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May R. Ayamonte | Escritora
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May R. Ayamonte | Escritora
«Mi generación sabe muy poco de lo que realmente ocurrió tras la guerra civil»May R. Ayamonte, onubense de nacimiento, granadina de adopción, vuelve a la carga con otro volumen de gran formato y con marcapáginas de tela, en una época de crisis de papel y letras pequeñas que a ella no parece afectarle. El segundo libro de su ... serie negra –a la que le está cogiendo el gusto– vuelve a desarrollarse en las calles de Granada, y se titula 'Las aguas sagradas' (Contraluz). La charla y la sesión de fotos tienen lugar frente a la iglesia de San Pedro y San Pablo, en la carrera del Darro, un escenario clave en la novela.
–¿Por qué sigue haciendo novela negra ambientada en Granada y con la misma protagonista?
–Creo que estoy en una etapa de idilio con el género, y tengo mucho que contar aún. De hecho, cada libro que escribo me gusta más. Sigo en Granada porque el universo de 'Las niñas salvajes', la anterior novela de la serie, no ha terminado, aunque ambos títulos, y esto es importante, pueden leerse por separado. Y sigo con Jimena por lo mismo, porque aún tengo mucho que contar sobre ella.
–El origen de esta novela es una inspiración de su mirada.
–Sí, así fue, un elemento patrimonial quien encendió la chispa de esta obra. Estoy convencida de que estos hablan tanto al lector como a los protagonistas. Luego, hubo mucha investigación para descubrir qué hay tras aquello que vemos.
–Y el punto de partida, una Granada muy compleja, la de los años 50.
–Sí, hay un suceso que tiene mucha importancia en la novela, que acontece en este periodo. Granadaera entonces una ciudad de silencios, muy afectada por la guerra civil y la dictadura posterior. Todos estos hechos colean hasta 2021, el año en que está ambientada la trama principal.
–Qué importante es que una sociedad cierre sus heridas, antes de que estas se infecten, aunque esto ocurra casi 70 años después.
–Sí, y lo peor es que algunos no las han podido cerrar. Este es uno de los temas de 'Las aguas sagradas', donde aparece, por ejemplo, el tema de los bebés robados, que afecta de forma directa a una de las protagonistas. Las asociaciones de personas afectadas por este hecho me ayudaron mucho en el proceso creativo.
–El Albaicín, su barrio, vuelve a ser uno de los enclaves donde se desarrolla este segundo volumen. ¿Qué le aporta?
–Aunque no es el protagonista central, como ocurría en 'Las niñas salvajes', sí que aparece. Y me aporta una idiosincrasia de barrio que no quiero que se pierda. En este aspecto, el libro también es una llamada de atención para que cuidemos del patrimonio, que no es sólo para los turistas, sino para todos.
–¿Jimena, su protagonista, es esa periodista que le hubiera gustado ser, si esta profesión hubiera llamado a su puerta?
–Jimena, como muchos profesionales, tiene un marcado sentido de la justicia y de la verdad. Ese ha sido su norte. Y gracias al caso resuelto en 'Las niñas salvajes', nos encontramos con una Jimena que ha triunfado en su profesión, y a la que van a otorgar lo que pide para resolver este segundo caso, porque la policía no es tonta. Con todo, sigue teniendo muchos problemas, porque éxito y vida personal a veces no se llevan bien.
–¿Qué sensación quiere que el lector se lleve cuando cierre el libro?
–Quiero sensibilizarle ante el cuidado del patrimonio, porque el final es agridulce en este asunto. Quisiera que pensase y definiera su posición con respecto a este tema, y a otros que aparecen, a partir de la excusa que es la trama negra. No pretendo dar lecciones, ni una moraleja concreta. Prefiero que cada persona la obtenga.
–¿Cuál es su memoria histórica?
–La de mis padres y mis abuelos. He tenido la suerte de crecer en una familia donde lo que ocurrió se ha contado sin tapujos. Esto es muy bueno, porque a otras personas no les han hablado claro.
–A veces, memoria e historia son cuestiones distintas.
–Claro, la historia la contaron primero los vencedores, y ahora se está revirtiendo esa tendencia. Mi generación, en muchos casos, no sabe casi nada de lo que ocurrió, y es un hueco que debería llenarse, para que no se repita lo vivido.
–También hay amor, inspirado quizá por la muy tórrida 'Wicked game' de Chris Isaak, que tanto le gusta.
–Sí que me gusta... Hay varios tipos de amor o ausencia de este. Jimena, por ejemplo, es incapaz de mantener relaciones sociales normales. Y sin embargo, Fátima Suárez, la otra protagonista, sí que tiene una relación de pareja estable, con su director de tesis, lo cual me permite hablar de los vínculos de poder, por ejemplo.
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