-ksjD-U2301076977846RGE-1200x840@Ideal.jpg)
-ksjD-U2301076977846RGE-1200x840@Ideal.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
¿Es aficionado al balompié? ¿Va a los Cármenes? Más allá de lo mucho o poco que le guste la pelotita, todo el mundo tiene una referencia aproximada de la extensión de un terreno de juego. Pues bien, solo en el casco urbano de Granada –dejando fuera zonas periurbanas y de expansión– la superficie del centenar de solares vacíos equivaldría a unos veinte campos de fútbol de dimensiones medias. Exactamente 146.774 metros cuadrados. No, no es un dato extraído de un concienzudo estudio sobre urbanismo. Esos 146.774 metros cuadrados son una obra de arte. Sí, como lo oyen.
Es el interesantísimo proyecto del fotógrafo Argider Aparicio y el diseñador gráfico Carlos Muñoz que se puede ver hasta el 20 de abril en el Cuarto Lúcido del Centro José Guerrero –en la planta superior del museo–. Los dos creadores han documentado todas estas parcelas, una por una, con el fin de trasladar al espectador una pregunta: ¿Qué haría usted con ellas? «Nosotros –aclara Argider– no nos definimos sobre cuál debería ser el destino de estos terrenos, sino que trasladamos a la gente el debate para que cada cual, en el foro que sea, opine lo que considere oportuno».
La instalación realizada en el Cuarto Lúcido del José Guerrero por Argider y Carlos recrea el típico lienzo verde de las obras con varias aperturas. A través de ellas podemos mirar el interior, donde está la imagen de uno de estos cien lugares baldíos, transitando de la claridad a la oscuridad. Del día a la noche. Al lado, junto a unos bloques de hormigón, unas hojas de sala con fotos de estos espacios que proliferan por todo Granada. En el Camino de Ronda, en el Barranco del Abogado, en la Bola de Oro, en el Realejo... «más de cien», asegura Carlos.
«Para realizar el trabajo de campo –explica– no acudimos a ningún censo ni a ningún registro oficial, sino que fuimos localizándolos sencillamente observando, paseando y fijándonos en el entorno». «También usamos la referencia de portales inmobiliarios», apostilla Argider.
'146.574 metros cuadrados', que así se llama la propuesta, es básicamente concepto, un experimento que llama a la reflexión.Pero también es una expresión estética a través de fotografías y animaciones, y a través de un diseño 'happy' que contrasta con ese mensaje tan duro del Granada Se Vende. El trabajo con la cámara de Argider y de Carlos con el ordenador está perfectamente fundido.
Y es que, a pesar de que estos sitios terminan convirtiéndose muchas veces en vertederos en los que se depositan todo tipo de despojos, la decadencia tiene un punto de belleza. Por lo pronto, el juego cromático resulta cuanto menos sugerente. «Prevalecen los amarillos del material aislante que se queda a la vista cuando los derribos». A ello se unen los verdes y otros colores asociados a la vegetación. «Otra lectura muy interesante –tercia Carlos– es la renaturalización a base de hierbas, jaramagos, ortigas, flores silvestres que brotan en la primavera e incluso árboles». «También es un ecosistema para algún tipo de fauna; nos hemos encontrado con bastantes colonias de gatos», manifiesta Argider.
Las instantáneas son, además, el testimonio de lo que en algún momento hubo ahí. Huellas de ocupaciones en forma de paredes con azulejos de lo que fue una cocina, papeles pintados de dormitorios e incluso objetos que han sobrevivido a las demoliciones.Hablamos de cuadros, por ejemplo, pero también de sanitarios o de portarrollos de papel higiénico.
Es fácil encontrar indicios de que ahí, en algún momento, se llevaron a cabo intervenciones que han sacado a la luz patrimonio arqueológico susceptible de estudio e incluso de conservación. De hecho, esta es la principal causa de que muchos de estos terrenos se conviertan en eriales 'sine die'. Sobre todo en barrios históricos como el Albaicín. En el entorno de la parroquia de San José hay unos cuantos.
«El noventa por ciento de estas propiedades terminan siendo edificios, pero también pueden tener múltiples usos, aunque sea de forma eventual», dice Argider. Hay asociaciones de vecinos que, tras obtener una cesión temporal, los han habilitado como cines de verano. También se han desarrollado experiencias muy interesantes. La sala Espacio Lavadero colocó una obra de arte en un solar de la calle Nicuesa, entre el Cuarto Real de Santo Domingo y la Carrera de la Virgen. Se trataba de un mural de Julio Anaya, incluido en la colección 'Casi invisibles', que versionaba 'El embovedado' de López Mezquita. Se podía apreciar a través de la mirilla de una puerta metálica.
El espacio urbano de Granada está en continuo proceso de mutación. Donde antes había casas ahora no hay 'nada', y donde ahora no hay 'nada' en el futuro habrá casas. Así es la vida del cemento. Así es la vida de las ciudades. Así es la vida de Granada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora e Isabel Toledo
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.