Antes de comenzar con la buena noche que ofrecieron el flautista Sergio de Lope, en formato Trío, y la bailaora Sara Jiménez, el jueves en el Palacio de los Córdova, con motivo del FEX, quisiera dejar constancia de dos realidades con respecto al flamenco. La ... primera constatación radica que no hay diferencia sensible entre los artistas que actúan en el FEX y los convocados oficialmente al Festival de Música y Danza, máxime si proceden en los mismos escenarios. La segunda constatación es que el público del FEX suele ser más entusiasta que el que ocupa un asiento de pago.
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En una entrevista que hice a Sergio de Lope, hace algún tiempo, le preguntaba si con Enrique empezaba todo. El artista cordobés (Filón Minero 2017, en el Festival de La Unión) me respondió que en Morente acababa todo. Tenía razón, el cantaor albaicinero había cerrado un ciclo, había sembrado el camino, para recordarnos que el flamenco es impuro, es mestizo desde su nacimiento, tiene todos los poros abiertos para impregnarse bien de todas las músicas, de todos los instrumentos, de todas las sensibilidades. Sergio, como otros muchos, lo sabe, y vive en continua búsqueda. No reniega de sus mayores, al contrario, los acoge en su entendimiento e incorpora las enseñanzas de los que le precedieron a su propio lenguaje. Así, nos mostró un concierto distinto, actual y muy flamenco. Compartiendo cartel con este músico, se hallaba la granadina Sara Jiménez, que, con una larga trayectoria y formación, es una bailaora reposada y creativa, que atiende el cante y endulza los momentos.
Sergio, alternando flauta y saxo soprano, hizo guiños a sus grabaciones, en especial a su último disco 'Ser de luz' (2021), comenzando su entrega, con la travesera, por bulerías, donde se adivinaba un poquito de cuplé, mientras Sara ilustraba la fiesta con abanico y falda de vuelo. El bajo eléctrico de Juanfe Pérez dimensionaba la pieza, aportando una estimable dosis de jondura. Los tangos fueron ricos en referencias. Comenzaron haciéndole un guiño a 'El vito', para pasar a acordarse de Paco de Lucía en 'Solo quiero caminar' y, después de asomarse levemente al Camino, 'La Estrella' de Morente. De Lope, su música, es identificable; se sabe lo que hace en cada momento. Lo mismo pasa con Juanfe, que tañe el bajo como si fuera también una guitarra en su propuesta por soleares, que todos secundan, y desembocan en bulerías. En las alegrías de Cádiz también acude a Enrique y a su proemio de 'El lenguaje de las flores' y termina haciendo cantar al público. Para la toná de Chacón 'No te reveles, serrana' (uno de los temas más sorprendentes) contó con la voz de Sergio Gómez 'el Colorao', como artista invitado, un cantaor largo y versátil, que comenzó por carceleras para sumergirse en el cante morentiano. Al taranto, en forma de balada de jazz, también lo acompañó Sara Jiménez, con un baile moderado, no efectista y bastante oriental.
Acabó el concierto con una nueva lectura del garrotín que le da nombre a su último disco, con una grata introducción del baterista Javier Rabadán y un homenaje final a 'Granada' del mexicano Agustín Lara, con la flauta.
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