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GInés S. Cutillas, con la portada del libro 'El diablo tras el jardín'.
El diablo tras el jardín, de Ginés S. Cutillas: «Es un homenaje a esa infancia de libros, películas y música que compartimos una generación»

«Es un homenaje a esa infancia de libros, películas y música que compartimos una generación»

Ginés S. Cutillas presenta en Granada 'El diablo tras el jardín', una novela iniciática sobre el poder de la ficción, este jueves en la Corrala de Santiago

Jueves, 20 de mayo 2021, 09:30

Hubo un tiempo en el que la pandilla estaba en la calle. No había mensajes ni llamadas ni artificios tecnológicos: bajabas y estaban ahí, sentados en el tranco de la acera, haciendo una vida que se contaba sin prisas. Una vida que se sentía genuina, distinta a la de todos los demás. Ginés S. Cutillas (Valencia, 1973) reúne a los niños de su generación a la hoguera de una historia que debe tanto a García Márquez y Borges como a los Cazafantasmas e Indiana Jones. Una historia que va de las historias que nos contamos para construir nuestra propia historia. Una historia hermosa que, al cerrar el libro, resuena como la última frase de 'Cuenta Conmigo' (Rob Reiner, 1986): «Nunca encontré amigos como los que tuve cuando tenía doce años. Dios mío ¿los tuvo alguien?».

En 'El diablo tras el jardín' (Editorial Pre-textos, 2021), dos hermanos heredan la inmensa y laberíntica biblioteca de su abuelo. Juntos montan un club secreto de lectura con el que descubrirán, página a página, el auténtico misterio que esconde. Cutillas presenta la novela este jueves 20, a las 19.00 horas, en la Corrala de Santiago, junto a Jesús Ortega. Al otro lado del teléfono, en Barcelona, se asoma por la ventana y sonríe.

¿Qué se ve?

–Han abierto los bares hasta las once de la noche y se nota. Notas que la ciudad ya respira de otra forma, que hay otro ambiente en la calle. La gente está más receptiva, más primaveral... ¿Cómo está Granada?

Aquí abriendo también, poco a poco. Pero sigue siendo duro ver tanto local cerrado.

–Ya, es una escabechina. En fin, ¿te gustó el libro?

Parecía que hablabas de mí y eso que soy del 82.

–Es un 'revival' para cuarentones [ríe]. Es que tuvimos una infancia con falta de información. Hoy cualquier chaval tiene toda la información del mundo en Internet. Yo descubrí cómo funcionaba el mundo cuando iba con mi tío a los bares y escuchaba lo que decían sus amigos. Así lo hice: callando y escuchando.

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Ginés 'ese' Cutillas. Como dice Tito, el protagonista del libro, la 'ese' indica que eres escritor.

–[ríe] ¡Sí! Javier Bozalongo escribió una columna sobra esa ese. Hablaba que la ese era de secreto, del puente entre el nombre y el apellido. El protagonista del libro hace un guiño a esto y dice que para ser escritor hay que apocopar el segundo nombre.

¿Y qué significa esa ese?

–Nunca lo digo ¡es secreto!

«Mi abuelo se jugó la vida a los dados con el diablo más allá del jardín». Así arranca la novela. Ylos 66 capítulos empiezan con frases poderosas.

–Es un guiño a Gabriel García Márquez, sus primeras frases son impresionantes. Quería que esa primera línea pudiera tener connotación de historia corta. Yo vengo del microrrelato, en el que es importante que la primera frase te enganche, que sea potente para que el lector no te abandone. Si te fijas, hacia el final del libro los principios de capítulo son verdaderos aforismos. El niño cambia su lenguaje, no es el mismo, indica que ha madurado, avisa del final de la infancia, que se acaba la EGB... ¿Tú hiciste la EGB?

Sí, y a veces jugaba en la calle.

–Yo recuerdo jugar al fútbol y, si pasaba un coche, parábamos, le dejábamos pasar y después seguíamos jugando.

Como los protagonistas de tu libro. Explica qué es 'El diablo tras el jardín'.

–Es un homenaje a la infancia, a mi infancia, a esa infancia que compartimos una generación. Es un homenaje a la música de ese tiempo, de Dire Straits a Miguel Bosé, porque todo lo que saliera por la radio nos parecía bien, no teníamos ningún criterio musical. Es un homenaje a la introducción a la lectura de dos adolescentes, a la ficción. Y también es un homenaje a mi barrio, el Cabanyal. Quería reivindicar eso barrios periféricos, ponerlos en el mapa. Para mí es un honor decir que soy periférico y que la literatura sucede más allá del centro.

«Encontrar una nota en un libro, sobre todo si es de un familiar tuyo, es como si te hablara a través del tiempo»

Cuando salir del barrio era ir a la ciudad.

–De niño, el centro de la ciudad no existía. El centro para nosotros era el barrio. Todo sucedía en el barrio. Era el centro del mundo. La novela sucede en el Cabanyal, pero me gusta que todo el mundo que la lee ve su infancia en su pueblo o en su barrio. La patria es la infancia.

Y, en esa periferia, dos niños descubren la vida que sucede en los márgenes de los libros.

–Es algo mágico. Encontrar una nota en un libro, sobre todo si es de un familiar tuyo, es como si te hablara a través del tiempo. Imagina ver lo que apuntó tu abuelo hace 40 años. Yo leo con lápiz y subrayo, ¿tú también?

Cuando mis hijos lean tu libro encontrarán mis notas.

–Me parece súper bonito. ¿Por qué está subrayado? ¿Por qué dobló esta página? ¿Qué era importante para él? Esos códigos son maravillosos.

El abuelo les reta a leer.

–La moraleja del abuelo es que en los libros está todo. Que los libros leídos en el orden correcto iluminan cualquier zona de la existencia. Quiere que lean y que sean independientes.

«La novela sucede en el Cabanyal, pero me gusta que todo el mundo que la lee ve su infancia en su pueblo o en su barrio»

Los niños montan un club secreto de lectura. ¿Crees que una pandilla de hoy lo haría?

–No lo veo. Yo veo a los niños conectados todo el día al teléfono, son más individualistas. Se comunican por el chat del videojuego, no sé si quedan físicamente. El concepto de pandilla fija se ha perdido. Éramos tribus.

He encontrado alguna referencia a Granada.

–Sí, pasé cuatro años allí. Lo de «dale limosna...», la mención a Lorca...

Y mucho Borges.

–Cuando empecé a escribir la novela me dije que lo iba a hacer para pasármelo bien. Lo primero que hice fue decidir qué ingredientes quería: tenía que haber brujas, una biblioteca, un laberinto, cartas del tarot... Cuando empecé a trabajar me di cuenta de que eran elementos muy borgianos. Somos las lecturas que hemos leído.

Hablas también de los extremos, de los bandos. De lo de llamar facha o rojo al otro.

–Todo está bipolarizado. Si te quedas en el medio eres enemigo de todos. La equidistancia no está bien vista. Para las ideas extremas alguien que no se define es un enemigo, es sospechoso.

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