«La filosofía era la gran vacuna contra la estupidez y ha dejado de serlo». Es la descorazonadora reflexión de José Antonio Marina (Toledo, 1939), patriarca de los filósofos españoles, que toma parte en el volumen 'Doce filosofías para el nuevo mundo: ¿hacia dónde camina el ser humano?', de la colección Obra Fundamental de la Fundación Banco de Santander.
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Una docena de pensadores (seis hombres y seis mujeres) filosofan sobre nuestro pasado, presente y futuro. Ante preguntas eternas -¿quiénes somos, dónde estamos y adónde vamos?- dibujan panorama del pensamiento español contemporáneo. Algunos desde un prisma optimista y otros con un visión decididamente pesimista.
Junto a Marina, firman los heteróclitos y originales ensayos Ana Carrasco, José Luis Villacañas, Victoria Camps, Daniel Innerarity, Azahara Alonso, Carlos Blanco, Javier Echeverría, Eurídice Cabañes, Heike Freire, Josefa Ros y Antonio Lastra. Los epiloga Ángel Gabilondo, Defensor del Pueblo y ex ministro de Educación.
Casi todos constatan que el futuro y el presente son tecnológicos pero tienen visiones muy dispares. Para algunos la inteligencia artificial es una herramienta útil, y para otros una mera entelequia que «ni es inteligencia ni es artificial»
Con toda su ironía dice Marina que «debemos dejar el pesimismo para tiempos mejores». «La filosofía es hoy un desastre. Ha olvidado su función de servicio público. En un momento tan destructivo, ha abdicado de la idea de verdad para caer en el elogio de la multiculturalidad que todo lo iguala, glorificar de la opinión y debilitar la atención», lamenta. «La filosofía está en horas bajas, se ha teñido de escepticismo no importa la verdad sino el poder, y los filósofos debemos recuperar la seriedad», reclama.
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Pero después la de la de cal ante «el mal momento de la filosofía», da la de arena y asegura que «puede recuperar ese papel primordial para enseñarnos qué debemos saber y reordenar nuestras vidas éticamente». La clave está, cómo no, «en la educación», que también debe ser reformulada. Tanto que Marina asegura que se lo pensaría «mucho» si tuviera hoy que estudiar filosofía. «Hay pereza intelectual, y la clave para vencerla es la educación. Los estudiantes salen del grado con un escepticismo ético desolador», lamenta.
Cree Marina, como Voltaire «que la historia no se repite nunca, pero que los seres humanos se repiten siempre, y lo hacen con una melancolía desesperante». «En la huida de los bombardeos de Málaga en la Guerra Civil y en la de los bombardeos de Kiev solo cambian las caras», lamenta el pensador y catedrático, Premio Nacional de Ensayo y autor de 'La inteligencia ejecutiva', 'Anatomía del miedo' o 'Historia universal de las soluciones'.
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También es pesimista el tono de José Luis Villacañas (Úbeda, 1955), para quien como «los filósofos estamos un poco desorientados» y «lo humano es lo único que puede desgraciarse». «Las nuevas tecnologías producen entropías que impiden metabolizar los propios detritus psíquicos y destruyen nuestro pensamiento», arguye. «Está claro que hay que fortalecer el pensamiento, pero la pregunta es cómo», dice el catedrático de Filosofía. Para él «la democracia está vinculada a la dignidad humana, es decir, la capacidad de ser agentes autónomos, libres y generar sentimentalidad y afectividad». «Si estamos dispuestos a pensar esto, entonces no podemos dar por garantizada la democracia», afirmó.
Constata Javier Echeverría (Pamplona, 1948) que «hemos viajado de lo humano a lo tecnohumano». «Estamos en Telépolis y el reto es saber hacia dónde vamos», dice el filósofo, matemático y catedrático de Lógica y Filosofía. Convierte el 'yo soy yo y mi circunstancia' de Ortega en 'yo soy yo y mi móvil', ya que «somos más artificiales que naturales». Cree que «el futuro es el pasado, como decía Leibniz y que las tecnologías transforman el futuro y el presente, pero también el pasado». «No debemos olvidar que el lenguaje es memoria y sin él no sabemos quiénes somos», asegura el autor de 'Telépolis' y 'Los Señores del Aire', Premio Nacional de Ensayo.
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Carlos Blanco (Madrid, 1986) apuesta por «el idealismo, y la imaginación». «Son necesarios para trascender nuestros límites», dice este teólogo y químico además de filósofo y docente en Comillas y Harvard. «El reto es pensar lo no pensado» agrega el autor de ensayos como 'El sentido de la libertad', 'Grandes problemas filosóficos' o 'Historia de la neurociencia'.
Para Josefa Ros (Murcia 1987) uno de los grandes males de nuestro tiempo es «el ensimismamiento que nos lleva a pensar egoístamente en el yo y a distanciarnos del nosotros». Especializada en los estudios del aburrimiento, no oculta la joven pensadora su «desasosiego y angustia» ante ese aislamiento «que nos lleva a dejar de pensar en un proyecto conjunto». Reclama un futuro en el que ser humano debe «engrandecer» la filosofía del cuidado, un tema sobre el que escribe en el libro.
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«Hemos separado la ética y la moral del resto de la vida», lamenta la ecofilósofa y pedagoga verde Heike Freire, autora de 'Educar en verde' y un referente internacional en transformación educativa y desarrollo humano en contacto con la naturaleza.
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