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El escritor y crítico Andrés Molinari, con su libro junto al Pilar. F. P.
Cultura en Granada | «El Pilar de Carlos V simboliza a la Granada que quiere recuperar el sueño imperial»
Andrés Molinari, escritor y crítico

«El Pilar de Carlos V simboliza a la Granada que quiere recuperar el sueño imperial»

El colaborador de IDEAL revisa en 500 páginas ilustradas con más de 600 fotografías el monumento más expuesto de la época renacentista en Granada

José Antonio Muñoz

Granada

Jueves, 29 de octubre 2020, 01:33

No ha cerrado, ni en esta época de pandemia. Sigue ahí, a la vista de todos, ofreciendo el manar del líquido elemento día tras día, desde hace cinco siglos. Es el Pilar de Carlos V, en el recinto de la Alhambra. El escritor y crítico de IDEAL, Andrés Molinari, ha publicado 'El pilar de Carlos V. Símbolo y pretexto', un encargo editado conjuntamente por la Fundación AguaGranada y el Patronato de la Alhambra. La que podría ser la obra definitiva sobre este trozo de la Granada monumental.

¿Cómo le encargaron este libro?

–Fue tras ofrecer una conferencia sobre el centenario del juramento de Carlos V como rey de Granada, que se conmemoró en 2018. Un día, Esteban de las Heras, gerente de la Fundación AguaGranada, me solicitó un tema que uniera al emperador con el agua, y le sugerí que podría preparar un libro sobre este pilar. Este es el primero de tres volúmenes de una obra en la que trataremos sobre todos los pilares de Granada: en el segundo, hablaremos de los que tienen escudos heráldicos, y en el tercero, sobre las fuentes del Albayzin y el Sacromonte.

El virus ha marcado los tiempos en su publicación.

–Así es. Estaba previsto para ser presentado en la pasada Feria del Libro, ya que se imprimió a finales del año pasado, tras 12 meses de trabajo intensísimo por mi parte. Sin embargo, una serie de circunstancias por todos conocidas ha motivado este retraso.

¿Cómo planteó su trabajo?

–Con libertad absoluta para contar lo que he querido y como he querido, ya que los patronos de la Fundación y los responsables del Patronato de la Alhambra me conocen bien, y conocen mi trayectoria, por lo que he tenido total confianza por su parte. Así, ha quedado un libro voluminoso –500 páginas– y profusamente ilustrado –más de 600 fotografías y otras tantas notas a pie de página–. De tal manera que no hay nada tan exhaustivo sobre un monumento que no sea laAlhambra, por lo que desde su salida al mercado hace unos días me consta que ha suscitado un gran interés, y publicaciones especializadas como Alhóndiga también se van a hacer eco del libro.

¿Qué aportaciones hace en este libro?

–Son muchas y muy variadas. Una, por ejemplo, que las bocas no simbolizan los ríos de Granada –como erróneamente siguen diciendo los guías a pesar de ser un invento romántico–, sino que tienen un referente de la época clásica.

Estructura

¿Cómo se estructura la obra?

–Tiene una primera parte netamente teórica, donde se habla de temas como el agua y la literatura, el agua en la pintura, como elemento sanador, como recurso subterráneo con todo el valor simbólico que conlleva... Un segundo capitulo teoriza sobre los distintos tipos de pilares, cómo llegó la influencia de los pilares europeos y cómo cristaliza en Granada. También hablo de algunos pilares desaparecidos, como el de Las Ninfas, que estuvo en plaza Nueva, y que fue desmantelado en el siglo XIX. Ambos, el de Carlos V y este, eran abrevaderos de caballos.

¿Es cierto que hubo un pilar anterior en el mismo lugar?

–Sí, completamente. Está documentado porque cuando bajan los cuerpos de los Reyes Católicos del Convento de San Francisco –hoy Parador– a la Capilla Real, las crónicas dicen que paran ante el pilar de la Puerta de la Justicia. Luego, durante las grandes visitas reales, la de Felipe IV y Felipe V, se limpia, se retoca –por ejemplo, una de las águilas que tenia el pico roto se retalla–, y se mantiene, en todo caso, como un símbolo de esa Granada que quiere recuperar el sueño imperial y su lugar dentro de este.

También habrá habido muchas anécdotas en torno a este Pilar...

–Muchas, y en este sentido, la hemeroteca de IDEAL narra desde caídas de borrachos al interior de este, roturas de elementos por parte de algunos grupos de niños jugando a la pelota, o que cuando se puso el gas en la Alhambra, para iluminar sobre todo los conciertos del Corpus, no tuvieron mejor idea que atornillar uno de los faroles en el propio Pilar.

¿Qué ha descubierto que no supiera ya?

–Muchísimos datos. Por ejemplo, el entibado. Nadie se pone de perfil contra la pared y mira el Pilar. Si lo hiciera, descubriría que está mucho más separado por arriba que por abajo. De ello he deducido que quien lo realizó era un retablista, porque los retablos en el siglo XVI se hacían con una pequeña inclinación para que la vista no engañara. Es decir, que si alguien mira el retablo hacia arriba, puede ver que la parte superior se separa de la pared de forma ostensible, como ocurre, por ejemplo, en el retablo de Santo Domingo. Aquí, no es Dios padre quien preside la obra, sino el escudo de Carlos V. Machuca era retablista, y se nota.

¿Hasta qué punto hemos conservado en su integridad el Pilar?

–En muy buena parte. El mayor retoque se hizo en 1626, con la visita de Felipe IV. El retoque se encargó a Alonso de Mena, autor de la Inmaculada del Triunfo. Aunque no hay constancia documental de qué se retocó, he podido investigar e identificar cuatro o cinco elementos menores.

¿Cuál es su mayor enemigo?

–El tiempo, que ha borrado, por ejemplo, dos medallones. Con todo, la labor que se hace desde el Patronato de la Alhambra es encomiable.

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