

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
SUSANA ZAMORA
Lunes, 7 de octubre 2019, 02:15
Hace solo dos semanas que Thomas Cook dejó de ser una leyenda empresarial para anunciar su sepelio sepultado por las deudas. La compañía que inventara un nuevo modelo de negocio, basado en los paquetes vacacionales de 'todo en uno', se declaraba en bancarrota. En cuestión de horas, el gigante turístico, que ayudó a cumplir los sueños de millones de viajeros, se convertía en una terrible pesadilla para los 600.000 turistas varados en aeropuertos de todo el mundo y para sus más de 20.000 trabajadores (repartidos entre sus agencias de viajes, hoteles y aviones), que se quedaron en paro. 178 años de historia reducidos a meros recuerdos, a mercancía de saldo con la que comerciar en ese gran bazar que es internet.
Al calor del fracaso, hubo avispados que vieron una oportunidad de negocio y una forma de rentabilizar los retazos de lo que un día fue el segundo operador turístico del mundo. Basta con teclear el nombre de Thomas Cook en la plataforma de subastas eBay para que el buscador muestre 839 artículos relacionados con el turoperador británico, todos disponibles. Cualquier incondicional de la firma puede hacerse hasta con una bolsa para el mareo por un precio de salida de un euro.
Hubo así oportunistas que, tras el anuncio de la quiebra el pasado 23 de septiembre, se apresuraron a desempolvar aquel recuerdo que conservaban de su viaje con Thomas Cook y ponerlo a la venta. Cualquier cosa de la compañía, por nimia que fuera, se erigía en pieza de coleccionista. Insignias, pañuelos, pines, folletos, mantas, cojines, ropa de segunda mano, miniaturas de avión, tarjetas de embarque del último vuelo y hasta comida envasada.
El mismo día que la empresa sacudió al sector turístico con el anuncio de su entrada en suspensión de pagos, Jay Ray (31 años) reparó en que aún conservaba en su frigorífico el pudin de jengibre jamaicano del chef James Martin que le habían dado de postre en el vuelo MT 1541 que realizó con Thomas Cook entre la ciudad chipriota de Paphos y la inglesa de Manchester una semana antes de la bancarrota. «Me sirvieron a bordo un plato de pasta con pollo y tomate, pero no me quedó hambre para el postre. Nunca había probado nada de ese cocinero; por eso cuando vi el pudin de jengibre sentí curiosidad por cómo sabría y lo guardé en el bolso para tomármelo en casa», relató Ray.
Producto exclusivo de las aerolíneas de Thomas Cook, tras su desaparición aquel dulce que reservaba en su nevera se había convertido en una rareza, así que decidió subastarlo en 'eBay'. «Lo hice para probar qué pasaba; no esperaba que nadie pujara por él», confiesa esta viajera. Pero transcurrieron los días y su cotización crecía. Su precio inicial de un euro se multiplicó por veinte antes de que se cerrase la subasta. En total, 18 ofertas y un precio final de 23 euros. «Nunca pensé que un postre sería objeto de coleccionismo; es poco dinero, pero lo donaré a una ONG», declaró.
Desde que se abriese la veda, tanto clientes como empleados han encontrado en esta plataforma un floreciente negocio en el que desprenderse definitivamente de sus recuerdos físicos. Para algunos será difícil superar el varapalo y normalizar su situación profesional. Pero todos son víctimas de una muerte anunciada, porque Thomas Cook llevaba enfermo muchos años sin responder a los tratamientos financieros aplicados para salvarle. Hasta pocas semanas antes del fatal desenlace, sus directivos mantenían la esperanza e insistían en que gozaba de buena salud. No pudo ser y, ahora, clientes y trabajadores se sienten engañados. Por eso, muchos de estos empleados tratan de quitarse de encima todo aquello que les recuerde a su patrón.
Un piloto de la aerolínea ha puesto a la venta toda la documentación relacionada con sus vuelos por algo más de 12 euros, mientras que otros ofrecen su bolsa de viaje con un uniforme completo de tripulante de cabina por 25 euros. Chaquetas, pantalones, vestidos, blusas y hasta zapatos usados de azafata. «De piel, muy cómodos y con mucha vida; han viajado por todo el mundo», detalla su propietaria en la plataforma, donde salen a la venta con un precio base de 46 euros.
La precariedad económica que los despidos han dejado en algunos empleados ha empujado a una pareja, ambos ya extrabajadores de la empresa, a subastar un vestido de novia de la diseñadora Stella York por 500 euros. «Ese dinero nos ayudará a pagar las facturas a partir de ahora», dicen.
Sin embargo, no es el artículo más caro que se ofrece. Entre las decenas de objetos de 'merchandising' que se liquidan en 'eBay' (el precio de salida de la mayoría no llega a los 50 euros), también hay piezas de gran valor histórico y económico, como una pequeña jarra Richard Gurney & Thomas Cook, de plata esterlina, fabricada en Londres en 1745. Los 675 euros con que abre la subasta hacen de ella el objeto más cotizado de la lista.
Hay otros de gran valor sentimental para la compañía, como una postal enviada por correo en uno de sus aviones desde Bombay (India) a Durban (Sudáfrica), que fue devuelta al no encontrarse a su destinatario, y un recibo hotelero, expedido en la ciudad inglesa de Norwich en 1951. Lo peor ahora será liquidar los otros recuerdos: esos que ni se compran ni se venden.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.