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Ascensión Cubillo
Jaén
Domingo, 8 de mayo 2022, 14:11
Francisco Valenzuela se detiene en la caseta de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Un libro le ha llamado la atención: 'David Padilla, la mirada de la modernidad'. «¿Es el pintor?», pregunta a la joven que atiende el expositor. «Es que a mí también ... me gusta pintar», añade este hombre natural de Pegalajar que lleva más de dos décadas en Jaén tras haber pasado antes por Cataluña. Ahora vive solo, sus hijos están fuera, y los libros son su refugio.
«Mi vicio es leer. Soy socio de la biblioteca y cada 15 días cojo un libro, no le miento. Leo muchísimo. Me gusta la historia y también la novela. Cuando termina el telediario quito la tele y me pongo a leer hasta las seis y media o siete de la tarde, sin parar. A veces me canso un poco y doy un paseo por el pasillo, pero luego sigo otro poco», detalla.
A esta misma sensación de compañía alude el pregonero de la Feria del Libro de este año, Emilio Lara, sensación que se acrecentó todavía más durante el confinamiento. En aquella etapa de encierro obligado fueron muchos quienes, al igual que Francisco Valenzuela, encontraron consuelo entre las páginas de un libro. La lectura como «bálsamo» y alivio de soledades, que diría Lara.
Por este motivo, librerías jienenses como Don Libro tuvieron que adaptarse a esta nueva situación y dar el salto definitivo a la venta on line, lo que supuso un espaldarazo al negocio en tiempos difíciles de cara sobre todo a mantener los ingresos. «Nosotros desde la pandemia hemos ido a más», explica Laura Illana, responsable de Don Libro, «nuestra experiencia en ese sentido ha sido estupenda». No obstante, la venta on line «se complementa muy bien» con la presencial porque, según Illana, hay una mayor concienciación entre los lectores para hacer acopio de libros en las pequeñas librerías.
Don Libro no es la única librería que tiene caseta en la 35ª edición de esta feria, también están las jienenses Escolar y Metrópolis, así como la almeriense Los libros de Minnie, que recala por primera vez en la capital del Santo Reino con una propuesta basada en los clásicos universales y autores autoeditados. «Joyas por descubrir», como los llama Fran Cazorla, encargado de Los libros de Minnie junto con Esther Aldeguer.
Desde la organización de la feria se ha hecho mucho hincapié en la importancia de dar visibilidad a los autores jienenses, hombres y mujeres que optan en la mayoría de ocasiones por la autoedición ante la dificultad de que las grandes editoriales les brinden una oportunidad.
Por eso Líberman, con Pedro Molino a la cabeza, llega a esta 35ª edición con el firme propósito de «defender los libros de autores jienenses». También editan nacionales e internacionales, pero, como apunta Molino, «tratamos de dar calidad a creadores que merecen la pena y que escriben cosas muy interesantes». Por su catálogo desfilan nombres como José Luis Ríos Jorquera, Francisco Martínez Calle, Jesús Hortelano, Luisje Moyano, Fran Cano, Fanny Rubio, Luisa Villar Liébana, Alfonso Fernández Malo o Piedad Santiago. La lista es extensa.
«A veces compramos los libros más promocionados por las grandes editoriales, pero tenemos que dejar un hueco para escuchar qué cuentan los autores de Jaén porque, de alguna manera, esto es también una industria cultural que da trabajo a libreros, imprentas y a la cadena de valor que aporta el libro», expone.
Pedro Molino modera hoy una mesa redonda que lleva por título 'Nuevos narradores jienenses' en la que expondrán sus experiencias Mar Horno, Desirée Amaro o Antonio Reyes, entre otros.
«En Jaén tenemos un potencial premio Nobel que es Antonio Muñoz Molina, y grandes escritores como Salvador Compán, Jesús Maeso de la Torre, Juan Eslava Galán. Hay muchos autores y tenemos que cuidarlos, pero para ello tenemos que valorar que leer es un hábito que ayuda a desarrollar a las sociedades educativa, cultural y económicamente», recuerda Molino.
Este tema lo aborda, de hecho, en los seminarios de 'Jaén, lecto-creativa' que ha impartido hasta el momento en 33 municipios de la provincia. Molino abunda además en la importancia de fomentar que haya más lectores; de no hacerlo, «tendremos disminuida la capacidad de comunicar y comprender el mundo». En esta línea, la Feria del Libro se presenta como una oportunidad para atraer a la gente y «contagiar» este hábito pues la lectura contribuye al desarrollo de las personas y los territorios.
«Jaén tiene un reto demográfico y aunque parezca muy alejado de él la lectura, esta es una parte estratégica para abordarlo. Si en cuatro años fomentamos que haya más lectores, tendremos personas con más imaginación y más creatividad. La imaginación es la base de la creatividad y esta puede ser artística, pero también tecnológica o empresarial. Tenemos que hacer un nuevo Jaén desde el mundo de la cultura y la educación», concluye.
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