La granadina Rakelodel, la estrella invisible de la música española

Maya recibe a la visita moviendo el rabo sin parar. «Tiene 12 años, como Douglas», dice alegre Raquel. Douglas es el perro del cantante de Lori Meyers, Noni. «Iba a decir que los Lori y yo somos casi familia, pero creo que ya somos casi hermanos», bromea Raquel, conforme sube a su estudio. Allí, las paredes están decoradas con repertorios firmados: Zahara, Miguel Ríos, Mikel Izal, el Kanka… «Me gusta, es un recuerdo bonito después de trabajar. También guardo esto». Raquel abre un cajón del que salen disparados centenares de pases de conciertos y festivales que parecen medallas olímpicas. «¿Que cuántos conciertos he fotografiado? Uff, ni idea… ¿mil?».

Raquel López Delgado (Granada, 1989) es fotógrafa y es, probablemente, la granadina que más festivales musicales pisa al año: Granada Sound, Oh See Málaga, Interestelar, FIB, Les Arts, Cooltural, Fortaleza Sound, BBK… «Siempre he sido muy tímida y he encontrado mi escondite detrás de la cámara», dice. Un escondite por el que captura imágenes únicas de los mejores artistas de España. «Me habría encantado aprender a tocar la guitarra, pero no tengo paciencia –ríe–. Yo quiero vivir de la fotografía hasta que el cuerpo aguante».

Rakelodel, como firma en Instagram, se enamoró de la fotografía al poco de pisar la Facultad de Bellas Artes. «En primero elegí la optativa y me gustó todo. Ese momento mágico en que revelas el carrete… Lo curioso es que saqué mala nota, pero luego hice el TFG de fotografía y cine y saqué matrícula». Tras terminar la carrera, Raquel abrió una tienda en Buensuceso, donde hoy está la Librería Ubú. «Foto Sensible, se llamaba. Estuve tres años allí, con temas de fotografía analógica y sala de exposiciones».

Sin embargo, había algo que siempre ha acompañado a Raquel: la música. «No recuerdo el primer concierto porque era muy pequeña. Llevo yendo toda la vida a disfrutar de la música. Así que era normal que llevara mi cámara a los conciertos y, bueno, empezó a pasar todo de una manera bastante casual y fluida».

Raquel fue a un concierto de Izal, en Granada, y subió algunas de las imágenes a Instagram. Alberto, guitarrista de la banda, las compartió en su cuenta. Y una revista especializada, tras entrevistar al músico, le pidió a Raquel una de sus fotos. «Esas fueron las primeras fotos que publiqué. A partir de ahí empecé a coincidir mucho con Izal en festivales y, bueno, les gustó mi trabajo porque estuve dos años de gira con ellos».

A Izal y a la decena de festivales en los que empezó a trabajar. «Llevo unos treinta festivales a las espaldas. Tengo mucha suerte porque me han ido llegado las cosas. Aunque este año me propuse bajar el número de festivales porque con la gira de Lori Meyers estoy a tope». Raquel es la fotógrafa oficial de la banda granadina, con los que ha creado «una amistad total». «Es muy intenso y, como en todas las familias, hay días en la furgo en que los mataría a todos –ríe a carcajadas–. Pero luego llega un fin de semana en el que no tenemos bolo y los echo de menos. Son para comérselos. Piensa que yo era súper fan de los Lori, de vez en cuando me salen recuerdos en Facebook de estar viéndolos en el público. Y ahora estoy en la Plaza de Toros haciéndoles fotos. No puedo pedir más».

Viva Suecia, Arde Bogotá, Zahara, El Kanka, Barry Brava, Love of Lesbian, Miss Caffeina, Rosalía… «O Amparo Sánchez, que la quiero muchísimo; o Miguel Ríos, que estuve en el WiZink con el 'Rock & Ríos'. La portada del disco que sacó es una foto mía. Para mí es un orgullo tremendo».

Los artistas coinciden en que Raquel consigue estar en el instante preciso y ver detalles que otros ni siquiera intuyen. «Es complicado. Hace falta una especie de sexto sentido, de saber leer la energía que se mueve en el escenario para anticiparte. Y eso se consigue a base de errores: para pillar a Noni en un salto, primero lo he fallado muchas veces». Aunque a Noni, precisamente, es de esos artistas a los que la granadina se conoce al dedillo. «De Noni creo que podría hasta hacer sus bailes», bromea, entre risas.

¿Estar en Granada es un problema? «Me dicen que si me fuera a Madrid tendría mucho más trabajo. Pero es que yo ya no puedo abarcar mucho más. Prefiero vivir aquí, tranquila. En Granada se vive súper bien. Todos pasamos por esa época de renegar, de querer irse fuera… Yo estuve un año en París, de Erasmus, y muy bien. Pero te das cuenta que en pocos sitios se vive como aquí… Aunque tengas que hacer más horas de coche o más transbordos».

Maya se tumba cómodamente mientras Raquel toma sitio en el ordenador. «La gente solo ve la parte divertida, pero tengo que echar muchas horas de edición. Pero vamos, que no voy a ser yo quien diga que este trabajo no es maravilloso». Quién sabe, lo mismo en el futuro la vemos con Oasis o Coldplay que, como ella misma dice, «vete a saber». «Cualquier cosa que me plantee hacer, luego me pasan cosas mejores. Si pienso en mi yo de hace unos años y miro dónde estoy… ¿cómo he hecho todo esto?».

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