Jorge Fernández Bustos
Granada
Viernes, 7 de febrero 2025, 23:28
La Platería, en sus 75 años de existencia (ya 76), ha visto nacer y crecer prácticamente a todos los flamencos de la provincia, máxime, si los familiares de esos incipientes artistas eran aficionados y asiduos a la Peña. Tal es el caso de la cantaora ... Ana Mochón que, antes de nacer, ya escuchaba los cantes entre las paredes del carmen albaicinero. La granadina, con un largo historial y con la responsabilidad de una cantaora de peso, vuelve este sábado a La Platería para ofrecer lo mejor de su repertorio, acompañada por el excelente guitarrista Luis Mariano. Ana Mochón, desde su residencia en Murcia, volverá a Granada para actuar el 21 de marzo en la Peña de la Parra de Huétor Vega.
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–¿Cuándo supo que iba a ser cantaora?
–Sinceramente, creo que es la mejor pregunta que me han hecho nunca. El flamenco ha sido una constante en mi vida, envolviéndome mientras aún estaba en la barriga de mi madre. Desde muy pequeña, este arte me ha acompañado y, aunque al principio todo comenzó como un juego, hubo un momento decisivo que cambió mi perspectiva por completo. Recuerdo la primera vez que subí a un escenario, la emoción y los nervios (aunque pasen los años sigo sintiéndolos), pero fue en el instante en que observé cómo lo que interpretaba llegaba al público. A partir de ese momento, decidí que quería dedicarme a esto de manera seria. El flamenco no solo es mi pasión; es una parte esencial de mi identidad, una forma de expresarme y conectar con los demás.
–¿Es necesario que los flamencos tengan formación?
–«El conocimiento la pasión no quita», decía Chacón. Vivir del flamenco es algo bastante complicado, por eso yo siempre pensé en un futuro estable: acabar los estudios obligatorios y estudiar una carrera. He tenido la suerte de poder formarme como música y cantaora con la doble licenciatura de flamenco (Flamencología y Cante Flamenco), estudié un máster de investigación de flamenco y hace unos años saqué plaza como cantaora en Murcia, siendo la primera funcionaria de Cante Flamenco andaluza.
Creo que, actualmente, los cantaores y flamencos en general tienen una formación muy amplia. Es algo que creo necesario, porque el mito de que, para cantar bien, tienes que haber pasado fatigas y hambre, ya ha pasado y no se sostiene. No conozco a ningún cantaor actual que esté pasando por lo que pasaron nuestros referentes. Ya no hay excusa. Un cantaor o cantaora tengan una base sólida de conocimientos, conozca lo que está interpretando, de dónde viene, y cómo explicarlo es avanzar. El flamenco ya no es de fiestas privadas, el flamenco ya es internacional y los artistas debemos estar a la altura.
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–Desde hace unos años ejerce como profesora. ¿Qué les exige a sus alumnos?
–Formo parte del equipo docente del conservatorio Teresa Souan Bernal de Murcia y allí desarrollo mi trabajo como cantaora acompañante para el baile flamenco. No obstante, soy la profesora titular de la asignatura teórica-práctica del estudio del cante de acompañamiento, donde les enseño los aspectos más útiles para que estos alumnos en un futuro puedan desarrollar la práctica de tablao con conocimientos sólidos y no lleguen a estos espacios sin recursos.
–¿En qué se distingue un cantaor de Granada de otro de fuera?
–Granada y sus artistas siempre se han identificado por ser «largos», es decir, por tener un amplio repertorio y que además cuida y conserva los cantes de la tierra y de los grandes referentes granadinos como Morente, Cobitos, el Niño Jun y Frasquito Yerbabuena, entre otros.
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–¿Qué supone cantar en La Platería?
–Para mí, como socia desde la infancia, cada vez que tengo la oportunidad de cantar allí es un reto. No se trata solo de subir y cantar; implica horas de dedicación, estudio e investigación para crear un repertorio fresco y original. Quiero ofrecer algo nuevo en cada recital para que los socios y el público no sientan que están escuchando lo mismo de siempre.
–¿Para cuándo su debut discográfico?
–La idea de un disco es algo que ha estado en mi mente durante mucho tiempo. He reflexionado sobre ello en numerosas ocasiones, pero siempre encuentro una razón para posponerlo, quizás sea porque soy muy perfeccionista y nunca estoy conforme. Lo que sé es que quiero que mi primer trabajo sea una representación auténtica de mi arte.
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