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Encarna Ximénez de Cisneros
Domingo, 9 de junio 2024, 00:07
Ayer era un día grande, desde el punto de vista musical sobre todo. Saiko en los Cármenes; Miguel Ríos celebrando su ochenta cumpleaños, en la plaza de toros, y en el Generalife, el Ballet Nacional de España, dirigido por Rubén Olmo, dentro de la programación del Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
Y allí estaba yo para contarles la presencia de Su Majestad, la reina emérita, Doña Sofía que no quiso perderse la actuación, cuyos beneficios son para la Fundación que lleva su nombre, concretamente, en esta ocasión, destinados a la investigación en enfermedades neurodegenerativas: alzhéimer, párkinson, huntington y esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Doña Sofía llegó pasadas las once menos veinte al auditorio, junto a su hermana Irene y algunas de las autoridades con las que ya había coincidido en una recepción ofrecida en el Parador en la que, me contaron, la Reina charló animadamente con los asistentes. Después, al llegar al Generalife, como es habitual, recibió el cariño del público que la esperaba –y algún despistado que se encontró con la sorpresa– que no dejó de aplaudirla hasta que ocupó su lugar.
Junto a ellas estaban la alcaldesa, Marifrán Carazo; la consejera de Fomento, Rocío Díaz; la subsecretaria del Ministerio de Cultura, Carmen Páez; el subdelegado de España, José Antonio Montilla; el director del festival, Antonio Moral; el presidente del TSJA, Lorenzo del Río; el teniente general jefe del Madoc, José Manuel de la Esperanza; la diputada provincial de Cultura, Pilar Caracuel –también vi a Antonio Díaz–; el arquitecto conservador de la Alhambra, Antonio Peral; y estaba el delegado de la Junta, Fernando Egea, que me presentó al secretario general de Cultura, José Vélez, que es granadino y es violinista. De hecho, ha actuado en el festival.
Tras esa fila institucional,se ubicaron muchas personas que son colaboradores y patrocinadores de la fundación, incluidas las hermanas Koplowitz, Alicia y Esther; y en el resto del recinto pude saludar al diputado nacional Carlos Rojas; y a Jerónimo Páez. También charlé con Emma del Cerro, de Azafatas Alhambra, y con Patricia Maldonado, de Fundación La Caixa, y con muchas otras caras conocidas de la sociedad granadina, y personas anónimas como María del Mar Huertas, que, me contaba, «hace años que no había podido subir al Festival, y mira qué día tan bonito»
Es curioso que, justo hace hoy un año, Doña Sofía tampoco faltó para presidir, en aquella ocasión, en el palacio de Carlos V, el concierto extraordinario de la Orquesta Ciudad de Granada, en favor de los damnificados del terremoto de Turquía y Siria. Y no en la capital, pero sí en Motril a finales de julio, también pudimos ver a la soberana junto al rey de los belgas, Felipe, en los actos de homenaje –que tuve el honor de presentar– celebrados en Villa Astrida, en recuerdo del también rey, Balduino.
El Generalife vivió una gran noche. Lo que nunca entenderé es que el público –mucho y variado– pudiera entrar al recinto a las nueve de la noche y los medios de comunicación, acreditados, tuvierámos que esperar tres cuartos de hora –en mi caso mucho más que me gusta llegar temprano para enterarme de todo– y acceder en 'corralitos'. Les prometo que somos adultos.
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