«Granada protagoniza algunos de mis mejores recuerdos»

–Este montaje no puede ser más oportuno, en la semana en que más se habla del amor...

–Esta es una función muy inteligente, porque hace reír desde lo que ocurre en el escenario, no porque proyectemos una comicidad impostada ni hagamos el payaso. La trama está muy bien encajada, y también hay momentos para la seriedad. Es la alta comedia que a mí me gusta: no solo es hacer reír, sino mostrar seres humanos de carne y hueso.

–¿Cómo es Alicia, su personaje?

–Alicia es la matriarca de la familia protagonista. Es inteligente, divertida, y sus últimos 20 minutos en la obra están excepcionalmente bien escritos. Ella es quien fuerza la situación para conseguir solucionarla.

–Usted es madre de una gran prole artística y humana, y además actriz en pleno ejercicio. ¿Que la llamen 'supermujer' le asusta?

–Para nada. Me encanta. Estoy recogiendo lo que sembré. Tengo unos hijos que me cuidan y me miman, y tengo un hijo adoptivo, Jesús Cisneros, que me acompaña en escena y es mi coproductor en esta obra, y se encarga de organizarme las giras.

–Está muy bien rodeada, entonces.

–Sí, tanto Juan Jesús Valverde como Ana Escribano, que son los otros protagonistas de la obra, hacen un trabajo estupendo y todos hacemos un gran equipo.

–¿'Mentiras inteligentes' demuestra que el amor es para toda la vida?

–Para los protagonistas, sí. Para mí el amor ha sido algo muy sobrellevable, nunca ha sido una carga. Me ha ido muy bien en la vida; no me puedo quejar.

–Si mira hacia atrás, ¿habría actuado alguna vez de forma distinta a como lo hizo?

–No. No tengo complejo de culpa. Solo cambiaría tonterías, como aquella vez que Carlos (Larrañaga) me enseñó a disparar con una escopeta y maté un pajarito. Hoy no lo haría.

–Es curioso cómo nos complicamos la vida, cuando para ser feliz hace falta muy poco.

–Eso se aprende tarde. Lo que antes me angustiaba, ya no me angustia. La ventaja de vivir el día a día, a mis 81 años, es no pensar ni en el futuro ni el pasado.

–Lo que usted hace todos los días no se puede hacer sin amor.

–Desde luego que no. Esta profesión es tan dura que o la amas o eres infeliz. El amor que vuelco en mis hijos, nietos y bisnietos, y el que recibo de ellos, son la clave para seguir disfrutando.

–¿Cómo gobernaría Alicia una familia tan larga como la suya?

–(Risas) De maravilla, porque ella, a pesar de que solo tiene un hijo, es muy inteligente.

–En la obra se van a ver reflejadas muchas abuelas.

–Sí, muchísimas. De hecho, me lo comentan a la salida. Mostramos una realidad que vivimos todos los días.

–A veces, ¿las mentiras son necesarias?

–Yo creo que nunca. No sé lo que son las mentiras piadosas, porque nunca tuve que usarlas.

–Granada es parte esencial de su vida.

–Granada es la ciudad que protagoniza algunos de mis mejores recuerdos. Desde que vine a acompañar a mi padre y a su compañía, que estuvieron actuando aquí durante un mes, he vuelto siempre que he podido.