seriamente volver si lo invitan.

¿Feliz con estas semanas en Granada?

–Sí, ha sido un gran placer trabajar con la orquesta y los conciertos han sido muy gratificantes. Es una gran satisfacción para mí, por lo que quiero dar las gracias. Y también quiero decir al público que el trabajo no ha sido solo mío, sino de toda esta gente que prepara la orquesta, que trabaja para ella y con ella todos los días y que la llevan a este nivel, porque con este nivel, podemos hacer música.

Ha tenido un año difícil.

–Así es. Caí muy enfermo en octubre y tuve que quedarme en Asia durante cuatro meses, operarme y volver después a Europa. Después empezó enseguida lo del Covid y todos los conciertos se cancelaron. Esto significa que estos conciertos en Granada han sido los primeros en 10 meses. Y tenía enormes dudas de estar en condiciones de tocar. Soy muy autocrítico y no subiría al escenario con estas dudas, y al mismo tiempo, he visto durante los ensayos con la orquesta que hay muchas ideas musicales que compartimos y es una enorme alegría hacer esto aquí en un festival al aire libre.

Tampoco ha sido fácil llevar adelante los conciertos.

–Quiero que el público sepa que ha habido limitaciones enormes: primero, no podía traer mi propio piano por diferentes razones, pero especialmente porque no lo uso para conciertos en aire libre. Lo segundo era la gran distancia; tardamos cuatro días desde Suiza y en estos días tampoco podía estudiar. Luego el hecho de tener que trabajar con mascarillas. ¡Casi me ahogo en el primer concierto! Tenía una mascarilla nueva que no conocía y no me llegaba el aire. Otro problema era el viento y el movimiento de las páginas en el atril. Fue muy divertido...

Luego, otra experiencia totalmente nueva eran las distancias. Si al dirigir se pretende obtener un sonido homogéneo, las distancias son un enorme problema, y también que cada uno de los músicos tiene su propio atril: había problemas porque todos cambiaban la página en el mismo momento...

«¡Casi me ahogo en el primer concierto! Tenía una mascarilla nueva que no conocía y no me llegaba el aire»

En el concierto del martes pasado hizo un comentario al público sobre el piano.

–Sí, Sobre ello, quisiera decir algo: Hinves, la compañía que alquila los pianos de cola, ha hecho un trabajo de primera, con el más alto nivel de profesionalidad. Tenía que quitar la tapa del piano por las distancias. Normalmente, se podría girar el piano un poco y podríamos trabajar con la tapa. Un piano sin tapa, deja prácticamente de ser un instrumento, y refleja muy mal su calidad. Pero también es una realidad que Steinway cambia permanentemente, y a menudo estos cambios significan una gran diferencia para nosotros. No nos informan desde Steinway sobre estos cambios, y entonces un día, antes del concierto, nos enfrentamos al hecho de tener que tocar el piano de manera totalmente diferente a la que el instrumento requiere para ser tocado.

Steinway debería comunicar estas cosas, porque no puede ser que lleguemos a una sala de conciertos y nos conmocionemos por los cambios que se han producido. En esto da igual si los cambios han sido para mejor o para peor. En casa trabajamos de forma muy precisa y estos cambios destruyen la interpretación, incluso cuando el piano mejora enormemente. Imagínese a Fernando Alonso llegar cinco minutos antes de la carrera y encontrarse con que el volante está en el otro lado. Esto no puede funcionar así, aunque realmente se mejore el instrumento.

-Se cuenta que cuando usted estaba en el conservatorio había una gran escasez de piezas y tuvo que hacer arreglos. ¿Esto le ha ayudado a la hora de valorar la calidad de los pianos y la sonoridad?

-Así es. He estudiado y he trabajado en los pianos y me he ganado mi paga durante mi etapa escolar cambiando a pianos todas las cuerdas o haciendo los mecanismos del piano con una sierra de mano porque no teníamos dinero para comprar en dólares. También pienso que cada músico debería conocer su propio instrumento…

-¿Había venido antes a Granada?

-Sí, dos veces. Una en una visita privada y otra porque ofrecí unos conciertos cerca. Me encanta por su historia. Es una historia increíble que ha marcado la zona y que nos da otra idea de la influencia de la cultura islámica en Europa y viceversa. Hay una conexión entre culturas y una tolerancia altamente desarrollada tanto para la religión como para el arte o para las ciencias. Aquí han sobrevivido documentos de la biblioteca de Alejandría, gracias a las copias que se hicieron. Tal vez aquello ha sido una de las pérdidas mas importantes de la humanidad… Pero el ejemplo de la tolerancia entre culturas y religiones es lo mejor, lo necesitamos ahora en Europa.

«La historia de Granada ha marcado la zona y nos da idea de la influencia de Europa en la cultura islámica y viceversa»

-Ha dicho en alguna ocasión que si hubiese una ciudanía europea la pediría por esa idea de hacer de Europa un gran universo de tolerancia…

-Es correcto. Me gustaría también señalar España como un país que además de ser conocido por su buen tiempo, por su comida fantástica, por ser un lugar de veraneo, está muy subestimado por los europeos por su influencia de España en Europa para la cultura y el conocimiento.

-¿Hay algún compositor actual del que le gustaría estrenar una obra?

-¡Ninguno por ahora! Hablo en general sobre el hecho de lo que hace un artista en el podio. Es como si fuéramos las primeras victimas de la música cuando estamos ahí. Solo cuando lo hemos sido realmente podemos transmitir la música de manera fehaciente. Y esto es lo importante, por ejemplo, en la enorme alegría que expresa la 'Cuarta sinfonía'. Es una historia muy divertida. Beethoven se iba invitado por Lichnowsky, su mecenas, a Hradec (donde ahora existe un Concurso Beethoven del que yo gané el primer premio en 1972 hace 48 años). Mientras estaba allí, Lichnowsky le pidió dar un concierto para los soldados de Napoleón. No sé si ambos tenemos el mismo sentimiento; yo estoy muy en contra de lo militar y en contra de resolver problemas en el mundo a través de lo militar. Beethoven no estaba nada entusiasmado de la idea (dos años antes ya había roto la dedicatoria para Napoleón….) Empezó una pelea enorme entre los dos, en la que según Oppersdorff, a quien Beethoven le dedicó la 'Cuarta sinfonía', volaron sillas y se pegaron bastante… En el último momento, Oppersdorff le quitó una silla de la mano a Beethoven que este quería aplastar en la cabeza de Lichnowsky. ¡Y entonces no eran sillas de IKEA! Esa misma noche, Oppersdorff se llevó a Beethoven a casa a Oberglogau (ahora Polonia) donde pasó el resto del tiempo y le dedicó la sinfonía. Cuento esto porque tendemos a pensar en todos estos compositores, los «clásicos», como en figuras muy rígidas. Esto es en parte la causa de que la gente joven se aparte de la música clásica. En realidad, Mozart era lo que en nuestros días es ha sido Michael Jackson. En parte fueron rebeldes, como Beethoven, que en cualquier momento montaba un escándalo. O un anti-belicista absoluto como Schubert que se negó participar en lo de Metternich. Decía: soy artista, esta es mi profesión (entonces no era una profesión establecida). ¡Si vivieran hoy, nos darían muchas alegrías!

-Usted ha dado muchas muestras de apoyo a los jóvenes. ¿Cree que están lo suficientemente formados para ser un relevo generacional?

-¿Sabe? Se inició una tendencia muy peligrosa en los años 80 en Europa. Se quitó la música de la enseñanza primaria y se la metió en 'ghettos' como escuelas de música. Simplemente, se creó una sociedad cerrada solo para músicos y esto fue un error. Hablé con mi hijo cuando iba al colegio, esto pasó en Alemania, en Francia… En 1982 escribí un artículo muy enfadado en Le Monde de la Musique sobre ello. Después, los medios fundaron el canal de televisión ARTE. Es un canal de primera para el arte, muy bien realizado, pero lo que ha ocurrido es que la música clásica ha desaparecido de los canales públicos normales. Le doy un ejemplo del año 2010. Ofrecí a dos emisoras alemanas un programa relativamente corto sobre el 200º aniversario de Chopin y Schumann, una celebración conmemorativa de dos grandes personalidades que se conocieron u apreciaron entre ellos… Recibí como respuesta: «Hágalo en ARTE». Respondí: «Si, lo sé, pero ARTE es mi canal, ARTE es mi público, son los que ya saben y los que de todas formas vienen a mis conciertos. Quiero llegar al público normal que por el sistema escolar pasa toda la vida sin estar en contacto con esto. Me lo aprobaron y empecé con la preparación. En una de las entrevistas que tuve reparé en algo que dijo y le pregunté: «Un momento, ¿cuánto tiempo habrá para la emisión de esta entrevista?» Y me respondió: «Un minuto». Naturalmente dije «no». Después miré la televisión por la tarde el día del aniversario, para ver qué ponían. Y pusieron una serie policíaca del típico comisario de Múnich que tenía que investigar el obligatorio asesinato a una mujer a las ocho de la tarde. Si un país y el director de un cadena creen que en un país que ha dado luz a Schubert, Beethoven y muchos más, lo más importante es emitir aquello en el día del 200º aniversario de uno de sus más grandes, que ha influenciado a toda la cultura europea, ¡entonces falla algo!

Para terminar, mi hijo vino del cole y dijo: «¿Sabes papá? Los niños en el cole no conocen estas obras tan bonitas de Mahler, Strauss, Beethoven y Mozart». Mis hijos las escucharon desde el día que nacieron. La primera cosa que aprendieron fue a abrir el reproductor de discos compactos y muchas veces, por la mañana, escuchábamos música desde la habitación de los niños. Al principio era Papageno, pero luego la 'Quinta' o la 'Sexta' de Shostakovich. Volvían del cole y me decían: «No conocen esta música». Yo les preguntaba: «¿Qué conocen?». Y me decían: «Música de 'Star Wars'». Les dije: «De acuerdo, mañana tomas esta grabación que es 'Así habló Zaratustra' de Strauss. Es el comienzo de 'Star Wars', y después tomas la segunda grabación que es la 'Sinfonía número 11' de Schostakovich, que es el final de 'Star Wars'».

«No sabía nada de la OCG antes de venir a Granada, pero me he encontrado con grandes profesionales con un gran corazón»

¿Qué sabía de la OCG antes de venir a Granada?

–Nada. Por algunas personas en las que confío y por alguno que conocí más tarde antes de venir tuve la sensación de que me iba a encontrar con profesionales con corazón, y así ha sido.

¿Como describiría la sonoridad de la orquesta? Nos han comentado que está muy contento con ella.

–Estoy muy sorprendido del alto nivel que tiene. Son grandes profesionales con una muy buena preparación.

La llamada de Moral

¿Qué pensó cuando recibió la llamada de Antonio Moral?

–Le conozco desde hace más de 40 años, desde finales de los 70. Le he apreciado siempre como un especialista muy competente en su ámbito. Si en el pasado a Granada le ha faltado algo, ha sido gente como Antonio Moral. Se han construido salas de concierto fantásticas. He viajado por todo el norte de España. Hay salas sensacionales, pero ha faltado gente capaz de gestionar estas salas. Y he tratado con todo el espectro de gente, desde profesionales 'top' como Paloma O'Shea o Antonio Moral hasta gente completamente no profesional que casi rozaron el sabotaje.

Este hecho llevó a algunas cancelaciones, mayores que la media en otros países. Normalmente no cancelo conciertos y tengo una de las mejores estadísticas en cuanto a cumplimiento con los que se pueda legitimar cualquier artista del mundo. Antes de la crisis del Covid se habían cancelado en este milenio, es decir, en 20 años, solamente 17 conciertos. De estos fueron cinco por la crisis del Sars en 2002 y cinco en España.

¿Le gustaría tener con alguien una relación como maestro como la tuvo usted con Bernstein como alumno?

–Tengo suficientes problemas conmigo mismo para estropear a otros... (risas). No enseño, preparo gente para competiciones, pero no doy clases magistrales donde enseñar en cinco minutos algún truco. Siempre he intentado profundizar cada vez más y seguir buscando, pero en el fondo no llego nunca al final. Siempre hay algo que estudiar. Lo que me parecía muy interesante de esta orquesta era que se dejaron llevar a un estado anímico marcado por la fascinación por una obra. No sé si se puede traducir esto: en el fondo no actuamos, no 'jugamos' (traducción de la palabra inglesa 'play') en un concierto. No escondemos nada. ¡Lo que pasa en un concierto está pasando de verdad! Emocionalmente, no tocamos notas. Tocamos emociones que obligaron al compositor a escribirlas en una partitura.

¿La pandemia ha traído algún cambio positivo?¿Qué opina de los conciertos en streaming?

–No me gustan mucho los conciertos en streaming. Pero esto es una decisión de cada uno. Tengo generalmente problemas con las redes sociales, y toda la obsesión de Internet, que ha abaratado muchas cosas en el arte. También creo que es un acceso fantástico, que a menudo es demasiado fácil. Cuando la música pasa entre el teléfono y la plancha, tengo la sensación de que no podemos descifrar la música en su profundidad. Pero le ha dado a la gente que ya conoce y disfruta de todas formas la música clásica otra posibilidad de acceso.

En esto voy un poco contra corriente. Le pongo un ejemplo. Tengo más de 20.000 discos en casa, más de 10.000 compactos, más de 1.000 películas y muchas películas sobre música, etcétera. Me estoy creando una vida propia, es decir, hago mis propios estudios en una cierta dirección. Como resultado, he creado un mundo propio en el que estudio cosas. Salgo de mi agujero en mi estudio y encuentro a gente que está preocupada por un tema en concreto, y no entro en ello. Soy un 'outsider', y cuando analizo por qué esto es así, pienso que es porque hay modas que se nos imponen. Todo el mundo habla de lo mismo. Se sienten seguros, porque el uno sabe de lo que el otro habla, cada uno lo ha visto en la tele. La gente es cada vez más pasiva, son víctimas de los medios. Yo tengo mi mundo propio.

La gente me pregunta sobre el Covid y digo que toda mi vida ha sido Covid… Tuvimos cuarentena y yo estuve seis meses antes en cuarentena, sin salir de mi habitación. Mi mujer me traía la comida y me decía: «No tenías fines de semana desde hacía seis meses y no has salido al jardín, que está a cinco metros de tu habitación, en cuatro meses». Así, sea cárcel, cuarentena u hospital, no hay grandes diferencias, no me muevo de todas formas. Tengo tantos intereses, tantas cosas para estudiar, que todo está perfectamente.

«La gente me pregunta sobre el Covid, y les respondo que toda mi vida ha sido Covid. Estuve seis meses en cuarentena, sin salir de la habitación»

Granada le ha devuelto a una cierta normalidad, entonces.

–Para mí, es muy importante dar las gracias a la orquesta y a Granada por la invitación, porque he vuelto a resurgir después de 10 meses. Mi mundo no es importante, lo importante es lo que estamos haciendo aquí y lo bien que lo estamos haciendo. Y también, que los críticos vienen al concierto y se comportan como si no pasara nada. Esperan la misma calidad que damos normalmente, pero no es posible en estas circunstancias. En este sentido, he decidido ir a por un gran concepto con una brocha gorda, como Rembrandt, y no ir a por los detalles. Los críticos dicen siempre que soy perfeccionista y les quiero enseñar que no lo soy... (risas). Esta vez solo queremos ir a lo principal. Hicimos un 'concierto número 3' el pasado martes como yo pienso: extremadamente rápido, extremadamente compacto. Beethoven escribió 'a la breve', 'con brío', 'allegro'. Hay tantas indicaciones porque él quería realmente un toque clásico para la música. El cuarto concierto es realmente diferente y el quinto también. Trabajamos esto en los ensayos. Hoy tendremos el número 4 con una luz diferente y veremos cuánto de esto podemos hacer en un concierto a aire libre con este viento, con estas distancias…. ¿Sabe lo que significa después de dirigir la 4º sinfonía, cuando ya estás cansado, tener un minuto y volver y tocar el 'Concierto número 3'? ¡Eso es imposible! No podía tocarlo, y quiero que el público y la audiencia entienda esto. No estoy tan seguro de que los críticos lo entiendan, porque es su trabajo… ¿Que es diferente con el Covid? Escriben como todos los días, pero este Festival ha sido diferente para mí.

¿Quiere volver en el futuro?

–Si me invitan, me lo plantearé muy en serio…

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