![Granada, la ciudad que inspiró a Siza](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201911/13/media/cortadas/siza%20(4)-kbxG-U90680718837jeE-624x420@Ideal.jpg)
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La hemeroteca de este diario dice que la relación de Álvaro Siza con Granada empezó hace veinticinco años. Le encargaron el diseño del edificio del antiguo hotel Zaida, que se caía a pedazos, y lo finalizó en el verano de 2000. Pero realmente la relación ... del flamante Premio Nacional de Arquitectura con esta ciudad comenzó mucho antes. A mediados de los cuarenta, cuando apenas tenía diez años (nació en 1933), realizó con sus padres un viaje a España. Visitó Granada y aquel crío, que ya por entonces derrochaba creatividad, se quedó prendado por la Alhambra. Una fascinación que se mantuvo ahí, latente, hasta que en 1974, una vez concluida la Revolución de los Claveles que acabó con la dictadura salazarista en su país, Portugal, fue invitado a una conferencia por la Escuela de Arquitectos de Sevilla. Tras finalizar en Sevilla, se escapó a Granada solo, se alojó en el Hotel Washington Irving y estuvo tres días recorriendo, paseando y analizando los palacios y jardines del monumento nazarí.
Desde entonces la Alhambra y el diálogo de la Alhambra con Granada siempre ha estado presente en su forma de entender la arquitectura. Tanto es así que Álvaro Siza y el también arquitecto Juan Domingo Santos, una de las personas que mejor le conocen y con el que ha trabajado codo con codo, ganaron en 2011 el concurso internacional de ideas para el centro de visitantes de la Alhambra. El famoso Atrio que quedó paralizado en 2016 después de que el Instituto para la Conservación de Monumentos y Sitios (Icomos), un órgano consultivo de la Unesco, resolviera que había que «detenerlo» y «reconsiderarlo completamente» por sobredimensionado. Un revés para un Álvaro Siza que dos años antes, en mayo de 2014, recibió el mayor de los honores por parte de la Universidad de Granada. Fue investido Doctor Honoris Causa.
Pero volvamos a ese influjo de Granada en la obra de Álvaro Siza. Según explica Juan Domingo Santos, el portugués, residente en Oporto, en plena actividad pese a sus 86 años y aficionado del Benfica, quedó admirado por los gradientes de la Alhambra –por cómo entra y sale la luz–, por la relación de la Alhambra con el exterior y por la articulación de los espacios. «Estamos, sin lugar a dudas –afirma Santos–, ante uno de los arquitectos más importante de la segunda mitad del siglo XX». «Es un personaje clave en el discurso de la intervención arquitectónica en las urbes y en el debate sobre la recuperación de la 'ciudad histórica' más allá del mimetismo y la repetición de formas del pasado», asegura Juan Domingo Santos, quien agrega que Siza marcó un antes y un después en la forma de «interpretar la tradición desde los parámetros de la modernidad». Se convierte en una referencia al representar la actualización de la memoria. «Trabaja teniendo en cuenta todos los elementos dispares e integrando todas las sensibilidades que existen en los lugares», recalca Juan Domingo Santos.
Álvaro Siza, que en 1992 recibió el Premio Pritzker –considerado el nóbel de la arquitectura–, gusta de pasear por la parte baja de Granada y por el Albaicín. Conoce muy bien Granada. Repasemos lo que ha hecho aquí. Tal y como se ha apuntado unas líneas más arriba, tan sólo ha materializado el denominado 'edificio Zaida', enfrente de la fuente de las Batallas, que alberga hoy día una oficina de la Caja Rural de Granada y una sala de exposiciones dependiente de la fundación de esta entidad financiera. El inmueble, que integra una casa con patio interior, está hecho de piedra de Sierra Elvira en el exterior y mármol de Alicante y madera en el interior. La luz también juega un papel clave. Siza diseñó hasta el último detalle, incluidos los muebles de cocina –planteó no sólo oficinas, sino también viviendas–, los electrodomésticos, los sillones, los armarios empotrados, las bisagras de las puertas… El proyecto despertó controversia por razones estéticas. Hubo polémica.
También recibió en 2002 el encargo del Centro José Saramago de Castril, que finalmente no llegó a realizarse. Siza planteó un equipamiento cultural sobre una superficie de novecientos metros cuadrados para albergar pequeños congresos y cursos de verano, ya que la Universidad de Granada formaba parte de la Fundación José Saramago. El edificio contaría con un salón de conferencias para no más de setenta personas, espacios expositivos, biblioteca y archivos en el mismo corazón del municipio, en la plaza del Árbol Gordo, junto a la casa de Pilar del Río, esposa de Saramago.
El siguiente hito en esa relación de Siza con Granada será el Atrio de la Alhambra, un espacio abierto al entorno y un hall ajardinado que servía de abrigo al usuario. Fue un jurado de reputados expertos quien consideró que la propuesta de Siza y Santos –se postularon estudios de todo el mundo– era la que mejor respondía a los requerimientos de la dotación de un centro de visitantes en armonía con la singularidad de un enclave con la relevancia patrimonial e histórica de la Alhambra. «Cuenta con una excelente memoria y responde de un modo muy adecuado al programa de necesidades, garantizando su viabilidad técnica y funcional», dijeron.
Pero en diciembre de 2016 Icomos se despachó con un documento de cuatro folios que echó todo por tierra y que fue 'munición' para los detractores de esta obra hasta el extremo de paralizarla a expensas de que los arquitectos realizaran un planteamiento integral. Según Icomos, la actuación planteada por Siza y Santos «no responde a la constante demanda del crecimiento de visitantes», aunque sí destaca «los materiales, el paisaje y una arquitectura de alta calidad». A juicio de los expertos de Icomos, «la escala real del incremento de las construcciones en la zona de protección, el porcentaje excesivo de zonas comerciales, la inclusión de edificios para salas de reuniones y oficinas que podrían ubicarse en cualquier otro lugar indican que el Atrio es demasiado invasivo y parece que impactaría de forma negativa».
Las objeciones de Icomos fueron tomadas al pie de la letra por la Junta de Andalucía, que puso pie en pared y dejó en papel mojado todo el procedimiento a expensas de que Siza y Santos replantearan el Atrio para adaptarlo a las consideraciones de Icomos. El Colegio de Arquitectos de Granada y el Consejo de Arquitectos de Andalucía mostraron su enfado por la decisión de la Administración y recordaron que el Atrio contaba con dictámenes favorables tanto del Patronato de la Alhambra como de la Comisión Provincial de Patrimonio. Pero la Junta dio un paso atrás. Hasta la propia presidenta Susana Díaz comentó que el Atrio podría poner en peligro la consideración de la Unesco respecto a la Alhambra. También se posicionó en contra el por entonces alcalde de Granada, Francisco Cuenca, mientras que otros personajes clave como Reynaldo Fernández, director del Patronato, también manifestaron que no era una inversión prioritaria.
El tiempo corre y alimenta el olvido. Mientras que Álvaro Siza sigue haciendo rascacielos en Nueva York o museos en Corea, el Atrio de Granada está en punto muerto. ¿Hace falta un centro de recepción de visitantes en la Alhambra, el monumento más visitado de España? Siza y Santos lo tienen claro: sí. «La Acrópolis y el Louvre, por ejemplo, ya lo tienen;la Alhambra también lo precisa», afirma Juan Domingo Santos.
En su visita a Granada con motivo de la investidura como Doctor Honoris Causa, en 2014, Álvaro Siza reivindicó la arquitectura como una manifestación artística y cultural, como la literatura o la escultura, que trasciende a la prestación de un servicio y a un proyecto concebido para una función determinada.
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