Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
José Antonio Muñoz
Granada
Miércoles, 3 de agosto 2022, 00:21
El gaditano Eduardo Guerrero (1983) no lo ha tenido fácil. O sí, porque no ha tenido que dar cuentas a nadie sobre su talento, que a tenor de su carrera, y teniendo claro que como gustos, colores, es incuestionable. Criado a los pechos artísticos de ... Antonio Canales, Aída Gómez o la granadina Eva Yerbabuena, fiel a un estilo que algunos no entienden o discuten, tiene muy claro lo que quiere. Ylo que quiere ahora es 'Jondo. Del primer llanto, del primer beso', creado al alimón con el israelí Sharon Fridman y que estará en cartel en el Generalife hasta el 27 de agosto.
–En su familia, es usted el primer artista.
–El primero. Todos en mi casa eran futboleros. Mi hermano es jugador profesional, mi padre llevaba el marcador en el campo del Cádiz, mi tío era el utillero del equipo... Algunos amigos me decían que en Nochebuena mi casa tendría que ser una fiesta, y sí, era una fiesta de amor, de alegría, pero no de cante, baile y toque... (risas). Mis primeros bailes, eso sí, los eché en las gradas, con la música que ponían en los descansos de los partidos.
–¿Cuál fue su primer contacto con el flamenco como tal?
–Debajo de casa de mi abuela había una escuela. Una vez me asomé a través de los barrotes de la ventana y me gustó lo que vi. Fue casi una revelación, como la que tenía Totó, el niño protagonista de 'Cinema paradiso'. Cuando subí a casa de mi abuela, le dije que quería bailar. Y a la semana siguiente, tenía mis primeras botas y toda la familia sabía de mi deseo.
–El baile ha sido y es su vida.
–Desde que entré en contacto con él, no me he podido separar nunca. Si no hubiera sido bailaor, no sé qué habría sido de mi vida, si le soy sincero.
–Al no tener pedigrí, ha tenido que crear el suyo propio.
–Eso ha sido bueno para mí. No tenía a nadie a quien emular, ni a quien contentar. Solo he competido contra mi miedo, contra mi ego. Mis padres nunca me obligaron a nada, y por eso bailo como lo hago. No tengo que parecerme a nadie.
–Pero sí que ha creado una familia en este mundillo. ¿Quiénes la integran?
–Tengo un grupo de personas que me acompañan en cada uno de los proyectos. Y he tenido a mis maestros, Aída Gómez, Antonio Canales, Eva Yerbabuena... Son personas a las que he abierto mi corazón para que entiendan por qué construyo así mis espectáculos, por qué me expreso y bailo así...
–¿Y cómo es «así»?
–«Así» es mi modo de entender el arte. Una opción que me ha creado algunos conflictos con otras personas del mundo flamenco, pero son conflictos que, pienso, deben aparecer, porque tenemos formas distintas de entender la creación. No hago lo que hago para provocar a nadie. Siempre trato de aprender de todo y de todos.
–Está contento con lo que hace, y no hay vuelta atrás, entonces.
–Estoy contento con lo que hago, pero cada paso que doy me crea un conflicto conmigo mismo. Y trabajar con los directores de escena partiendo de opiniones contrapuestas, a veces, no es fácil. Pero al final, todos estamos aquí para enriquecernos. Cada vez que pongo en pie un proyecto, me redescubro. Y quien viene a verme percibe esa evolución artística que voy construyendo. No trabajo para ser diferente, sino para ofrecer la mejor versión de mí.
–Con todo, hay quien dice que ha vuelto la espalda al flamenco.
–No puedo hacer eso, porque el flamenco es mi vida. Gracias a él construyo mis propuestas. Pero el flamenco evoluciona, está vivo, y tiene que seguir evolucionando. Ohacemos nosotros que el flamenco crezca, o nadie lo hará crecer por nosotros. Necesitamos generar público joven, que dé vida a este arte.
–También se le ha criticado que el espectáculo no 'mata' a Lorca.
–Lorca está presente a través de sus personajes. Pero hay que hablar no solo de las guerras del pasado, sino de las de hoy. Y ojo, en aquella guerra todos perdimos, como en todas las guerras. Lorca luchó por dar valor al arte con una voz rabiosamente contemporánea, y se rodeó y formó parte de círculos donde se creó la modernidad. Lo mismo quienes siguen 'matando' a Lorca son los que no entienden que está más vivo que nunca, a través de su obra y sus personajes, que son quienes aparecen en el espectáculo.
–¿Ha habido algún cambio en el espectáculo desde su estreno?
–No, llegamos a un pacto con Sharon Fridman para no hacer cambios, más allá de retocar la dinámica de los tiempos y poco más. Al final, cada pieza tiene su propio ritmo, y esta funciona. Por supuesto, habrá personas a las que agrade más o menos, pero eso es completamente normal.
–¿Le ha afectado el proceso administrativo anterior al estreno?
–Me ha afectado porque nosotros no empezamos a trabajar hasta que no tuvimos la adjudicación. Pero desde entonces, decidí que el día tiene 24 horas, y si no había que dormir, pues ya dormiría. Y en seis semanas pusimos en pie lo que cada noche mostramos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.