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Jorge Fernández Bustos
Granada
Martes, 30 de junio 2020, 02:27
Los efectos de una pandemia que se va diluyendo los sufrimos todos. La cultura, como bien etéreo, ha pasado a un segundo plano, pero sus ganas de aparecer y de reinventarse, no para de crecer. El Festival de Música y Danza de Granada, en un plano higiénico y con mascarilla, como conviene en los actuales tiempos, ha programado una serie de recitales abiertos, en digital, apostando así por un nuevo acercamiento en momentos difíciles. El primero de estos conciertos tuvo lugar ayer, lunes, en el Patio de la Acequia del Genaralife. Se trata de 'Cantes de luz' de la cantaora onubense Rocío Márquez y el guitarrista granadino Miguel Ángel Cortés (un buen tándem). Se pierde la cercanía, la noche impagable en los jardines de la Alhambra y la complicidad ritual que el flamenco precisa (aplausos y oles), se gana en cambio en seguridad, popularidad y libertad de movimientos mientras el concierto se realiza, a la vez que se internacionaliza (Viena, Londres, París, Holanda, Argentina, México, Colombia, Santo Domingo).
Rocío Márquez, con esta nueva entrega, se convierte en la niña mimada del Festival, pues, bien a solas o bien acompañada de Fahmi Alqhai, Jorge Drexler, Rosa Torres Pardo, José Manuel Zapata o Christina Rosenvinge, son ya bastantes las ediciones seguidas que hemos podido disfrutar de su presencia, de su buen gusto y de los aires de innovación que le caracteriza. Ayer, sin embargo, pudimos asistir a un recital de corte clásico, desnudo, de esencias jondas, con la parquedad del flamenco de antaño; aunque –redundando en la vanguardia antes aludida– gozamos de la guitarra rompedora del más joven de los Cortés
Comienza el granadino con un solo de guitarra por bulerías para abrir boca, con algún trémolo memorable y una envidiable derecha. De negro y lágrimas de plata en los lóbulos se incorpora Rocío con el color inconfundible de su voz, para interpretar la guajira muy a su estilo marchenero y el vibrato de otros tiempos. Continua por aires de levante en los que se acuerda de Miguel Hernández en su 'Elegía' en versión de Enrique Morente (quien también mirará en los tangos y los caracoles). La serrana clásica se remata con una gavilla de abandolaos y la petenera muestra un cante hacia adentro; fatiga que expondrá más tarde en la seguiriya. La cejilla se estabiliza al tres por medio y Rocío se explaya con el tiento de quien está segura de lo que hace por tangos de Granada, máxime llevando un escudero del terruño (aunque la cadencia por momentos no es la de aquí).
Uno de los éxitos de Rocío es el remedo de Pepe Marchena en la combinación de la canción y el recitado del 'Romance a Córdoba'. Otro regalo por Marchena, con la precisa guitarra del granadino, antes de abordar los caracoles originarios de don Antonio. Y por seguiriyas, con letras propias y otras de Rafael Escudero, se acerca al final que viene en forma de cuplé por bulerías en las que le hace un guiño a las de Utrera. También nos perdimos el bis.
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Edurne Martínez y Sara I. Belled (gráficos)
Pablo Rodríguez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Jon Garay
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