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José Antonio Muñoz
Granada
Lunes, 26 de abril 2021, 00:48
Cuando el pasado siglo alboreaba, Francisco Ayala era un párvulo que ponía los pies en el umbral del Colegio de Niñas Nobles. En pleno siglo XXI, cuando apenas ha pasado una década desde la muerte del literato más longevo de nuestra historia, el autor ... y sus recuerdos 'toman al asalto' el primer piso de aquel edificio en que fue un alumno más. La exposición responde al ilustrativo título de 'La Granada de Francisco Ayala', y permanecerá abierta hasta el próximo 10 de junio.
Como recuerda el director de la Fundación Francisco Ayala, Manuel Gómez Ros, esta exposición debió celebrarse hace un año, pero la pandemia la retrasó. También iba a ocupar una sala más de las que finalmente ocupa. Esencialmente, está formada por paneles donde hay cuadros, fotografías y algunos objetos. «El objetivo es trazar la relación de este con Granada. Ello nos permite, por un lado, conocer la historia personal del escritor, y por otro, conocer la propia historia de la ciudad, en el dilatado periodo en que, con el ínterin de su exilio, tuvo relación con ella», afirma Gómez.
Así, el visitante que se acerque al Colegio de Niñas Nobles encontrará al niño Ayala en fotos y en imágenes de los rincones que él recorrió. Muy indicativos son esos planos generales de gran formato que muestran el conjunto de la trama urbana, deteniéndose luego en los entornos que constituyeron su casa natal o la vivienda que más tarde ocuparía. Y luego, conocer los lugares a los que volvió tras abandonar la ciudad con 16 años para trasladarse a Madrid, y luego vivir allí la época de la IIRepública, antes del exilio.
Precisamente, y tal como destaca Gómez, su primer regreso, en los años 60, fue casi clandestino. Aunque había cesado en parte la persecución encarnizada que siguió a la contienda fratricida, el hombre que recala en España y llega a Granada es alguien que entra con pasaporte de turista y el título de ciudadano norteamericano, un país con el que el régimen de Franco quería cualquier cosa menos problemas. Y es ese Ayala sagaz observador de la realidad quien retrata a la ciudad en su inmovilismo, casi cuatro décadas después de haberla abandonado. «Todo se ajusta a la imagen de sus recuerdos», como él mismo dijo y recuerda el director de su Fundación. Era esa misma ciudad de provincias, con sus pequeñeces del presente y sus grandezas del pasado.
Cuando vuelva en 1977, lo hará como escritor reconocido, pero obtendrá el aplauso de su ciudad, siendo profeta en su tierra, solo cuando pase el tiempo, merced a su participación en diversas actividades, y de forma palmaria, cuando la ciudad empiece a reconocer en él al ganador del Premio Cervantes y tantos otros galardones que adornaron su trayectoria. La muestra incluye, precisamente, el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada, concedido en 1994, con el recordado discurso que relacionó lecturas y paisaje, y también la Medalla de Oro que le concedió la ciudad en 1987. Por mucho que Ayala se fuera en 2009, esta exposición demuestra que sigue presente en muchos de sus rincones.
Manuel Gómez destaca que entre el más de un centenar de piezas que forman parte de la muestra se encuentra incluso un ejemplar de tigre asiático disecado que forma parte del Museo de Ciencias del Instituto Padre Suárez, que Ayala recordaba de la época en que estudió Bachillerato en dicho centro educativo. «Hay una leyenda sobre este asunto, que cuenta cómo al volver después de ocho décadas al Suárez, la primera pregunta que hizo fue por el paradero del tigre», dice con humor el director de la Fundación. También forma parte de la muestra una parte de la colección de mariposas de Manuel López Banuls, propiedad del Instituto Alhambra. Banuls fue amigo tanto de Ayala como de Federico García Lorca y uno de los impulsores de la histórica revista Gallo. Esta colección fue el origen de la obra 'Mímesis, némesis', de la cual también se expone un ejemplar, y que retrata la pasión de Banuls por estos insectos tan interesantes.
La exposición cuenta con una versión digital muy completa, que puede verse en la página web lagranadadefranciscoayala.es. Para el diseñador de esta, el artista plástico Juan Vida, «hemos intentado unir imágenes y pensamiento, con el fin de que el visitante pueda identificar en cada momento el marco histórico en el que se desenvuelve. Es una especie de libro abierto donde se muestra el amor de Ayala por la ciudad en la que nació».
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