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Nicolás Castell, en su estudio de Granada, rodeado de dos fragmentos de su cómic vertical. RAMÓN. L. PÉREZ

Una historia vertical: de Borges a Granada

Nicolás Castell publica con la editorial Dupuis 'The Journey', un cómic pensado para la pantalla en el que cada capítulo está formado por una única imagen que equivale a 40 páginas

Domingo, 4 de julio 2021

El viaje de Nicolás Castell comenzó el 31 de diciembre de 1988, en Buenos Aires. De haberse entretenido unas horas más en el vientre de su madre, habría nacido en 1989, que es como empezar en otra página. Pero lo cierto es que aquel fin de año, al igual que el avión que le trajo a Granada cuando niño, la ayuda que sus padres prestaban a toxicómanos de Motril por pura fe, la tarde que descubrió el tomo de 'Akira' en Dune Cómics y deseó ser Otomo, los viejitos que le hablaban de Jorge Luis Borges en el barrio de Palermo, las ilustraciones para el Washington Post, la reunión con la editorial Dupuis en Francia, y la mesa donde ahora mismo trabaja son partes de una única y compleja página que fluye a través del tiempo, de arriba abajo, sin pausas ni distinciones: una historia vertical que engarza el cielo con la tierra.

«¿Ves? –Nicolás mueve la ruedecilla del ratón poco a poco, dando tiempo a que los ojos sigan el relato– El cómic se lee así, bajando el scroll, dejando que fluyan las imágenes una detrás de otra. Si lo piensas, este gesto –agarra la página de una libreta y la pasa– es un parón, corta la lectura. Y, aunque a veces venga bien, si buscas fluidez necesitas otro formato». El cric–cric del ratón muestra en la pantalla a una chica, una aventurera que viajará por el universo para superar tres retos. Visualmente es imponente y efectista, entre Miyazaki y Moebius, aprovechando los colores y las formas como una catarata que te arrastra por el camino. «Se titula 'The Journey' –dice Nicolás–. 'El viaje'».

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The Journey, un cómic vertical

'The Journey' es un cómic de 24 capítulos que publicará semanalmente, a partir de septiembre, la prestigiosa editorial franco-belga Dupuis

Pero no será en formato físico....

La serie está pensada para la pantalla (móvil, tablet y ordenador), en lo que se conoce como 'webtoon'

El webtoon es un formato de historieta digital creado en Corea del Sur en el que cada capítulo es una sola imagen vertical

Dupuis ha creado su propia plataforma de webtoons, 'Webtoon Factory', una suerte de Netflix del tebeo europeo

La idea de 'The Journey' surgió por casualidad, cuando Castell realizaba el inktober de 2017

«Hacía escenas en cuadrados y, sin querer, fue saliendo una historia que me gustaba. Y decidí seguir con ella»

En cada capítulo (en cada imagen vertical) hay 40 páginas de las tradicionales. Cada capítulo está compuesto de cinco tiras verticales y cada una tiene 30.000 píxeles

Nicolás describe 'The Journey' como un viaje de la imaginación, un desafío onírico donde la elegancia compositiva es el puente para pasar, con suavidad, de un mundo a otro.

Castell está dibujando ahora mismo el capítulo 12 y, en teoría, la serie terminará de publicarse entre septiembre y octubre de este año en Webtoon Factory. Y, por el momento, se podrá leer gratis.

AUX STEP FOR JS

'The Journey' se puede leer en la plataforma creada por Dupuis, 'Webtoon Factory'. El primer boceto del cómic, editado por él mismo en el formato de páginas cuadradas, lo presentó en la Feria Internacional de Angulema, en Francia. «Se lo mostré a Dupuis y les encantó -recuerda Castell-. Pero, al ver que era una historia tan dinámica, con poco diálogo, me propusieron hacerlo en webtoon para sacarle más partido. Y acertaron. Es el primero que hago así y es un descubrimiento. Está siendo un trabajo muy bonito y muy exigente. ¿Quieres que te muestre cómo empieza?», pregunta.

El principio

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En 1995, Nicolás contaba seis velas. Lo recuerda muy bien porque fue el año en que sus padres, evangelistas, decidieron venir a España. «Cuando llegamos estaba el boom de la heroína –cuenta–. Y mis padres traían a casa adictos para ayudarles a salir de la droga. Ayudaron a un montón de gente. Otros se murieron. No los olvido». Castell, con 16 años, cambió la religión por la filosofía. «Después del arte es lo que más me apasiona, diría yo». Efectivamente, sobre su mesa hay varias estanterías repletas con obras completas de Descartes, Platón, Nietzsche... decenas de autores, todos rodeando los libros de su escritor favorito de todos los tiempos, el que llama cariñosamente «el Mozart de la Literatura del siglo XX»: Jorge Luis Borges.

En 2013, nada más terminar el Máster de Dibujo en la Universidad de Granada, una empresa suiza le ofreció un trabajo para hacer grabado industrial. «Yo quería hace cómics, pero era un salario potente y al final dije que sí». A los pocos meses le seleccionaron para una exposición en la Feria de Bolonia de Libros Ilustrados y, en el viaje, conoció al editor Jon Naranjo. «Me dijo que querían hacer una novela gráfica sobre Jorge Luis Borges y que habían pensado en mí. Era el primer cómic de Borges que se hacía y no me lo pensé. Salí de una decisión puramente práctica, la de Suiza, para meterme en una decisión romántica, porque me ilusionaba el proyecto. Aprendí una de las claves que me ha marcado: si no te identificas con el proyecto a la larga te vas a frustrar mucho. Confíe en eso, me metí con Borges y volví a Granada».

Imagen principal - Cómics | Una historia vertical: de Borges a Granada
Imagen secundaria 1 - Cómics | Una historia vertical: de Borges a Granada
Imagen secundaria 2 - Cómics | Una historia vertical: de Borges a Granada

'Borges, el laberinto infinito' (Rey Naranjo Editores) se vio la luz en 2017, aplaudido por público y crítica a partes iguales. El cómic es una biografía por los episodios fundamentales del escritor, narrados con una poderosa imaginería digna de un cuento de 'Ficciones'. «Fue un proceso largo, dos años de trabajo. Pasé varios meses en Buenos Aires, incluso, dando vueltas por los barrios que frecuentaban Borges y los intelectuales de la época y conocí a algunos viejitos que tuvieron trato con él».

Entre Suiza, Borges y 'The Journey', la firma de Nicolás Castell como ilustrador ha crecido con vida propia hasta ser reconocido en medios de comunicación de referencia internacional: Washington Post, Sunday Times y Guide Post Magazine, entre otros. «Todos contactaron conmigo. Me encontraron en mi página de Behance (una web de artistas), que es en donde buscan los periódicos americanos nuevos talentos». En el Post ilustró un amplio reportaje sobre historias de fantasmas japonesas, relacionado con la serie 'The Terror'; y en el Sunday Times publicó una hermosa escena sobre la muerte asistida. Por otro lado, trabaja en un juego de cartas para Tanuki Games, una empresa de Tokio; ha diseñado un videojuego en Portland; realiza encargos para Shiseido, Israel, Europa... «Incluso para Niels Saunders, un escritor inglés al que le hago las portadas de sus libros».

Apenas una década de trabajo que, sin embargo, le elevan por el cielo como la capa de Superman. Así, la fundación El Arte de Volar, dedicada a impulsar talentos del cómic, ha organizado una exposición virtual en su web con gran parte de su obra. Un repaso gráfico que viene acompañado de una entrevista realizada por el también granadino Sergio García, profesor de la UGR y referencia mundial del tebeo y la ilustración.

Ilustraciones para Washington Post, Sunday Times y el escritor Niels Saunders.
Imagen principal - Ilustraciones para Washington Post, Sunday Times y el escritor Niels Saunders.
Imagen secundaria 1 - Ilustraciones para Washington Post, Sunday Times y el escritor Niels Saunders.
Imagen secundaria 2 - Ilustraciones para Washington Post, Sunday Times y el escritor Niels Saunders.

La catarsis

Nicolás tenía 13 años la tarde que entró en la librería Dune Comics, en el centro de Granada. Sacó de una estantería el segundo tomo de 'Akira', de Katsuhiro Otomo, y pensó que era «una bestialidad». «Lo vi y dije yo quiero hacer esto. Cuando jugaba con los muñecos, con mi hermanita, creábamos historias. Les construía pueblos con cajas de cartón y hacer cómics es un poco eso mismo: crear personajes, darles un propósito y plantear un conflicto. Esa es la magia. La catarsis de las historias».

Nicolás Castell dibuja en la tableta digital. RAMÓN L. PÉREZ

En el estudio hay dos mesas grandes. En la de la izquierda hay reglas, folios y estuches repletos de lápices, portaminas y plumas estilográficas. En la de la derecha, un ordenador de sobremesa y una enorme tableta de dibujo digital. Entre una mesa y otra cuelgan una cámara y un micrófono. «Estoy dando caña al streaming –dice Castell–. Me gusta dibujar en Twitch (una plataforma online para emitir en directo), lo descubrí hace poco. Te obliga a estar cien por cien concentrado, porque hay gente mirando; y creas una comunidad de gente que está ahí, te comenta cosas, te aporta ideas... La pandemia ha transformado nuestra forma de socializar. Así que ahora, cuando me pongo a trabajar, emito».

Nicolás golpea el ratón y la pantalla vuelve al principio, al lugar donde este largo viaje vertical empezó, por poco, un 31 de diciembre de 1988.

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