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La Cenicienta del Ballet de Niza, en el Generalife, sobre el escenario de zapatos. FERMÍN RODRÍGUEZ
La Cenicienta del Generalife y los zapatos de Éric Vu-An

La Cenicienta del Generalife y los zapatos de Éric Vu-An

Danza. El Ballet de la Ópera de Niza deslumbró a los pies de la Alhambra con su versión del cuento clásico y un recuerdo cariñoso para su director artístico, fallecido hace un mes

Domingo, 14 de julio 2024, 00:22

Del escenario colgaban decenas de zapatos de tacón. Zapatos brillantes y lustrosos, negros, que se repartían como corcheas por un pentagrama invisible. Si alguien había olvidado el cuento, el recordatorio era inevitable. Sin embargo, por más que cualquiera fuera capaz de contar –con más o menos habilidad– 'La Cenicienta', el espectáculo que empezaba en el escenario del Teatro del Generalife parecía otra fábula. Una desnuda y desconocida, incluso. Un sueño en el que, aun sabiendo su principio y su final, el nudo se desplazó por una corriente de movimientos que hablaron con voz propia. Una penúltima noche mágica en el 73 Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

El Ballet de la Ópera de Niza emocionó al público antes de que la campana de la Torre de la Vela tocara la medianoche. Antes de que el dichoso zapato diera con su horma. Antes de la magia, de la ceniza y de las tres grotescas hermanas. Antes, incluso, de que sonara la primera nota del piano o de que los dedos de una mano se estiraran al cielo. El pasado 8 de junio, hace poco más de un mes, Éric Vu-An, el director artístico de la compañía, falleció. El mismo Vu-An tantas veces había bailado en la Ópera de París; el mismo que reinventó, revolucionó y reinsufló vida a un ballet casi olvidado hasta convertirlo en una referencia internacional. Por eso, claro, la noche alhambreña fue tan especial. Porque fue, sin duda, el mejor homenaje y el mejor reencuentro con el artista que lo imaginó.

El inicio de la noche, con los zapatos a la vista. F. RODRÍGUEZ

El origen de este ballet está en el año 1947, auspiciado por Pierre Pasquini. Pronto se convirtió en una referencia internacional por su trabajo junto a grandes coreógrafos y prestigiosas estrellas invitadas. Sin embargo, el conjunto se debilitó durante muchos años, hasta que en 2009 el Ayuntamiento de Niza se decidió a revitalizarlo. Ahí fue cuando entró el franco-vietnamita Éric Vu-An. Es entonces cuando la compañía cambia su denominación a Le Ballet Nice Méditerranée e inicia un periodo de giras internacionales que le devuelven su antiguo esplendor. Giras como la de Granada.

La ilusión de Malandai

Escuchar en la Alhambra la preciosa composición de Serguéi Prokófiev, en una noche de luna guiñosa y brisa fresca in crescendo, ya sería un regalo. Pero gran parte de la magia de la velada corre a cuenta de Thierry Malandai, el coreógrafo del ballet. «Para mí, todo espectáculo es una ilusión –reflexionaba Malandai en una entrevista–. Y para crear esa ilusión hace falta ser maestro en una técnica que, cuando se domina, hay que olvidarla cuando se baila. Hoy en día existe la tendencia de que todo el mundo puede hacer de todo, pero no». En ese «pero no» habita el talento de la compañía, que obró el milagro creando auténticos personajes de un cuento de hadas: pura magia y plasticidad. En especial esa Cenicienta de la que fue irremediable no enamorarse un poco.

Más allá del indudable embelesamiento plástico, esta Cenicienta fue también capaz de sacar varias risas sinceras al público. Lo hicieron la madrastra y las hermanastras de la protagonista, con algunos de los momentos más divertidos y excéntricos de la obra (por cierto, una curiosidad: todas interpretadas por hombres como, al parecer, es tradición). Y luego estuvo la reina de las hadas, que para ejercer su hechizo llegó al Generalife acompañada de una tropa de seres fantásticos y elegantes.

Parte de la compañía,, con las hermanastras (segunda) y Cenicienta, por los aires (tercera). F. R.
Imagen principal - Parte de la compañía,, con las hermanastras (segunda) y Cenicienta, por los aires (tercera).
Imagen secundaria 1 - Parte de la compañía,, con las hermanastras (segunda) y Cenicienta, por los aires (tercera).
Imagen secundaria 2 - Parte de la compañía,, con las hermanastras (segunda) y Cenicienta, por los aires (tercera).

El estreno absoluto del ballet de 'La Cenicienta' es significativo en la historia del arte del movimiento. Se realizó en 1945 por el Bolshoi de Moscú, con coreografía de Rostislav Zakharov y protagonizado por la mítica diva soviética Galina Ulanova, para quien el compositor escribió también su bellísimo Romeo y Julieta. En Occidente, Cenicienta se estrenó poco después, en diciembre de 1948 por el Royal Ballet de Londres, con coreografía de Frederick Ashton, una de las figuras más eminentes de la danza clásica y el primero en estas latitudes en realizarlo.

La de anoche, en Granada, pasa a formar parte de esa la larga lista de funciones que empezó hace casi 80 años. Una noche en que la Cenicienta del Generalife encontró al amor verdadero entre los zapatos negros que colgaban primorosamente por el fondo del escenario, tal y como lo imaginó Éric Vu-An.

Y colorín, colorado...

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