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José Antonio Muñoz
GRANADA
Jueves, 19 de diciembre 2019, 00:30
Antonio Moral (Puebla de Almenara, Cuenca, 1956) fue elegido ayer por los miembros del Consejo Rector para dirigir el Festival de Música y Danza durante los próximos cinco años. Apenas hecho público el nombramiento, mantuvo una larga entrevista con IDEAL donde explicitó cuáles van a ... ser las líneas maestras de una gestión que comenzará el próximo 3 de enero. Gestor cultural de amplia trayectoria, le 'tenía ganas' al Festival, y ha sido finalmente el nombre que ha puesto de acuerdo a tirios y troyanos.
–Dicen que la ópera es una de sus grandes pasiones...
–En el 70 aniversario del Festival, espero que haya una buena producción de ópera. Se lo puedo asegurar.
–Su relación con el Festival viene de antiguo.
–Y ha vertebrado toda mi carrera profesional. Vine al Festival por primera vez en el año 1980. Recuerdo que el primer concierto que vi fue uno de la Staatskapelle de Dresde con Herbert Blomstedt el 24 de junio, y dos días después escuché en el Carlos V la 'Séptima' de Bruckner por primera vez en mi vida.
–¿Cómo ha visto la evolución del Festival en estas cuatro décadas?
–He conocido a todos los directores, y me consta que todos han puesto lo mejor de sí mismos para hacer un gran Festival. Comparo su evolución con la de la economía:ha habido épocas estupendas y otras que lo han sido quizás menos. Festivales más 'comerciales' y otros más 'intelectuales'. Pero eso es bueno, porque se ha llegado a un momento de madurez importante, y con mucho por ofrecer.
–¿Qué le falta?
–Creo que la palabra clave es internacionalización. El de Granada es el Festival por antonomasia de España, porque ninguno tiene sus condiciones: la Alhambra, para empezar. Tiene que entrar en el circuito de los grandes festivales junto con los punteros:Salzburgo, Aix-en-Provence, Bayreuth, Pésaro... Ese es el objetivo que tenemos que marcarnos de cara al 70 aniversario y al centenario del Concurso de Cante Jondo: conseguir que el Festival sea una ventana abierta al mundo.
–Sabemos que le gusta el fútbol. Utilizando un símil balompédico, ¿prefiere un Festival de 'hombres' o de nombres?
–Soy partidario de hacer un Festival equilibrado y que sea atractivo para la mayoría de los aficionados. Se deben conjugar los nombres con la fantasía de la programación, la oportunidad y una mezcla de características que lo hagan apetecible. No me interesan los nombres por sí solos:si viene alguien de 'nombre' aquí, vendrá para aportar. Me gusta contextualizar las programaciones.
–Un Festival muy plural...
–Desde luego. Este es el punto de encuentro entre el flamenco, Falla, la polifonía del Siglo de Oro, la música andalusí... Todos los grandes nombres de la interpretación musical han pasado por aquí. En los 80, si querías ver una gran orquesta, tenías que venir a Granada. Yluego, no hay que olvidar el apellido tan importante que tiene el Festival: es un Festival de Música y Danza. Esta última ha sido la 'Cenicienta' de las programaciones, y hay que darle un papel mucho más relevante, como ocurrió durante mi etapa en el Teatro Real.
–¿Qué conocimiento tiene de la programación que deja Heras-Casado para 2020?
–Prácticamente nada. A partir del día 3 de enero, en que me reuniré con Pablo y con Elena Cazorla, la gerente, empezaremos a tomar decisiones. También haremos una conferencia de prensa ese mismo día que me servirá como presentación ante la sociedad y los aficionados granadinos. En cualquier caso, mi trabajo será llevar a buen término la edición número 69 –que asumiré como si fuera mía– y empezar de inmediato a preparar el 2020 y el 2021.
–¿Un Festival no es tal si no va acompañado de la excepcionalidad?
–Desde luego. Si no es excepcional, se llama temporada de conciertos, no Festival. Debe ser una fiesta donde el público asista a espectáculos que no ve a diario. Hay muchas propuestas que sirven para festivales pero no para una temporada de ópera, por ejemplo. Granada tiene unos recintos que ya hacen excepcional este evento: el Auditorio Manuel de Falla, que a mi entender se utiliza poco; el Palacio de Carlos V para la música, los Arrayanes para la cámara, el Teatro del Generalife para la danza... Pero además, debe contar con propuestas acordes.
–El Festival tiene otras dos 'patas':los Cursos Manuel de Falla y el FEX. ¿Cuáles son sus planes respecto a ellos?
–Sobre los Cursos Manuel de Falla, tengo que decir que fueron en su día una gran idea. Unir docencia e interpretación fue una idea revolucionaria en el momento en que se puso en marcha. Siempre dije que los cursos eran uno de los grandes elementos diferenciadores del Festival. Mi aprecio por ellos es indudable: los he abierto con una conferencia en dos ocasiones. Y lo mismo puedo decir del FEX:me pareció una gran idea en su momento, porque el Festival debe 'bajar' a la ciudad y a la provincia. Quiero estudiar en profundidad el FEX, porque no puede convertirse en un 'cajón desastre'. Debe ser el complemento ideal del tronco del Festival, manteniendo lo bueno y corrigiendo lo menos bueno.
–Va a haber cambios, entonces.
–Los habrá, pero necesito tiempo. No soy un mago capaz de tocar la realidad con la varita y cambiarla. Voy a trabajar con criterio, y tengo un buen equipo conmigo, a quien conozco en buena parte, y que estoy seguro de que va a dar lo máximo de sí mismo. Ysolo necesito el apoyo de los políticos, porque estoy seguro de que querrán lo mejor para el Festival.
–Hablando de políticos, usted ha defendido siempre su independencia de ellos.
–Lo único que les pido es que me dejen trabajar, y defiendan el proyecto. Que hagan su papel, en definitiva, incrementando el presupuesto si es necesario, como ocurrió en Cuenca o en La Coruña. Solo he tenido problemas con los políticos que trataron de interferir en mi trabajo.
–Y ya que pone usted el tema del presupuesto sobre la mesa, ¿cuenta el Festival con un presupuesto adecuado?
–Tengo que estudiarlo. Es cierto que está muy lejos de otros grandes festivales europeos con los que aspiramos a compartir espacio. Presupuestos como el de Salzburgo o Aix son inalcanzables. Nosotros jugamos en otra liga y tenemos que ser conscientes de ello.
–¿Vivirá en Granada?
–Desde luego. Pasaré aquí tanto tiempo como sea preciso.
La salida de Pablo Heras-Casado –decisión inesperada, pero no repentina–, puso a quienes se sientan en el Consejo Rector en un brete. Sin entrar en las razones que motivaron su marcha –preguntas que tendrán respuesta más pronto que tarde–, lo que tenían claro las instituciones presentes en el Consejo con voto –Ministerio de Cultura, Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Granada, Diputación Provincial, Patronato de la Alhambra y Universidad de Granada– era que había que buscar un perfil más «profesional». Ese adjetivo fue el más repetido en la reunión del pasado día 4, y descabalgó a quien no pudiera estar presente 'en carne mortal' en la ciudad. Luego, desde el Ayuntamiento –en una jugada que ha podido 'quemarle'– se propuso al director de orquesta granadino Miguel Ángel Gómez Martínez. En las últimas semanas se han barajado otros nombres, como el del director de orquesta Pedro Halffter –la Junta consideró proponerle–, el pianista Juan Carlos Garvayo o Reynaldo Fernández, apoyado por algunas instituciones del Consejo. Las negociaciones de las últimas horas dieron carta de naturaleza a la opción de Moral: un «profesional», que era lo que se buscaba.
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