Jueves, 9 de enero 2020, 01:19
Pocos artistas granadinos tienen el poder de convocatoria de Valeriano López. Lo demostró el pasado 17 de octubre cuando, con motivo de la performance inaugural de su exposición 'Navidlo et on sonisesa sut', llenó la Huerta de San Vicente desde que se ... abrieron las puertas hasta que se cerraron. Y volvió a demostrarlo ayer cubriendo por completo las seiscientas plazas del teatro Isabel la Católica –no quedaba hueco ni en el gallinero– en el estreno de 'Juana la Lorca', una película de cien minutos con la que López muestra su visión crítica sobre lo que siempre se ha conocido como la 'fábrica lorquiana'. Es decir, la utilización del genio de Fuente Vaqueros desde el punto de vista más mercantilista. Una visión basada en la asociación de la 'marca' Lorca con Granada «como si fuera un valor competitivo para la ciudad». «Esta obra reivindica el sentido de la libertad como lo defiende Lorca», recalcó Valeriano López.
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¿Qué ocurrió este miércoles por la noche en el Isabel la Católica? Posiblemente la sonora ovación con el público de pie sea la mejor definición gráfica y sonora de la acogida de esta obra donde no faltaron todos los 'ingredientes' que caracterizan la producción de Valeriano López: una cucharada de provocación, dos de transgresión, tres de denuncia, cuatro de compromiso social y cinco de ironía. Un plato que puede gustar más o menos –y más tratándose de Federico García Lorca y más tratándose de Granada–, pero que no deja indiferente a nadie. Por lo pronto, el personaje principal, Juan Moreno, interpretado magistralmente por Juan Herrera, es gitano del Sacromonte, flamenco y transformista, pero también el detentador en la ficción –la ficción de Valeriano López– de dos 'grandes secretos' en torno a la vida de García Lorca: que tuvo un hijo y una nieta que se llamaba 'Juana la Lorca', y que sus restos están enterrados en el cementerio de Santiago de Cuba, junto al mausoleo de José Martí, en una sencilla sepultura con una lápida con la inscripción F. G. L. (1898-1936).
Valeriano López, micrófono en mano, dio la bienvenida a todos los asistentes. «No sabéis lo feliz que me hacéis con vuestro apoyo», espetó. Y tuvo palabras de agradecimiento para el amplio equipo de profesionales que ha intervenido en la producción de 'Juana la Lorca' –el título juega con 'La elegía a Juana la Loca' de García Lorca– con mención expresa al apoyo prestado por Juan José García y la Huerta de San Vicente frente a otras instituciones como el Centro Lorca que, según Valeriano López, ni tan siquiera atendió su solicitud de realizar el estreno en sus instalaciones. «En el Isabel la Católica el aforo es más grande y las butacas son más cómodas», comentó. También se acordó de las «elites lorquianas» que le acusan de provocador. Para ello aludió al propio Federico, que era un gran provocador. «He hecho lo que me ha dado la gana», afirmó para reivindicar su absoluta libertad creativa. «Si no estaría engrasando la fábrica lorquiana». «Esto es algo entre Federico y yo. ¿No es verdad, Federico? La cosa ha sido tan intensa que tenemos que darnos un tiempo», se preguntó y se respondió entre los aplausos de un público que, liberado de la mochila, disfrutó con la propuesta de Valeriano López plenamente consciente de que era eso, una propuesta de Valeriano López.
El argumento de la película ya se ha apuntado unas líneas más arriba. Juan Moreno, en diálogo con el propio Valeriano López, se acerca a Lorca, al Lorca poeta y al Lorca mito, para terminar 'enlorquecido', como decía el ínclito Juan de Loxa. Un 'enlorquecimiento' que le lleva a abandonar su identidad para adoptar la de Juana la Lorca después de bautizarse en las aguas de la acequia de Aynadamar, muy cerca del barranco de Víznar donde García Lorca fue asesinado un 18 de agosto de 1936. Una Juana la Lorca que, ya sí completamente 'enlorquecida', recibe la revelación de que es nieta de Federico, cuyos restos siente la obligación de buscar. Una búsqueda que, guiada por el poema 'Son de negros' –«cuando llegue la Luna llena iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago, en un coche de agua negra»–, termina en el camposanto de Santiago de Cuba.
En este proyecto cinematográfico, independiente, autofinanciado y filmado a caballo entre Cuba y Granada, López experimenta con la búsqueda de un lenguaje propio que aúna todos sus intereses creativos: el cine, la videocreación, el teatro, las artes plásticas, el cabaret y la performance. El elenco está formado por el protagonista principal, Juan Herrera, acompañado por un grupo de actores con largo recorrido en el ámbito teatral como Adrián Zamora, Javi Pérez de la Torre, Ginés Sánchez y Antonio Leiva. A todos ellos hay que sumar otros intérpretes y bailarines cubanos. Parte del rodaje se realizó en La Habana y Santiago de Cuba, y en Granada se utilizaron como localizaciones principales el barrio del Sacromonte y la Huerta de San Vicente, la residencia de verano de la familia García Lorca donde Federico escribió obras tan importantes como 'Romancero gitano', 'Yerma' o 'El diván del Tamarit'. «La música –agrega Valeriano López– es importante en la película tratándose de Lorca». La banda sonora original también se ha grabado entre Granada y Cuba. Aquí ha contado con la colaboración del colectivo Mordisco, la guitarra de Pilar Alonso y el cante de Ana Sola, entre otros. En Cuba contó con la colaboración de Joaquín Solarzano, toda una institución en la tradición musical santiaguera, o del trovador Aquiles Virelles.
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Según explica Valeriano López, a diferencia de 'La gitana superdotá', que se representó mediante la fórmula de espectáculo musical, el formato cinematográfico tiene como principal ventaja que se puede mover con mayor facilidad, menos coste y menos logística, en espacios de exhibición tanto convencionales como alternativos. En cualquier caso, más allá de los aspectos formales, 'Juana la Lorca' es, ante todo, fondo. Una reflexión respecto «al interés que tienen algunos para que nos acerquemos a la figura de Lorca sin salirnos de un camino ya trazado, cuando Federico es el poeta del pueblo», dice López. «También recupero la capacidad de juego de Lorca», comenta. El autor confía en que 'Juana la Lorca' haya generado una opinión favorable como, en términos generales, ha tenido 'Navidlo et on sonisesa sut', una exposición con su sello que se puede visitar hasta el 12 de enero en la Huerta de San Vicente donde Valeriano López se ha 'apropiado' de la casa para plantear una intervención global mediante diecisiete creaciones y recreaciones distribuidas por todas las dependencias. Realmente 'Juana la Lorca' marcará el punto y final de esta muestra, con la que está totalmente vinculada. «No entiendo que haya gente que se escandalice con esta obra cuando Federico García Lorca ya era un escandalizador», reflexiona Valeriano López respecto a ese punto 'transgresor' que tiene parte de su trabajo.
Valeriano López siempre ha recurrido al cine y al formato audiovisual como forma de creación. Sus proyectos anteriores en esta clave se cuentan por éxitos. Es el caso de 'Estrecho adventure' (1996), un cortometraje que, a modo de videojuego, muestra las 'pruebas' que tiene que superar un inmigrante desde que sale desde África en patera y llega a Europa. También alcanzó gran repercusión con 'Me duele el chocho' sobre la exclusión del pueblo gitano.
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