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Ciencia en Granada
Los humanos que se comieron a Amparito de OrceCiencia en Granada
Los humanos que se comieron a Amparito de OrceHace 1,2 millones de años, en un frondoso bosque mediterráneo en el norte de la provincia de Granada, vivió una hermosa elefanta de unos ... 4.000 kilogramos de peso. Se llamaba Amparito. No lo tuvo fácil. Muchos carnívoros merodeando por la comarca. A pesar de ello, Amparito tuvo una vida plena, deambulando junto a su familia de acá para allá en búsqueda de sustento. Falleció cuando había cumplido los cincuenta años. Posiblemente de muerte natural.
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Podría tratarse de un cuento infantil. Pero se trata de una historia de supervivencia basada en hechos reales. La de Amparito y la de todos los seres vivos que lucharon por la subsistencia en la Edad de Piedra. Entre ellos, el famoso Hombre de Orce y algunos de sus congéneres. Un interesante estudio abanderado por Juan Manuel Jiménez, director del Proyecto Orce, y José Solano, director del Yacimiento Barranco de León, ha demostrado que aquellos seres humanos primitivos se zamparon a la buena de Amparito, un 'festín' que compartieron con otras fieras hambrientas como los tigres de dientes de sable. Se ha podido saber gracias a la aplicación de modernas técnicas de inteligencia artificial. Una tecnología que permite conocer cómo se seccionaron los 1.500 kilos de comida que aportó Amparito.
Ahí se han identificado las dentelladas de los referidos tigres de dientes de sable, una especie abundante en Orce –se extinguieron a finales del Pleistoceno–, y se han identificado también cortes realizados con piedras labradas en forma de cuchillo que eran empleadas para eso, para tajar músculos y vísceras, fundamentalmente, y poder deglutirlos.
Estamos hablando de una novedad científica de primer nivel a cargo de este equipo comandado por Jiménez y Solano, ambos profesores de la Universidad de Granada. Tanto es así que el número de casos similares –demostraciones de que nuestros antepasados usaban herramientas de sílex para procesar carne hace más de un millón de años– se pueden contar con los dedos de una mano. El más conocido fue el de Dmanisi, en Georgia, hace 1,8 millones de años. Ahora acaba de trascender el de Orce, otra evidencia más de la relevancia mundial que tiene la cuna de los primeros pobladores de Europa.
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En este punto conviene recordar que en el Museo Arqueológico de Granada conserva el resto de un homínido más antiguo de nuestro continente. El dientecillo de un niño hallado en las excavaciones de Barranco León, en Orce, datado hace 1,4 millones de años.
Pero volvamos a Amparito. Se trata de una mamut encontrada en el transcurso de unas excavaciones realizadas entre 2002 y 2003. Fue un hallazgo de primer nivel. Hasta el punto de que apareció el esqueleto casi por completo. La osamenta de Amparito es la que se ha utilizado en esta investigación de Proyecto Orce que acaba de salir a la luz. ¿Ypor qué 'Amparito'? Pues básicamente porque su localización coincidió con aquellos años gloriosos del humorista Manuel Reyes, el ínclito 'Pozí', conocido por su forma de andar y por aquellas frases en las que mentaba a un personaje que se llamaba Amparo. El equipo que intervino en aquellas campañas utilizó esa denominación de manera informal. Y con Amparito que se quedó.
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«Sabemos qué sucedió con Amparito en la semana posterior a su muerte y cómo los predadores la fueron devorando», explica Jiménez. «Todo ocurrió –agrega– en un río que desembocaba en un lago, una información que se ha podido obtener gracias al análisis microscópico de los sedimentos». Según José Solano, nuestros ancestros deglutieron una parte de la carne ahí, sobre el terreno, «para recuperar fuerzas». «Otra parte se la llevaron a lugares más seguros, probablemente la cercana Sierra Umbría, donde no estuvieran tan expuestos al peligro que entrañaba la llegada de otros animales que acudían a nutrirse de la mamut», afirma Solano.
Y es que por aquel entonces, hace 1,2 millones de años, los hombres y las mujeres, cuya esperanza de vida era de unos cuarenta años, no tenían otra forma de defenderse que no fuera huyendo, a pedradas o haciendo ruido –no había lanzas ni ningún tipo de arma–. Tan solo 'esculpían' las rocas para convertirlas en una especie de bisturí con los que hender el alimento. Todo ello en un entorno, la Cuenca de Baza, que en aquel momento de la Prehistoria reunía las tres condiciones indispensables para que aquellos nómadas, con una masa corporal de unos cincuenta kilos y un cerebro de unos 1.000 centímetros cúbicos, pudieran salir adelante:agua dulce subterránea, sílex para tallar y vegetación –arboleda típica del Mediterráneo–. La temperatura media en invierno era de unos catorce grados, mientras que en verano se situaba en los veinticinco grados.
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Este verano volverá la actividad arqueológica a Orce, donde aún quedan muchísimas incógnitas por despejar. ¿Por qué Orce es tan rica en industria lítica? Preguntas que encontrarán respuestas gracias a Amparito y al enorme nivel científico del Proyecto Orce.
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