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El madrileño Joaquín de Luz (1976) es, hasta el fin de la presente temporada, el director de la Compañía Nacional de Danza, que el sábado presenta en el Generalife 'La Sylphide', en el marco del Festival.
–'La Sylphide', una coreografía con casi dos siglos ... de vigencia, supuso en su día el primer éxito del ballet romántico. ¿Por qué sigue siendo tan fresca hoy?
–'La Sylphide' es un título icónico. Hay obras que son eternas y casi todas son grandes en su sencillez. La Sylphide fue el primer ballet en el que el baile en puntas tenía una lógica estética y no era simplemente un truco acrobático. Actualmente nos empeñamos en utilizar trucos, sobre todo gracias a las posibilidades que nos ofrece la tecnología, la inteligencia artificial, las proyecciones de vídeo o sofisticados efectos de iluminación. Las verdaderas obras de arte, las que nunca mueren, no necesitan de estos suplementos ni aditivos. Cuando se utiliza el 'trompe l'oeil' para suplir el talento creativo, estamos intentando conseguir una genialidad que no existe. Por eso, la sencillez de los grandes clásicos los hace grandes sin necesidad de complicarlos en ningún aspecto.
–¿Qué impronta tiene esta versión de la Compañía Nacional de Danza?
–Para la CND, la incorporación al repertorio de una pieza como 'La Sylphide marcó un antes y un después. No es nada sencillo bailar un ballet de Bournonville, especialmente si se quiere hacer con un alto nivel de excelencia en la interpretación. Únicamente con muchas horas de ensayo, mucha dedicación en el estudio y gracias al talento de un gran equipo artístico, la Compañía Nacional de Danza ha demostrado que tiene la capacidad de bailar esta obra de referencia al nivel que exige. Supongo y espero que a los ojos de los verdaderos amantes de la danza, nos ha elevado a otro nivel.
–En un mundo en que cualquier noticia, así como muchos sentimientos, tienen una vigencia efímera, ¿qué nos enseña este 'salto de fe' del protagonista, que se enamora de un ser que solo él ve?
–James, enamorado de un imposible, nos enseña a que ojalá volviéramos a soñar más. Estamos dormidos y anestesiados como sociedad y no nos damos cuenta de la importancia que tiene creer, soñar, hacer volar nuestra imaginación hacia lugares más poéticos o más bellos; creer en nuestros ideales y luchar por ellos, aspirar a la belleza e intentar alcanzar nuestros anhelos aunque en un principio parecieran absolutamente fuera de nuestro marco de realidad. Es mejor vivir ese sentimiento un minuto, que con toda seguridad puede mejorar la sociedad, que vivir una vida sin haber sentido ese tipo de ilusiones. Ilusiones que con esfuerzo pueden realizarse.
–El romanticismo está tan en crisis como la danza, ¿o no? Porque la CND sigue agotando las entradas en todas sus comparecencias…
–Sin duda, el Romanticismo no está de moda. Ahora todo es más aséptico, más práctico, necesitamos una respuesta inmediata, no está de moda «ser caballero». Se tacha de antiguo. La CND lleva agotando entradas en casi todas las funciones que ofrecemos. El público busca experimentar un viaje a través de la danza y la emoción. Debemos pensar que quizás este romanticismo del que hablamos no está tan 'demodé'. En el mundo en el que vivimos, donde la violencia, la injusticia y el sinsentido son moneda de cambio, es un verdadero regalo poder entrar en un teatro, sentarte en una butaca durante hora y media o dos horas y recibir una buena dosis de arte y belleza… En definitiva, de romanticismo.
–Los cipreses del Generalife hacen innecesarios los telones de bosque en este montaje. ¿Qué le sugiere el escenario donde bailarán el sábado?
–Querría huir de la frase tan manida en estos casos, pero quizás es la mejor descripción: es un marco incomparable, rodeado además de historia y de belleza. No hace falta poner mucho más. Ningún telón o escenografía puede competir con los cipreses del Generalife. Es un lugar único, mágico en sí mismo, que hace mucho más creíble la aparición de una 'Sylphide'. Los grandes historiadores, viajeros y artistas de todo el mundo se han inspirado en este espacio. Será por algo.
–Este montaje de la CND se estrenó el pasado año. Tras este periodo de funciones en Madrid y Granada, ¿cree que tendrá un largo recorrido, sumándose al repertorio de la Compañía de cara al futuro?
–Evidentemente sería lo deseable. Mi futuro al frente de la compañía es a corto plazo. Yo he cumplido con el hecho de incorporar este título al repertorio. Pero quizás esa pregunta ya se la tendrían que hacer a la próxima directora.
–¿Qué significa para usted el Festival de Granada? ¿Qué recuerdos le trae?
–El Festival es una de mis plazas favoritas en el mundo. Tengo grandes recuerdos en ese mágico escenario, he tenido la suerte de bailar aquí muchas veces. Hay teatros que te marcan porque tienen algo especial. El Generalife de Granada tiene muchísimo duende.
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