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En el barullo de monitores, claquetas, pértigas de sonido, actores, maquilladores... de un rodaje hay, al menos, dos cámaras. Una la opera el director de fotografía –o alguno de sus ayudantes o auxiliares–, que es la que graba las secuencias, y la otra señores como el granadinoManuel Fiestas. Son los fotógrafos que inmortalizan las escenas y que también son claves para la promoción de las películas en los medios de comunicación y las redes sociales, una vez llegado el estreno y la distribución por salas de exhibición nacionales e internacionales.
Hablamos de un técnico más de equipos formados por cientos de personas –no hay más que ver los créditos finales en las proyecciones–. Él, Manuel Fiestas (Granada, 1981), es uno de los grandes referentes en España de este género fotográfico. Ahora mismo, por ejemplo, está trabajando en 'Sueños de libertad', la serie diaria que se emite en Antena 3 y que va camino de las trescientas entregas.
Manuel, que ha inmortalizado producciones con tanto tirón de audiencia como 'Amar es para siempre' o 'Machos alfa', explica que uno de las principales destinos del material que obtiene con su Sony es alimentar todas las acciones publicitarias. Tanto es así que algunas de esas instantáneas han servido de base para que los cartelistas diseñen los pósters. Es el caso de 'Muertos S. L.', 'El Pueblo' o 'Voces'. «Mi labor es que la gente vea como si fuera el primer capítulo y le entren ganas de continuar con los demás», dice Fiestas en uno de los descansos de 'Sueños de libertad'. «Funciono a un doble nivel, generando fotos para fuera y también para dentro, previos que después utiliza el departamento de arte», comenta.
Para ello es fundamental que su presencia pase lo más desapercibida posible para no interferir nada en el momento crítico de la 'acción' y para que sus capturas reflejen la mayor naturalidad. «Siempre intento garantizarme que tengamos unas tomas perfectas y después, ya sí, tiro de creatividad», apunta. Respecto a los retratos de los 'protas', «intento que reflejen la personalidad de los personajes».
«Procuro acercarme todo lo que se pueda, pero fuera del eje de la mirada de los actores para que no sufran ningún tipo de distracción», asegura Manuel Fiestas, quien agrega que siempre es fundamental un buen análisis de las localizaciones. «En unos casos –dice– tengo la oportunidad de entablar una conversación con el director para saber cómo está planteando las cosas y el estilo que quiere darle y, en otras, sencillamente me adapto a las circunstancias».
En sus comienzos, recuerda, el gran problema era que se escuchaba el obturador de la réflex y para evitarlo se construyó él mismo una 'caja antirruidos'. «Las que vendían en Hollywood era muy caras», recuerda entre risas. Luego, con la evolución de la tecnología, la contingencia quedó resuelta con las silenciosas máquinas 'mirrorless' (sin espejo).
Manuel Fiestas tenía claro que quería dedicarse al mundo de la creación desde pequeñito. «En sexto de Educación General Básica me llamaban la atención los maestros del colegio Sierra Elvira porque pintarrajeaba las mesas», indica divertido. Así que cuando llegó el momento de elegir la carrera, no lo dudó dos veces. Se matriculó en 1999 en la Facultad de Bellas Artes de Granada. «En mi familia nadie me puso ninguna objeción, tuve todo el apoyo porque mi madre también había entrado en Bellas Artes y todos me entendían perfectamente», rememora. «Desde el principio pude acceder a una cámara buenecilla, la Nikon F70 que teníamos en casa, y sacar cosas de calidad».
Aquello fue un punto de inflexión. «Yo había hecho un curso de animación en tres dimensiones y, cuando iba por la calle, no hacía más que pensar cómo desarrollaría en 3D lo que me iba encontrando por el camino, pero cuando irrumpió la fotografía en mi vida, mi obsesión pasó a ser cómo hacer una composición perfecta», reflexiona. Hasta el punto de llevar en el bolsillo el bastidor de una diapositiva para realizar encuadres.
Inicialmente optó por lo experimental, pero poco a poco se sintió atraído por lo documental. Y desde 2007, desde que trasladó su residencia de Granada a Madrid, plenamente centrado en la cinematografía donde, a base de talento y de demostrar su valía, se ha convertido en uno de los grandes especialistas.
Manuel Fiestas nunca pierde el norte de Granada, donde regresa cada vez que sus obligaciones se lo permiten. «Me hizo una enorme ilusión que los premios Goya se celebraran en mi tierra», comenta con satisfacción. «Y me gustó sobre todo ver cómo mis compañeros que asistieron a la gala subían fotos a Instagram en sitios tan emblemáticos como la Alhambra o el mirador de San Nicolás».
El cine es magia. La fotografía también.Por eso, quizá, currantes como Manuel Fiestas no solo son grandes profesionales, sino también grandes magos.
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Josemi Benítez
M. Victoria Cobo | Granada, Sandra Martínez, Juanjo Cerero | Granada y Javier Morales | Granada
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