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Salida a hombros de los dos diestros, Juan Ortega, de blanco y negro, y Roca Rey, en primer término. IDEAL
'Baño de trofeos' y buen toreo en el mano a mano que cierra la feria de Úbeda

'Baño de trofeos' y buen toreo en el mano a mano que cierra la feria de Úbeda

El mal tiempo con lluvia y frío impidió en el coso de San Nicasio;Juan Ortega hizo el toreo de más calidad con capote y muleta, con cinco orejas

ÁNGEL A. DEL ARCO CANCIO

Úbeda

Domingo, 3 de octubre 2021, 22:05

Con la espectacular corrida de toros de este domingo, el mano a mano entre dos de los toreros protagonistas de la temporada que está a punto de acabar, la feria taurina de San Miguel de Úbeda ha llegado a su fin. Un ciclo que finalizó con la puerta grande de un arrollador Roca Rey y un sevillano de nombre Juan Ortega que está empeñado en parar los relojes con sus diminutos engaños.

Hubo una muy buena entrada en la plaza de toros, pero en menor medida de lo que se esperaba. Todo ello motivado por un tiempo muy desapacible, con lluvia una hora antes del festejo que duró durante toda la tarde, frío. Todo ello contribuyó a que la plaza no se llenara en su totalidad, algo que estaba previsto en un primer momento, aunque la entrada superó los tres cuartos, habiendo un conato de altercado puesto que con el primer toro en el ruedo no paraba de entrar gente a la plaza, molestando a los ya acomodados anteriormente. Eso suele pasar en tardes tan desapacibles en las que el público se suele decir a última hora. Al final los ánimos se calmaron y el festejo se pudo desarrollar sin problema.

El empresario Paco Delgado con la inestimable y fundamental ayuda del Ayuntamiento ha dado con la tecla del éxito, consiguiendo que la gente acudiera en masa a la plaza de toros, con dos entradas superiores a los tres cuartos en la tarde del pasado sábado con el festejo de rejones. Buen trabajo, adaptándose a las circunstancias actuales y consiguiendo que Úbeda recupere el esplendor de antaño.

Arrolladora tarde del peruano Roca Rey muy por encima de su lote de toros de Núñez del Cuvillo, indultando al sexto toro

La presencia de las figuras, tanto a pie como a caballo junto a los jóvenes más prometedores que vienen «arreando» con fuerza es siempre una buena mezcla que suele dar buenos resultados. Buena prueba de ello es el resultado final de la feria taurina de Úbeda, con éxito en la respuesta de público y por supuesto en el plano artístico, disfrutando de dos entretenidas tardes de toros.

Juan Ortega

Se lidió una corrida de toros de la ganadería gaditana de Núñez del Cuvillo. Un encierro muy justo de presencia, también de fuerzas, apenas si fueron picados en un tercio de varas que pasó prácticamente desapercibido. A la muleta llegaron con nobleza pero con embestidas muy sosas, incluso algunos de ellos se rajaron a las primeras de cambio, buscando los terrenos de tablas. Encierro cómodo para los toreros que pudieron disfrutar de embestidas de almíbar de los cornúpetas de Cuvillo.

Debo de reconocer que Juan Ortega es una de mis debilidades en estos momentos dentro del escalafón de los matadores de toros. Esa manera de estar en la plaza, con esos andares toreros que prácticamente han desaparecido y su forma de interpretar el toreo, con exquisitas formas y muy despacio me han conquistado, teniendo en cuenta la suerte que he tenido, pues siempre que lo he visto ha realizado faenas que se me han quedado en el recuerdo.

Pase de pecho de Roca Rey con público, con mascarilla, al fondo. IDEAL

En la desapacible tarde de este domingo, toreo en primer lugar un animal que tuvo poco celo en los primeros compases, no pudiendo disfrutar de su mayestático toreo con el capote. Los tercios siguientes pasaron totalmente desapercibidos. La noble pero floja embestida del toro de Cuvillo le permitió esbozar su toreo de calidad, su cite clásico, el embroque perfecto entre toro y torero. Todo eso realizado de forma despaciosa, casi al ralentí. A la labor le faltó la emoción necesaria para calentar el ambiente, la sosería era evidente en cada embestida, pero ver esas formas tan «toreras» y clásicas es un verdadero placer. Mató rápido, que no bien, pues la estocada cayó desprendida, cortando una oreja algo generosa.

Alguna verónica, pero suelta, pudo esbozar al tercero de la tarde. En esos momentos el suelo de la plaza empezó a ponerse complicado, resbaladizo y peligroso debido al agua que no paraba de caer.

El inicio de faena fue excepcional, con muletazos muy poderosos por bajo saliéndose a los medios. Entre las dos rayas desarrolló su labor muleteril presidida por el buen gusto, intentando torear siempre lo más despacio posible, algo que consiguió en muchos momentos de la faena, aunque con esa idea de ralentizar el muletazo le engancharon algunas veces los muletazos, algo que siempre desluce el conjunto de la serie.

Público entregado

El público se entregó en una labor en la que también destacaron los pases de pecho, barriendo el lomo del toro, de pitón a rabo como siempre se ha dicho en el vocabulario taurino. Mató de nuevo de estocada que quedó algo más que desprendida, pero el presidente valoró mucho el esfuerzo de los toreros de torear con esas dificultades que genera el mal tiempo, sacando por partida doble el pañuelo blanco. Dos orejas generosas que paseó rápidamente. No era cuestión de entretenerse en tales circunstancias.

Con el que hizo quinto de la tarde, tercero de su lote, Juan Ortega tuvo que torear bajo un diluvio, estando el piso de la plaza muy deteriorada, con muchos charcos, dificultando la labor de todos los que se tuvieron que poner delante de los toros, teniendo mucho mérito todo lo realizado. Momento de dificultad para Ortega cuando se quedó en la cara del toro tras un enganchón en los primeros lances.

Tras el susto, arrebatado, le enjaretó unas soberbias chicuelinas muy jaleadas. En el tercio de banderillas, el subalterno Rafael Figuerola perdió pie al saltar al callejón tras un par de banderillas, siendo volteado de forma aparatosa cayendo de mala manera, quedando todo en un susto.

Brindó el torero al público, para realizar un trasteo en los terrenos de tablas, quizás no es el mejor sitio para que el toro embista, pero si el que estaba en mejores condiciones, no con tantos charcos como en el resto. En esos terrenos le logró extraer una sensacional serie sobre la diestra, con muletazos con su sello personal, acompañando con la cintura, variado en los remates, con cambios de mano y el obligado de pecho.

Turno de Roca Rey

Otra tanda al natural y de frente fue un canto a los toreros antiguos. Que bien torea este sevillano, que despacio torea, que variedad con un afarolado que duró una eternidad. Una maravilla disfrutar de tan magna obra. Remató de un pinchazo y una estocada de efectos inmediatos cortando otras dos orejas, cinco en total para la belleza y despaciosidad de un torero sublime.

Poco se pudo lucir el peruano Roca Rey con el capote en su primero, segundo de la tarde. Con un picotazo pasó el tercio de varas, al igual que en banderillas. Pero todo cambió en la muleta.

Decidido el torero empezó su labor a media altura para no quebrantar la noble y floja embestida del animalito. Le enjaretó una primera serie en el tercio, cerca de los terrenos de chiqueros. Mirada del toro a los terrenos de tablas y tirón del torero justo a los medios.

Más cómodo toro y torero, las series se sucedieron por ambos pitones, con el compás abierto, llevando muy largo y cosido la noble embestida. Se arrimó en el final de faena estando muy variado en los remates. Mató de estocada también desprendida cortando dos orejas. Hubo generosidad presidencial.

Con su segundo, apenas si consiguió alguna verónica estimable ante la desclasada y poco clara embestida de un toro tan bonito de hechuras que parecía un novillo. Apenas si recibió castigo en varas en un puyazo en la que embistió con la cara arriba, luciéndose el torero en variado quite.

Con la muleta y tras brindar al público en el centro del platillo, le enjaretó unos «estatuarios» ajustados, rematados de un cambio de mano de la derecha a la izquierda y un largo pase de pecho. Una gran ovación del público que estuvo especialmente generoso en la tarde de este domingo.

En el centro del platillo lo toreo a placer con ambas manos, aunque por ponerle un pero, suele retorcer mucho la figura en su idea de que el muletazo sea muy largo. Dicha sea tal circunstancia, el peruano se entregó en una labor que creció en intensidad cuando se pasó el toro por la espalda en algunos pases cambiados que pusieron la plaza al rojo vivo, levantando los aplausos del respetable a pesar de la lluvia, los paraguas y todas esas cosas que llevas cuando el tiempo se pone «farruco». «Manoletinas» para cerrar el trasteo ante el diluvio y una estocada entera muy baja le pusieron el triunfo y las orejas en la manos. Dos orejas muy benévolas, tónica habitual de la tarde.

Sin posibilidad de lucimiento con el capote con el último de la tarde por parte de Roca Rey que tomó muchas precauciones ante las cosas raras que hizo en los primeros compases de la lidia. Fue el único toro de Cuvillo que tomó dos varas, más por las dificultades mostradas que por fortaleza y la bravura demostrada.

Indulto

Roca Rey se fajó con él en un poderoso inicio de faena, mostrando el buen momento por el que atraviesa. Una vez que dejó claro quién era el que mandaba en el ruedo, le pegó una templada serie por el derecho. Dándole tiempo rayó a gran altura al natural, llevando muy largo y forzando mucho la figura, en naturales que calaron, al igual que el agua, en la gente.

A esas alturas de la tarde y con una tarde tan triunfalista se aplaudió lo bueno, lo menos bueno y hasta la banda de música en un festejo en el que tuvieron mucho trabajo. Sin la ayuda de la espada toreo con la mano derecha, levantando al público de sus asientos tras un muletazo en redondo de excelsa largura. Gran ovación, empezando la petición de indulto, cada vez más fuerte que finalmente fue atendida para el jolgorio general. Fue un buen toro, aunque dudo mucho que para indulto.

Lo dicho, al final todo vale, lo bueno y lo menos bueno, siendo finalmente indultado tras la insistencia del público y el propio torero.

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