Curro Díaz saliendo por la puerta grande Enrique Alonso
Tauromaquia

Curro Díaz honra a Manolete en su encerrona y sale a hombros de Linares

Tarde histórica del linarense que despenó con siete estocadas y corta cinco orejas en su encerrona en solitario

Ángel A. del Arco

Linares

Miércoles, 28 de agosto 2024

Un 28 de agosto en Linares es sinónimo de toros y también de Manolete. El malogrado diestro cordobés estuvo en la memoria de todos cuando este año se han cumplido 77 años de la mortal cogida que le infirió el toro «Islero» de la ganadería ... de Miura. Una fecha grabada a fuego en la historia del toreo que se homenajea de muchas maneras durante todo el día. Aunque quizás el minuto de silencio justo antes de romperse el paseíllo sea el más significativo y emotivo.

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El 28 de agosto en Linares, día grande las fiestas de San Agustín, es un hervidero de personas. También de fuera, muchos de ellos al amparo de los festejos taurinos. El patio de caballos del coso de Santa Margarita es el punto de encuentro de aficionados, profesionales y curiosos desde primera hora de la mañana, en un lugar dónde se respira taurinismo por todas las esquinas. Tampoco se pueden olvidar a las peñas, asociaciones y bares taurinos dónde la conversación se centra en el toro. Entre ellos destacó el pregón taurino organizado por la Peña Taurina Enrique Ponce» hace unos días. El encargado de ofrecerlo fue el abogado y crítico taurino José Luís Marín Weil. Un pregón realmente excepcional en una velada que fue el mejor previo a una gran feria. Linares por San Agustín es un ciclo taurino de primer nivel, que, poco a poco irá recuperando el sitio perdido por decisiones tomadas que no fueron las mejores.

A eso de las siete de la tarde, con los tendidos de Santa Margarita llenos en sombra y algo menos en el sol, el presidente del festejo, Juan Pradas, sacó su pañuelo blanco dando comienzo el rito sagrado de una corrida de toros.

Curro Díaz

Con todo lo ocurrido en la mañana se esperaba con una especial ilusión a Curro Díaz. El linarense es un torero al que se le quiere y se le admira en su tierra. También se le exige, en tardes de mucha responsabilidad y entrega máxima. La de ayer era el mayor de los compromisos. Curro apareció a eso de las siete menos veinte de la tarde por Santa Margarita. Vestido de grana y oro, relajado, tranquilo y con una sonrisa de oreja a oreja.

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Llegó a Linares pleno de confianza después de una grandiosa tarde en Antequera hace apenas unos días. Olvidado ya el percance de Burgos, sigue con una temporada triunfal, dictando clases de tauromaquia para todos aquellos que disfrutamos con un torero distinto a todos. Un torero de toreros. El paseíllo lo realizó bajo una atronadora ovación de todos los presentes, incluido el palco presidencial y los profesionales que estaban en el callejón. Momento de máxima emotividad, que continuó con el ya mencionado minuto de silencio.

El primero de la tarde fue un toro de escasa presencia que tuvo tanta nobleza con escasez de fuerza. Lo toreó con suavidad a la verónica. Igualmente se lució en el quite por «chicuelinas». Se fue el torero al centro del platillo para brindar su faena de muleta. A continuación, sentado en el estribo, inició su labor con sabrosos muletazos para salirse a los medios. En esos terrenos instrumentó series por ambos lados, ligando los muletazos, a cámara lenta y a media altura por las escasas fuerzas del animal de Álvaro Núñez. Faena más bella que emocionante que despenó de una estocada algo tendida que fue suficiente. Cortó una oreja y se le pidió la segunda. La paseó con una amplia sonrisa entre las ovaciones del respetable.

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Curro Díaz en la faena y el público que asistió a la corrida Enrique Alonso

El segundo, colorado de pelo y de mejores hechuras pronto evidenció su alarmante falta de fuerzas, siendo devuelto antes de pasar por el picador. El segundo bis, de la ganadería de Román Sorando no fue un dechado de virtudes, pero si tuvo nobleza. El de Linares anduvo muy centrado, tanto en el recibo a la verónica cómo en la faena de muleta. Labor que fue brindada a la alcaldesa de Linares, Auxi del Olmo.

El inicio fue poderoso, enseñando al toro a seguir la muleta. La faena fue creciendo conforme avanzaba, destacando el sabor de los derechazos, los naturales a cámara lenta y los de pecho barriendo el lomo del toro. Sacó el de Linares el buen fondo del toro de Román Sorando que terminó embelesado a la muleta de un excepcional Curro Díaz. La estocada que le recetó al toro fue por sí sola de premio. No tardó en caer, mientras el torero cruzaba el ruedo convencido de que el triunfo no se escapaba. Cortó una oreja y se le pidió con fuerza la segunda.

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El tercero fue un toro chico, de escasa presencia por dónde lo miraras y poco ofensivo. Salió suelto, correteando por toda la plaza. Al intentar llevarlo al caballo casi arrolla al matador, derribando de forma estrepitosa al picador que hacía guardia. El toro de Álvaro Núñez llegó muy mermado al último tercio. Poco le importó al de Linares que estuvo toda la tarde queriendo mucho.

La faena no fue de grandes emociones, pero sí tuvo momentos de gran belleza, sobre todo al natural, con muletazos a cámara lenta de gran belleza. Igualmente encontró el lucimiento sobre la diestra, pero siempre de uno en uno. Faena de entrega e inteligencia, dándole mucho sitio y espacio necesario. Pero lo mejor sin duda fue la gran estocada que recetó. Perfecta de ejecución y colocación que provocó una fuerte petición de orejas que fue concedidas por el usía.

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Sin opciones

El cuarto, también de la ganadería de Álvaro Núñez fue una birria de toro. No dijo nada ni en cuanto a presentación, ni tampoco en su juego. Un desecho de animal, siendo todo lo contrario de lo que es y debe de ser un toro bravo. Salió suelto de salida, siendo materialmente imposible sacar lucimiento alguno. Curro Díaz lo intentó con el capote y la muleta, lógicamente sin éxito. Con la muleta y tras un breve intento se fue a por la espada, despenándolo de otra estocada fulminante. Está siendo muy seguro en la suerte suprema el de Linares durante toda la tarde, algo muy conveniente en este tipo de tardes. Fue ovacionado.

El quinto de salida no hizo honor al refrán de «no hay quinto malo». Eso pareció en el capote de Curro Díaz al que le fue imposible encontrar el lucimiento. Cuando llegó el momento de coger la muleta pocos apostaban en la brillantez de la faena. Y es verdad que el toro no colaboró, pero el torero que durante toda la tarde quiso y mucho, se metió en faena, sacando series y muletazos que nadie podía creer. Mérito de un torero que fue capaz de exprimir a un toro que en otras circunstancias hubiera durado muy poquito. En el tramo final sufrió un arreón de la que salió el torero visiblemente dolorido. No fue impedimento para cobrar otra estocada de efectos rápidos cortando la que en ese momento era la quinta oreja de la tarde de su encerrona. El sexto tampoco dió el juego deseado, aunque se movió algo más que los lidiados anteriormente. No pudo lucirse Curro Díaz con el capote a pesar de intentarlo.

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Brindó la faena de muleta al público en forma de agradecimiento por el apoyo durante toda la tarde, iniciando su labor con muletazos por bajo. El toro sin casta ni raza y sin un ápice de bravura no dejó rematar su tarde a un Curro Díaz que nunca dió nada por perdido. Lo intentó por un lado y por otro siendo imposible el lucimiento ante el enfado de un respetable que se desesperó con el juego de los toros de Álvaro Núñez.

La huída de Morante y Manzanares dejan solo a Curro Díaz que decide lidiar con los seis toros

El sevillano José Antonio Morante de la Puebla y Manzanares huyeron a la carrera a las primeras de cambio cuando hubo discrepancias con el equipo veterinario y gubernativo motivado por un par de toros de Álvaro Núñez que los equipos de ambos toreros no querían. De nuevo aparecieron en escena los caprichos de esas 'figuritas de mazapán', dejando en solitario a un Curro Díaz que tranquilamente decidió torear los seis toros sin que se le cambiará el color de cara. Con sentido de la responsabilidad asumió el reto, no queriendo dejar sin toros a su tierra, a su Linares en una fecha de tanta importancia y de enorme significado para la tauromaquia.

Justo lo contrario que sus compañeros de cartel que, cuando aparecen los problemas salen de «enajas» y dejan tirados a todos sus seguidores, aficionados en general, dándoles igual la importancia de una plaza y una feria que con todas estas cosas no consigue levantar cabeza. Menos mal que estaba Curro Díaz para solucionar la papeleta. Y de qué manera. Una tarde para la historia de Linares y para un torero que de nuevo ha vuelto a demostrar su condición de primera figura del toreo. Que tomen ejemplo esas figuritas de lo que es una figura de verdad.

El equipo gubernativo informó a ambas cuadrillas que deberían acudir para firmar el acta en el que se reflejaría su negativa, así cómo se les informaría de las consecuencias de su decisión. Poco importó, no acudieron saltándose el reglamento de manera vergonzosa.

Y que tome nota el empresario Juan Reverte para años sucesivos. No deben volver nunca más a Linares ni Morante de la Puebla, ni Manzanares. Ni ninguno que no sea capaz de respetar el toreo y una plaza y una feria como la de San Agustín de Linares. Y de paso, que se acuerde y no haya problemas para la contratación de los Curro Díaz en su condición de primera figura del toreo, Adrián de Torres y otros toreros de la tierra. Los locales siempre le han dado lustre y prestigio a la feria.

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