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Rocío Díaz señala la fotografía tomada en 1873 donde está la pintura 'El Patio de la Alberca de la Alhambra', frente a la obra expuesta en la Capilla del Palacio de Carlos V. PEPE MARÍN

El Fortuny 'perdido' regresa a la Alhambra

La Capilla del Palacio de Carlos V inuaugura una exposición gratuita con un centenar de obras arrebatadoras que recorren 150 años de fascinación por el monumento granadino

Sábado, 12 de marzo 2022, 00:13

En 1873, un fotógrafo retrató el taller de Mariano Fortuny y Marsal, en Roma, sin saber que estaba iniciando un misterio que duraría 150 años. En la imagen, dos mujeres charlan tranquilamente, rodeadas de las obras del genial pintor. Hay un hermoso cuadro que destaca sobre los demás por su tamaño y por su ubicación: está colocado sobre un caballete, en primer término, recibiendo la luz del día como el protagonista de una obra de teatro. Pese al tiempo y a la distancia, no hay duda de que Fortuny estaba pintando el Patio de la Alberca, en la Alhambra. Un año más tarde de esa foto, el 21 de noviembre de 1874, Fortuny murió, sus obras se dispersaron por el mundo y nadie volvió a saber nada de ese cuadro que brillaba en el caballete de su atelier. Hasta hoy.

'Sobre la Alhambra en el arte moderno'

  • Qué Un centenar de obras de artistas de referencia inspirados por la Alhambra y el Generalife en los últimos 150 años.

  • Dónde En la Capilla del Palacio de Carlos V. Entrada gratuita.

  • Cuándo De lunes a domingo, de 10.00 a 18.00 horas, en marzo;y de 10.00 a 20.00 horas, en los meses de abril y mayo.

Hace unos meses, Francesc Quílez, director del Museo de Arte de Cataluña, localizó la obra en una colección privada. Un hallazgo que zanjó el misterio 150 años después. Y hoy, al fin, el cuadro vuelve a la Alhambra, al lugar donde Fortuny cerró los ojos con fuerza para no olvidar ningún detalle. El pintor catalán estuvo en Granada en 1870, el año en que el monumento inició su gran expansión internacional, convirtiéndose en un rincón deseado y exótico al que siempre querer volver. Fortuny fue uno de los impulsores de este romance que perdura, convirtiendo sus pinturas en una inspiración, una meta, una isla del tesoro.

Fotografía del taller de Fortuny, tomada en 1872, con el cuadro 'perdido' en el caballete. IDEAL

Después de Fortuny vinieron Antonio Muñoz Degrain, Anders Zorn, Santiago Rusiñol, Joaquín Sorolla, Darío de Regoyos, José María Rodríguez–Acosta, José María López Mezquita, Maurice Denis, José Ortiz Echagüe, Manuel Ángeles Ortiz, José Guerrero, Manuel Rivera, Antoni Tàpies o Soledad Sevilla, entre tantos otros. Es decir, los mejores artistas de su era. Todos ellos describen un viaje en el tiempo, 150 años de fascinación por la Alhambra a través de un centenar de obras bellamente expuestas en la Capilla del Palacio de Carlos V. Así es como 'El patio de la Alberca en la Alhambra', de Fortuny, ha vuelto a Granada: rodeada de sus herederos.

Una gran muestra

PEPE MARÍN
Imagen principal - El Fortuny 'perdido' regresa a la Alhambra
Imagen secundaria 1 - El Fortuny 'perdido' regresa a la Alhambra
Imagen secundaria 2 - El Fortuny 'perdido' regresa a la Alhambra

«En 1870 llegó Fortuny a la Alhambra y luego vendrían todos los demás», dijo Rocío Díaz, directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, durante la inauguración de 'Sobre la Alhambra en el arte moderno', una muestra que recorre 150 años de fascinación artística por el monumento granadino y sus paisajes, abierta hasta el 15 de mayo (entrada gratuita). «Aquí están las particulares alhambras de grandes artistas –siguió Díaz–, obras repartidas por el mundo que ahora son un regalo para Granada y para todos los visitantes». Macarena O'Neill, viceconsejera de Cultura y Patrimonio Histórico, compartió esa misma fascinación por la muestra, «que demuestra cómo Granada también puede recuperarse con el impulso de grandes exposiciones».

Porque esta es una gran exposición. Grandísima. Una oportunidad única para bucear por un siglo y medio de visiones alhambreñas y granadinas del talento más puro y universal. Comisariada por Eduardo Quesada Dorador, con la asistencia de Carmen González Castro y museografía del estudio de Jesús Moreno, hay dibujos, libros, grabados, fotografías, manuscritos literarios y musicales, partituras, carteles, películas, maquetas de arquitectura y, principalmente, pinturas. Algunas inéditas, como la de Fortuny o 'Canal del Generalife', de Santiago Rusiñol, ubicada en Montevideo desde 1911.

Entrada de la exposición. PEPE MARÍN

«Los paisajes de Fortuny, Rusiñol y Albéniz expandieron el prestigio y la fascinación de la Alhambra. Ellos hicieron que miles y miles vinieran a verla». Quesada podría hablar horas de cada una de las obras que hay en la exposición. «Todas guardan una gran historia», advierte. La muestra cuenta con obras procedentes de prestigiosas instituciones y colecciones privadas de España, Inglaterra, Francia, Suecia, Estados Unidos o Uruguay. Así, el discurso expositivo se desarrolla en cinco capítulos correspondientes a los cinco espacios de la Capilla del Palacio de Carlos V. «Esta exposición se podría hacer en cualquier parte del mundo, pero en ningún sitio tendría tanto sentido como aquí», apuntó Quesada.

Cinco pasos

La primera sala sintetiza la expansión moderna del prestigio de la Alhambra por los más variados medios artísticos desde la década de 1870, pasado el tiempo de los primeros viajeros románticos, hasta la década de 1980. Desde ilustraciones de Gustave Doré hasta hasta los carteles del Ministerio de Información y Turismo, con espectaculares fotografías de distintos autores, un siglo después, o la película de José Val del Omar 'Granada 1974'.

En la segunda sala reina el esplendor del naturalismo pictórico centrado en la Alhambra y en el Generalife. Aquí conviven Mariano Fortuny, Antonio Muñoz Degrain, Anders Zorn, Santiago Rusiñol, Aureliano de Beruete, Darío de Regoyos, José María López Mezquita, José María Rodríguez–Acosta y Fernando de Amárica. «Y Sorolla, por supuesto –explica el comisario–. Él fue el que más veces pintó la Alhambra, cuarenta y siete –frente a él tiene la obra 'Jardín de Lindaraja', donde, tras unos segundos observando, continúa–. Parece que se mueven las hojas, se nota el viento, se huele el ciprés».

La tercera sala nos traslada a la vanguardia a la abstracción, con pinturas de Eugenio Gómez Mir, Maurice Denis, Théo van Rysselberghe e Ismael de la Serna, además de las películas 'Vibración de Granada' (1935), realizada por José Val del Omar, y 'El Dorado' (1921), de Marcel L'Herbier. Bajando por las imponentes escaleras de la capilla –la visita a la exposición merecería la pena aunque no hubiera cuadros– llegamos a la plena modernidad, con una serie de obras de Manuel Ángeles Ortiz, José Guerrero, Manuel Rivera y Eusebio Sempere, además de 'Aguaespejo granadino' y 'Granada 1968', películas de José Val del Omar.

Una de las obras de José Guerrero. PEPE MARÍN

La exposición se cierra con una sala dedicada a la posmodernidad que se advierte en los trabajos finales de artistas tan caracterizados como Gerardo Rueda y Antoni Tàpies. La última obra, concretamente, es una suerte de cómic, cuatro dibujos en tinta china sobre papel titulados 'Visita a la Alhambra', de Guillermo Pérez Villata.

Quesada, de regreso a la entrada de la exposición, se paró un momento junto a 'El patio de la Alberca en la Alhambra'. «Este cuadro es como ver a Fortuny pintar en directo –resopló, admirado–. Fijaos bien: se ve desde el carboncillo del boceto hasta los detalles más paranoicos en las columnas. Es una obra inacabada con cierta fantasía. Y es maravillosa».

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