Raúl M. Osorio | Coautor del libro 'Conversaciones sobre el cine'
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Raúl M. Osorio | Coautor del libro 'Conversaciones sobre el cine'
«Los Goya son una oportunidad para formar a futuros cineastas de Granada»Raúl M. Osorio (Granada, 1981) es articulista y crítico de cine. Ha impartido clases magistrales en España y en el extranjero. Durante siete años fue responsable, programador y docente de La Cineteca. Ha escrito junto a Jesús Urbano 'Conversaciones sobre cine, del hogar a la intemperie', una obra publicada en dos volúmenes por Confluencias.
–¿Qué aporta 'Conversaciones sobre Cine' que no aporten otros libros de cine?
–Todos los libros tienen uno o varios puntos de interés. Lo relevante del nuestro es que abarca toda la historia del cine, pero no nos limitamos a un mero listado o diccionario, sino que abordamos una serie de discursos que han estado presentes en la evolución de este arte como el espacio habitable, la crisis de la mirada o la imposibilidad del regreso al hogar. Es una obra que concilia diferentes cinefilias como la neófita, la clásica, la postmoderna y la experta. Por eso sirve para el investigador y para el lector curioso. Ofrecemos nuevos enfoques y abrimos perspectivas.
–¿Se puede escribir un libro de cine sin ser cinéfilo?
–Depende del enfoque. Para escribir sobre cine hacen falta dos premisas: conocimiento y experiencia. Si falla una, no tendremos un libro verdaderamente interesante. El punto de vista crítico es fundamental y algunas veces los cinéfilos no lo tienen porque están más interesados en lo lúdico.
–John Ford, Renoir, Dreyer, Hitchcock, Rohmer, Buñuel… nombres que escriben la historia del cine y el relato de su libro. ¿Cuál le ha dejado más impronta como espectador?
–Como espectador Renoir sin duda. Y también como cinéfilo. Porque el cine de Renoir enclavado en Francia en los años treinta tiene frescura y desprende modernidad además de la rotura de arquetipos. Junto con Rossellini, son los dos grandes inspiradores de la modernidad cinematográfica en Europa.
–Cambiemos de tercio. ¿Cine con palomitas o sin palomitas?
–(risas) Hay que distinguir entre cine y películas. Hay películas interesantes, otras más mediocres y otras que no contienen ni un minuto de cine. Me quedo con películas con palomitas y cine sin palomitas. Las películas se miran con los ojos, no con el estómago.
–¿Qué le parece la oferta de los cines de Granada?
–En cuanto salas en sí, más de lo mismo, pero con la salvedad del encomiable trabajo de resistencia del Madrigal. Mientras aguante, sigue habiendo esperanza. Los títulos que elige son excelentes y hay una buena afluencia de público porque tiene una programación coherente, continúa y al final educa a la gente a mirar el buen cine.
–¿Qué debe de hacer Granada para rentabilizar los Goya?
–No creo que un festival así sea una oportunidad cultural. Sí se justifica desde el punto de vista económico y comercial. La verdadera oportunidad es educar la mirada y apostar por la formación de futuros cineastas en las escuelas, los institutos, cineclubes y filmotecas a través del verdadero apoyo de las instituciones.
–¿Cree que es una buena oportunidad para sacar a relucir el talento local?
–Los Goya no aportan más que los premios y el caché para determinadas producciones. Para sacar el talento local hace falta educar la mirada con verdaderos programas educativos y pedagógicos respecto al cine.
–Este año Granada se ha ganado, por méritos propios, el marbete de tierra de cine. 'La sociedad de la nieve', 'Cerrar los ojos', 'Los Farad'… menuda cosecha ¿no?
–Desde luego que sí. En relación a Granada como escenario de cine, no es nada nuevo. Es tan antiguo como el propio cine. Una de las directoras pioneras, Alice Guy, filmó en el Sacromonte a la gente, sus costumbres, sus ideas y su relación con la ciudad. Prefiero que seamos un centro referencial de estudios cinematográficos con verdaderos estudios, congresos o simposios como se hace en Bolonia, que tiene uno de los mejores festivales de cine de Europa gracias a la implicación social y al apoyo institucional.
–¿Qué le parece 'La sociedad de la nieve?
–Magnífica. Me encanta cómo dirige Bayona. Tiene un sentido estético muy comprometido y al mismo tiempo no negocia el carácter ético en sus películas.
–¿Y 'Cerrar los ojos'?
–Más que cerrarlos lo que tenemos que hacer es abrirlos ante el regreso al cine treinta años después de uno de los tres mejores directores de España.
–¿Su quiniela para los Goya?
–Apuesto por Erice no solo por ser historia del cine español, sino porque la película es una auténtica maravilla. Una película que nos habla del arte supremo de la experiencia. Es una joya. Es mi candidato, pero teniendo en cuenta que cada jurado es de su padre y de su madre. Se debería llevar el Goya a mejor película y mejor realizador, sin desmerecer las otras. 'La sociedad de la nieve' es otra candidata. '20.000 especies de abejas' es maravillosa, pero el 'punch' de Erice es muy fuerte.
–¿Cuál es, bajo su punto de vista, el futuro de festivales como Jóvenes Realizadores, que este año cumple su treinta edición?
–Desgraciadamente en Granada no está garantizado el futuro de ningún festival. Lo hemos visto con Cines del Sur o Granada Paradiso. Tiene mérito que lleve treinta ediciones con la precariedad presupuestaria que sufre. En los últimos años ha sobrevivido gracias al voluntarismo. Es una lástima que un festival de esta categoría no cuente con el apoyo que debería de tener. Desgraciadamente las políticas culturales son sectarias en Granada y veremos cuál es el futuro de los nuevos festivales.
–¿Cómo valora la irrupción de los Premios Lorca?
–Más que un festival, en su concepto amplio, es unos premios. Es cierto que le dan oportunidades a obras de directores noveles granadinos, pero no es un centro de formación, donde haya un espacio crítico de debate en torno al cine. Son unos premios que tienen sus luces y sus sombras. Los Premios Lorca deberían de llamarse Premios Val del Omar. La marca Lorca vende, pero si estamos en un festival del cine, no hay figura más representativa en Granada que José Val del Omar.
–El Festival de Jóvenes Realizadores y los Premios Lorca se celebran con apenas un mes de diferencia. ¿Está bien así? ¿Quizá habría que valorar una fusión? ¿Separarlos en tiempo? Quiero conocer su punto de vista.
–Unos festivales tan seguidos dejan un vacío cultural con respecto al cine nueve o diez meses al año. Granada debería de ofertar más festivales a lo largo del tiempo o por lo menos espaciarlos. Y de algún modo hacer partícipe a la ciudadanía a lo largo del año. Así se crea mayor cultura de cine.
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